Una semana después de que comenzaran a circular las fuertes denuncias por maltrato y hostigamiento laboral contra Antonio Laje por parte de colegas que trabajaron con el conductor, el periodista aprovechó el aire de su programa Buenos días, América para realizar un descargo en el que aseguró que no hay denuncias (judiciales) en su contra y sostuvo que su forma de trabajar no es vía el "maltrato", sino a través de la "exigencia". Después del descargo, Laje se quebró y no pudo volver al aire. Entre las repercusiones que tuvo su alegato televisivo se encuentra el análisis de Romina Manguel, quien marcó la diferencia entre exigir calidad profesional y hostigar al equipo de trabajo.
"Es muy interesante el concepto para discutir de verdad. La sutil diferencia, como si nosotras no nos diéramos cuenta entre maltrato y exigencia", analizó Manguel, en diálogo con Ernesto Tenembaum. "Él lo que dice es que es muy exigente, muy malhumorado; que quiere que las cosas salgan perfectamente bien y que cuando no salen así se pone de culo. Eso es lo que él dice", reforzó la periodista.
El descargo de Laje tras las denuncias por acoso laboral, la reunión en el canal y su llanto en vivo
Manguel profundizó su análisis, no sin antes detallar el hilo argumental de Laje en su descargo televisivo: "Según él, entendió con esto que lo que para él es un día laboral que termina pudiendo haber hecho un programa de mierd... para otra persona pudo haber sido una cosa espantosa y que la pasó muy mal. Dijo que este es un trabajo con mucha presión, de cuatro horas al aire, desde las cuatro de la mañana y que no es para todos"."Me parece tan interesante la mirada, como si nosotras o nosotros, porque hay muchos compañeros que han sufrido también maltratos: no es un tema privativo con las mujeres. Antonio entiende que la exigencia y el levantar la voz puede ser maltrato, cuando la exigencia es otra cosa. Pocas veces conocí tipos tan exigentes en la redacción como Lanata, como vos, como Zloto. Eso era claramente exigencia, eso no era maltrato", recordó y diferenció.
"¿Sabés lo que es maltrato?", enfatizó la periodista. "Si vos me incorporás a tu programa, a mí o a cualquiera. Y los tenés cuatro horas acá, sin darles aire; y les bajás el precio a su trabajo. Y dan una opinión y hacés como que no la escuchaste: eso es maltrato laboral. No solamente hay que asociar maltrato con gritar o levantar la voz", sumó.
Después de acompañar a las periodistas que hicieron la denuncia pública, Manguel volvió a insistir en la diferencia entre la exigencia y el maltrato: "Si vos tenés cuatro compañeros que van en pandemia, que preparan sus cosas, que son profesionales y no les das aire porque querés que la cámara te ponche y porque creés que lo único que importa es tu opinión y que los otros son unos pelotudos, eso es maltrato. Sólo vale tu trabajo y el mío no. En general habla solo el que está de acuerdo con vos".
"Poner que las mujeres somos vulnerables y que no nos bancamos la presión, no. Sabemos distinguir exactamente lo que es exigencia, de lo que es maltrato. Yo he laburado con tipos que fueron sumamente exigentes. No es sólo Laje, ni sólo América. Me parece que se empieza a destapar una olla que está buena y lo que te das cuenta es cómo el silencio es cómplice, porque sos 'la loca', la que se termina yendo", sumó.
Una periodista denunció a Laje por "acoso sexual": "Si no te acostás con él, te echa"
En su análisis, Manguel resaltó cuál es la principal causa de desvinculación laboral de las periodistas mujeres: la licencia psiquiátrica. "Porque es el salvoconducto que conseguís para salir de un lugar donde la estás pasando realmente muy mal. Y no es que sos sensible. La cantidad de colegas en gráfica, en radio, en tele y siempre va alrededor de los mismos. A veces, algunos parecen copados en los medios y los que parecen más chotos a veces son los mejores compañeros y se llevan lo peor"."Hay otros que se la llevan bien barata, que van a salir por la puerta grande, y que son tremendos soretes. Me parece tan injusto eso. Me encantaría hablar en particular de alguien, pero la última vez que lo dije casi me quedo sin trabajo", cerró, exponiendo también lo difícil que resulta poder denunciar este tipo de situaciones en las empresas.