En el primer semestre del año en Argentina hubo un femicidio cada 31 horas. Se registraron al menos 155 femicidios. De los cuales 106 fueron directos, es decir en manos de sus parejas.
La brutal y violenta epidemia de femicidios que sacude al mundo, y especialmente a las mujeres no cesa. En la gran mayoría de casos, los hombres tienen denuncias previas por violencia de género. Incluso en muchos casos tienen perimetrales. O se estaban por separar. Y el entorno y la policía lo sabía.
El 8 de julio del 2021 al rededor de las 23 horas una vecina de Salta llamo al 911 tras escuchar reiterados gritos desesperados de auxilio de una mujer. Lo que estaba ocurriendo allí era otro femicidio más. Julio César Calisaya asesinó a su esposa y madre de sus hijos luego de apuñalarla 30 veces atrás de una reconocida plaza de la ciudad norteña.
Los policías que estuvieron presentes en el momento, declararon que Calisaya repetía este discurso al lado del cuerpo todo lastimado de su pareja: "No te acerques porque me voy a matar. La estoy matando porque ella me fue infiel y el otro le hace la cabeza". A diferencia de muchos otros casos, el hombre pudo ser detenido y no hizo lo que tanto alardeaba.
La jueza del caso Mónica Faber lo condenó a cadena perpetua bajo el cargo de ser autor del delito de homicidio doblemente calificado por el vínculo, relación de pareja previa, y por mediar violencia de género. Debido a que faltaban conocer los fundamentos del fallo, hace siete días la titular de la Sala V del Tribunal del Juicio leyó el veredicto, en el cual estaba adjunta una carta que le escribió Faber a los hijos de la pareja.
Antes de que termine el juicio, Calisaya aprovechó para dedicarle unas palabras, particularmente a su hijo, en medio de un escandaloso llanto: “Yo quisiera pedirle disculpas de corazón a mi hijo, sé que ninguna de las palabras que yo pueda decir, ahora van a llenar el vacío que le causé a su madre, a su familia, a su abuela, sé que nada de lo que yo pueda decirle ahora van a llenar ese vacío”.
Dos de los hijos de la víctima, de ahora 20 y 18 años, son de una pareja anterior pero consideraban a Julio como su padre, ya que era quien los criaba y con quien habían vivido durante muchos años. Fruto de la relación que tuvieron ambos, nació la hija menor de la pareja que actualmente tiene 11 años.
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La carta emitida por Faber, comenzó con una presentación y terminó con un consejo desde lo más profundo de su corazón. “Mi nombre es Mónica y soy la jueza que tuvo que conocer y decidir en el juicio que se hizo en contra de Julio César Calisaya por el homicidio de su madre, Lorena Beatriz Vique”, inició el relato.
La magistrada, quien se conmovió al igual que todas las mujeres frente a un nuevo caso de violencia machista en el país, hizo una aclaración a la que accedió TN sobre porque decidió realizar esto y afirmó: “Debo decir que pocas deliberaciones en mi carrera judicial me han colocado tan rápido frente a la certeza condenatoria. El veredicto dado ha llegado como consecuencia de un camino cognoscitivo que no ha tenido ambages, desvíos ni dudas. No existió ni una sola prueba que me haga hesitar del resultado jurídico que ahora se conoce”.
La carta, a la que accedió ese mismo medio de comunicación también relató: “En mi no tan humilde opinión, las palabras son nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infringir daño y de remediarlo. Por otra parte, hizo un análisis sobre el "amor" que el femicida tenía por la víctima y reveló: "Calisaya ha amado inmaduramente a Lorena, ha creído sentir la suerte de haber tropezado con la sensación placentera de amar, pero no ha trabajado en su vínculo, no ha preservado su emoción de las fuerzas de la catástrofe generada por él".
También citó al autor de "El arte de amar", y coincidió "me permito decir, con Erich Fromm, que apenas si es necesario destacar el hecho de que la capacidad de amar como acto de dar depende del desarrollo caracterológico de la persona. Presupone el logro de una orientación predominantemente productiva, en la que la persona ha superado la dependencia, la omnipotencia narcisista, el deseo de explotar a los demás, o de acumular, y ha adquirido fe en sus propios poderes humanos y coraje para confiar en su capacidad para alcanzar el logro de sus fines. En la misma medida en que carece de tales cualidades, tiene miedo de darse y, por tanto, de amar”.
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Por último, concluyó que el agresor, violento y asesino "amo" a su pareja de la única manera que podía hacerlo. Psiquica y salvajemente. Un amor que no es amor. El amor no duele, el amor no agrede y el amor, por sobre todas las cosas, no mata. "Calisaya, entonces, amó a Lorena como pudo y, fundamentalmente, la amó como él era: egoístamente, narcisistamente, utilizándola como objeto para gratificarse y anulándola cuanto ya no pudo hacerlo", finalizó la magistrada.
Carta completa de la Jueza a los hijos de la víctima y del femicida
Salta, 24 de octubre de 2022S., E. y M.:
Mi nombre es Mónica y soy la jueza que tuvo que conocer y decidir en el juicio que se hizo en contra de Julio César Calisaya por el homicidio de su madre, Lorena Beatriz Vique.
Durante el juicio, escuché muchas personas que hablaron muy bien de su mamá, dijeron que era muy querida por todos en su trabajo, que fue una alumna dedicada en la escuela, que era una buena compañera. Dijeron que siempre pensaba en ustedes y que le hubiera gustado hacer un viaje en crucero alguna vez. Sé que tuvo muchos obstáculos en su vida pero logró grandes cosas.
Lamento profundamente lo que pasó. Posiblemente, les lleve toda la vida entenderlo y quizás, aun así, nunca lo puedan comprender del todo.
Espero que, pidiendo toda la ayuda que necesiten y cuando lo necesiten, puedan seguir adelante, recordando lo lindo del amor familiar que recibieron cuando ella estaba. Deseo que puedan darse cuenta que la gente que uno ama y que nos amó nunca se va del todo.
También les cuento que S. estuvo en representación de ustedes durante estos días y escuchó con mucha fortaleza todos los testimonios. Debe haber sido muy difícil para él, pero estoy segura que lo hizo para cuidarlos y para defender la memoria de su mamá.
Respecto de Julio, les quiero contar que lo escuché pedir perdón por lo que hizo. Dijo llorando desconsoladamente que eran de corazón, que nunca quiso hacerles daño a ustedes, a su mamá y a su abuela. Sabe que nada va a ser igual y se mostró arrepentido.
Se los cuento y se los escribo porque, como Albus Dumbledore le dijo a Harry Potter: “En mi no tan humilde opinión, las palabras son nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infringir daño y de remediarlo” .
Espero que puedan seguir adelante y, si alguna vez, necesitan o quieren perdonar, puedan permitírselo.
Les mando un abrazo.