03 Febrero de 2025 09:28
Las llamas devoran hectáreas de bosques, casas y sueños en la Patagonia. Los incendios en Epuyén (Chubut) y El Bolsón (Río Negro) no son un accidente: fueron provocados. Así lo confirmaron los gobernadores Ignacio Torres y Alberto Weretilneck, quienes prometieron ir "hasta las últimas consecuencias" para encontrar a los responsables. Los peritajes realizados por la Superintendencia Federal de Bomberos detectaron la presencia de sustancias acelerantes en los puntos donde se originaron los incendios. En El Bolsón, la policía halló una botella de vidrio en uno de los focos, que será peritada para determinar su relación con el fuego.
En Epuyén, el incendio comenzó en la parte trasera de la Escuela N°9 Mariano Moreno, donde también se encontraron evidencias de intervención humana. El gobernador Torres no dudó en calificar la situación como un ataque deliberado. "No nos vamos a dejar amedrentar y vamos a ir hasta las últimas consecuencias contra cada uno de estos delincuentes, hasta que terminen todos presos", aseguró en sus redes sociales. Weretilneck, por su parte, fue contundente: "Este desastre dejó una víctima fatal, arrasó miles de hectáreas y provocó un daño enorme a nuestra comunidad. No vamos a permitir que esto quede impune".
La peor noticia llegó el domingo, cuando se confirmó la muerte de Ángel Reyes, un poblador de Mallín Ahogado. Reyes, un hombre mayor con problemas auditivos, se negó a evacuar su hogar pese a los insistentes pedidos de las autoridades. Su familia lo buscó desesperadamente, pero el fuego fue implacable. "Hicimos todo mal como para permitir este espanto", lamentó una vecina, reflejando el dolor de la comunidad.
El municipio de El Bolsón expresó su pesar y reforzó el pedido a los habitantes de que acaten las recomendaciones de evacuación. Mientras las llamas avanzan sin control, los brigadistas y bomberos luchan en condiciones adversas. Las ráfagas de viento, que alcanzaron los 40 km/h, dificultan la contención del fuego y generan nuevos focos secundarios. Más de 2.700 hectáreas ya fueron consumidas en El Bolsón, y 2.600 en el Parque Nacional Lanín.
El operativo de emergencia cuenta con el apoyo de tres aviones hidrantes y dos helicópteros, pero las condiciones meteorológicas han complicado su operación. En total, más de 1.000 personas fueron evacuadas, entre ellas 23 turistas que permanecían en refugios del Área Natural Protegida Río Azul-Lago Escondido. Ante la gravedad de la situación, la Administración de Parques Nacionales prohibió el uso de fuego en los parques Nahuel Huapi, Lanín, Lago Puelo y Los Alerces.
Solo se permite cocinar en áreas habilitadas dentro de campamentos organizados por prestadores turísticos autorizados. Además, se ha restringido el acceso a las zonas afectadas para facilitar el trabajo de los equipos de emergencia y garantizar la seguridad de la población. El Comité de Emergencia continúa desplegando recursos adicionales y trabaja en la creación de cortafuegos para contener el avance del fuego.
Sin embargo, la falta de lluvias pronosticadas y las altas temperaturas incrementan la preocupación. Los incendios en la Patagonia son una catástrofe ambiental y humana. Las investigaciones apuntan a que fueron intencionales, y las autoridades prometieron castigos ejemplares. Mientras tanto, la comunidad llora a sus víctimas, el fuego sigue devorando el paisaje, y los brigadistas se juegan la vida en un combate desigual. La Patagonia arde. Y con ella, la indignación de todo el país.