Lejos de aclarar lo sucedido o de buscar alguna explicación y solución, Wenance decide mirar para el costado y lavarse las manos cuando hay miles de víctimas reclamando nada más ni nada menos que su dinero. ¿Qué es Wenance? Una fintech acusada de estafar a más de 3.000 clientes que depositaron sus ahorros en la plataforma para financiar consumos. La misma, también se dedicaba a entregar préstamos a personas con limitado acceso al crédito bancario.
Alejandro Muszak fue quien fundó la empresa en el año 1997 y hasta el momento, no había tenido ninguna problemática o al menos no se dio a conocer. La misma tuvo el alcance necesario para captar empresarios, abogados, contadores y comerciantes como clientes, teniendo como primordial la promesa de que tendrán buenas rentabilidades, pero finalmente nada de todo eso sucedió. Incluso, la estafa empezó cuando a principios del mes de julio, dejó de pagar dividendos y la bomba explotó.
Fue hace dos meses cuando los clientes empezaron a divulgar que el dinero que le habían confiado a Wenance, no estaba siendo devuelto ni lo estaban pudiendo ver. Ahora, la fintech tiene cientos de denuncias por estafas en Buenos Aires, Córdoba, Uruguay y hasta España. El escándalo no fue sólo con los clientes y la estafa, sino que además, 200 empleados y empresas asociadas fueron despedidos de la compañía sin explicación alguna y todas bajo la misma dirección: Muszak.
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Las estafas estaban asociadas también a través de otras compañías que operaban bajo distintas denominaciones como“Be Capital”, “Wine Capital”, “Italper”, entre otras tantas más. El trabajo de aquellas era captar clientes, ofrecer préstamos mediante publicidades principalmente en redes sociales y luego, estafarlas. Así le sucedió a todos aquellos que hoy se denominan como víctimas del sistema.Pero lejos de quedarse de brazos cruzados, todas las personas que fueron damnificados buscaron un asesor legal para intentar tener su dinero nuevamente en el bolsillo y para además, hacer saber que detrás de toda esa compañía, había una gran estafa. Milton Kees fue uno de los abogados que tomó las riendas y mantiene actualmente la representación de 50 de las víctimas, por las cuales ya comenzó a asesorarlos.
En primer lugar, presentó a la justicia un pedido de liquidación de dos de sus fideicomisos, Finup y Fintop, por lo cual los inversores empezaron a reunirse y contactarse entre ellos para obtener información y experiencias, para ver si así pueden lograr alguna devolución, aunque aclaró que todas la cuentas de Wenance actualmente se encuentran inhibidas o embargadas.
“Algunos inversores siguen dialogando con representantes de Wenance o con el propio Muszak. Los quieren convencer de que acepten propuestas de refinanciación en vez de litigar. La verdad es que no hay ninguna chance de refinanciación, nada de eso puede ocurrir, porque Wenance tiene todas las cuentas inhibidas o embargadas”, detalló.
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A la par, explicó por qué no hay posibilidades de una refinanciación. “Cuando un fideicomiso se vuelve insolvente, se liquida de acuerdo a las normas de las quiebras que se aplican a las sociedades comerciales, una especie de quiebra sin quiebra. La finalidad es terminar el contrato, reunir el dinero disperso y repartirlo entre los que se presenten y acrediten ser beneficiarios y acreedores”.Y continuó: “No sabemos si el negocio empezó siendo legal o ilegal, pero tenemos la casi certeza de que terminó siendo ilegal: un esquema Ponzi bajo la fachada de un fideicomiso financiero. Tenemos fuertes sospechas de que los últimos beneficios que se pagaron no provenían de los bienes fideicomitidos sino del ingreso de nuevos inversores. Yo fui autorizado por el juzgado a presenciar los allanamientos. Observé muchísimas irregularidades en los libros y en la documentación en general. En circunstancias como esta, hay dos opciones: o se intenta reflotar la operación o se pide la liquidación judicial".
En cuanto a la sociedad controlante del fideicomiso, autorizada por la Comisión Nacional de Valores, aseguró: "Nosotros entendemos que lo primero sería darle a este señor un nuevo voto de confianza, para el que no está dada ninguna condición, y también accionamos contra Promotora Fiduciaria, porque fue complaciente” y agregó: “Hay gente de España que puso plata acá porque le dijeron que era más rentable y gente de acá que puso plata en España porque le dijeron que era más seguro y no pagan nada, ni de Argentina ni de España, nadie sabe dónde está la plata”.
El abogado no es el único que se está moviendo en la causa. Los damnificados, por su parte, también llevan a cabo diferentes acciones con el fin de exponer a Muszak y la estafa que recibieron por su parte o al menos, de su agencia. Por eso mismo, el viernes al mediodía se autoconvocaron en las inmediaciones de un edificio en Vicente López en donde antes había cuatro oficinas dedicadas a Wenance.
La reunión se llevó a cabo en la esquina de Libertador y Las Hernas y a pesar de que muchos de los que dijeron presentes tienen esperanzas en recuperar su dinero, otras saben que fueron víctimas de una estafa y que probablemente ningún centavo más que destinaron a esa empresa volverán a cruzarse en sus ojos. Su pedido es totalmente conciso: quieren que vaya preso. No hay más vueltas.
Antes de que se reunieran todos, llegó una mujer cuya identidad prefirió mantenerla privada y tuvo el encuentro que tanto esperó: ingresó al edificio y se cruzó con el dueño y CEO de la empresa. Al salir, su actitud fue extraña, shockeada y las palabras eran justamente lo que no le sobraban. Pero al rato, detalló cómo fue su inesperada reunión con Muszak.
“Entré al edificio. Quería agendar una cita con sus secretarias, pero justo lo vi en el pasillo. Estaba ahí, a unos metros. Me acerqué y me recibió. 'Tratalo bien', me pidieron sus asistentes. Me dijeron eso y después él me trató mal a mí. Yo ingresé con el celular porque nadie me avisó nada, pero cuando vio que lo tenía conmigo se desesperó. Tiene miedo de que lo graben”, indicó.
De esa manera, aseguró que la actitud del hombre fue sobre todo prepotente y que en ningún momento se hizo cargo de las denuncias: “Me dijo que esto no era una estafa. Así. Es un ser inescrupuloso. Le pregunté si no le importaba que haya gente muerta del estrés por esto y me dijo que no se hacía cargo de las decisiones que toman las personas. También que no creía que nadie se suicidara por algo así”.