Dramáticos lazos, acetatos de colores, telas de alta calidad. La protección facial en pandemia filtra también a la moda y los diseños de la sombrerera Flor Tellado son una de las muestras.
Una década atrás, mientras estudiaba diseño de indumentaria, la necesidad de tener un oficio en el que sus manos encontraran tareas tangibles la llevó a comenzar a elaborar sombreros.
"Siempre me apasioné por el dibujo y las artes plásticas, hacer mi propia ropa, las telas, todo lo que tenga que ver con manualidades, y me parecía que los sombreros eran objetos que aun no se habían desarrollado bien. Quería encontrar un objeto que nadie estuviera haciendo", le cuenta a BigBang.
Además, Cristina Fernández de Kirchner usó uno de sus tocados para la asunción del Papa Francisco.
Inspiración instantánea
"Usualmente hago todo lo contrario a lo que suelen enseñarte en la facultad: no parto de un concepto, soy mucho más de dejarme llevar por el momento", cuenta Flor sobre su proceso creativo.Fue así también, en un impulso, como diseñó su primer modelo de tapabocas al que llamó "Mortal Kombat", en honor a los que usan las ninjas Kitana y Mileena en el videojuego de ese nombre.
"Estaba en casa y simplemente tuve ganas de hacerme un protector facial para mi. Corté un pañuelo que tenía en mi placard, usé unas telas que tenía para unos sombreros, me dejé llevar e hice ese tapabocas. Lo puse en el maniquí, le hice la foto, lo subí y nunca pensé que tendría esa aceptación", relata.
La imagen del accesorio en Instagram se llevó casi 2.500 favs y el diseño enamoró hasta a la primera dama Fabiola Yáñez, que días atrás se mostró utilizando el modelo en una visita oficial a Misiones.
El éxito del tapabocas llevó a Flor a sumar nuevos diseños inspirados en la pandemia, como máscaras y visores de acetato excéntricos y llenos de color.
"Hay mucho de los años '60 y '70, de músicos como David Bowie y Marilyn Manson", describe en relación a su estética.
"Quise darle a mi público algo que las haga sentirse un poco más felices en este momento tan duro. No podremos mostrar la sonrisa pero al menos sí sacarle una sonrisa al otro".
De esta manera, la diseñadora busca apuntar a una demanda que, a su juicio, será permanente. "Esto vino a cambiar el mundo para siempre", advierte. "Nos tendremos que cuidar de estar en contacto con un montón de cosas que nos pueden poner en riesgo".
Así, para ella, la indumentaria además de decorar deberá proteger y apuntar a cumplir funciones determinadas. "Eso tiene que estar en la mentalidad de todos los diseñadores de ahora en más. Pero también que siempre haya un toque alegre, divertido y estético para que lo que usemos no se convierta en un uniforme", agrega.