Sayfullo Saipova abandonó en 2010 su Uzbekistán natal y se radicó de modo legal en Estados Unidos. Primero se estableció en Florida, para luego instalarse en la ciudad de New Jersey. Trabajaba como conductor de Uber, se casó en 2013 y tiene seis hijos. Cómo fue el proceso de “radicalización” que su familia siguió vía Skype a más de 11 mil kilómetros de distancia.
Sayfullo Saipova permanece detenido y enfrenta cargos por terrorismo.
Saipova se convirtió en el rostro internacional del terrorismo luego de ser el único “lobo solitario” de ISIS que sobrevivió a su propio ataque. El joven de 29 años, que hace una semana atropelló a 20 personas en el lower Manhattan y asesinó a ocho (dentro de las que se encuentras las cinco víctimas argentinas), declaró ante la Justicia, no se arrepintió de lo sucedido (para leer su indignante confesión, hacé click acá) y hoy enfrenta cargos por terrorismo.
“Le lavaron el cerebro, pero no sabemos quién lo hizo. No estamos al tanto de las circunstancias. No sabemos nada. Tal vez se sumó a un grupo organizado”, advirtió Umida, hermana menor del atacante, en diálogo con la radio alternativa Europa Libre.
Trump reclama la pena de muerte para el inmigrante uzbeco.
Con Donald Trump pujando para implementar la pena de muerte para Sayfullo, Umida hizo un llamado a las autoridades estadounidenses para que le den a su hermano tiempo y pueda tener un “juicio justo”.
“Honestamente no sé cuánto tiempo tardará su cabeza en deshacerse de todo ese veneno, pero estoy segura de que va a entrar en razón, si Dios quiere”, sumó Umida, quien permanece junto a toda la familia del atacante en territorio uzbeco.
En el ataque murieron cinco rosarinos que habían viajado a celebrar el aniversario de su egreso.
A la distancia, la joven de 27 años notó que el aspecto físico de su hermano había cambiado en 2013, luego de su casamiento. “La primera vez que lo vimos con esa barba por Skype nos asustamos. Estábamos aterrados. Me puse a llorar y lo llamé para preguntarle por qué se la había dejado”, reconoció.
Pero los dos viajes de la madre del terrorista a Estados Unidos no alertaron a su familia.
“Mi mamá dice que no notó ningún signo de
radicalización
cuando lo visitó. Ella dice que se lo hubiera
traido
de nuevo a Uzbekistán de haber notado algo”, advirtió.