La noticia del cierre del bar La Giralda, ubicado sobre Corrientes al 1453 y famoso por su chocolate con churros, sorprendió y entristeció a habitués y amantes de la cultura porteña.
La Giralda atraviesa una profunda crisis.
"Hay muchas deudas y cayó el consumo", había señalado Marcelo Nodrid, su dueño, terminando así una historia iniciada en 1930. El actual propietario había tomado el control de manos de su tía Ivonne, fallecida un año atrás.
Sin embargo, posteriormente, en diálogo con Diario Popular, Nodrid señaló que pudo encontrar un comprador para La Giralda y que el local permanecerá abierto.
"La semana que viene se va a cambiar de dueño, pero vamos a seguir, el local no va a desaparecer", aseguró advirtiendo sin embargo que eso no soluciona los graves problemas económicos del comercio.
El chocolate y los churros de La Giralda le trajeron fama.
"Este mes no llego a pagar los sueldos de los mozos", señaló Nodrid agregando que sólo quedan dos personas atendiendo las mesas luego de que cuatro renunciaran.
Además, de acuerdo al propietario, las finanzas de La Giralda fueron dañadas por el aumento de las tarifas de servicios energéticos y la merma de peatones en la zona de la mano de la remodelación de ese sector de la avenida Corrientes, que complica la circulación. "Fue la gota que rebalsó el vaso", aseguró en charla con La Nación.
La situación del local se suma a la de otros espacios gastronómicos de la zona, como la bombonería Lion D'Or (que se mudó a Tucumán al 1700) y el café La Martona que cerró luego de dos décadas de actividad.