La muerte del jugador de fútbol Micael Favre, que este fin de semana provocó conmoción en Entre Ríos, no fue a causa de ninguno de los dos golpes que recibió por parte de los jugadores del equipo rival, Defensores de Colón. Según las primeros informes forenses, el deceso se produjo por una dolencia cardíaca.
Favre falleció el domingo en medio del partido que disputaba su club, el San Jorge de Villa Elisa, en la provincia de Entre Ríos. Luego de una jugada, el futbolista terminó en el piso y uno de sus rivales, Gerónimo Quintana, lo golpeó con la rodilla en la cabeza. Cuando se paró a reclamarle al árbitro, Favre recibió otro golpe en la cara por parte de Fabio Larrosa.
Apenas cayó al suelo, Favre quedó desvanecido sobre el pasto y comenzó a convulsionar. Sin embargo, el informe preliminar de la autopsia realizada en la morgue policial de Oro Verde, cerca de Paraná, determinó que el jugador falleció por la dolencia cardíaca. El dato llamativo es que se supo que esa afección no era nueva.
Los jugadores rivales habían sido demorados por orden del fiscal a cargo de la causa, Juan Sebastián Blanc. Sin embargo, de confirmarse el informe preliminar de la autopsia, la situación de Larrosa y Quintana podría distenderse. De hecho, el fiscal no los había imputado y hasta el momento no se les había tomado declaración.
La médica que lo atendió en el hospital de Villa Elisa, Isabel Garay, había señalado ayer que en ningún momento le habían detectado signos vitales al paciente cuando ingresó al hospital. “Intentamos reanimarlo, pero no pudimos”, comentó en declaraciones televisivas.