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La historia de Carlos Winter y un día de furia por un amplificador roto

La fábrica que lo construyó había creído que lo vencería al borrarle el número a los transistores del amplificador. Pero Carlos Winter logró repararlo de todos modos. Y luego les dijo lo que pensaba, sin ahorrarse nada.

16 Agosto de 2016 09:28
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Al cabo de un gran esfuerzo que lo obligó a usar toda su pericia como técnico electrónico, Carlos Winter probó por enésima vez el amplificador Wenstone: esta vez andaba.

Al fin. Sí señor. ¡Aguante! Una vez más lo había logrado. ¿Qué música habrá escuchado en ese momento triunfal? ¿La de "Carrozas de Fuego"? ¿La de "Rocky"? Vaya uno a saber. ¿Por qué fue tan difícil esta vez? Porque esta vez habían sido desleales. Así no, Wenstone. Así no. 

Carlos Winter

Carlos Winter: no hay amplificador que se le resista.

Carlos Winter, vamos a decirlo con claridad, estaba caliente. Re caliente. Y quiso que se supiera. Los señores de Wenstone lo iban a escuchar. ¿Qué es eso de borrarles los números a los transistores? ¿Quiénes se creen que son? Winter encendió la cámara de video de su celular y habló. Hizo catarsis. Sin pelos en la lengua. 

"Buenas noches tengan todos", arranca con amabilidad de gentleman. A medida que avanza en su discurso se va irritando. "Hace tres días que estoy queriendo reparar esta...", dice, y desde ese momento se acaba el decoro para siempre. Lo que sigue es irreproducible. Y de todos modos, ¿para qué reproducirlo por escrito si allí esta el video?

El espectador ríe en proporción inversa a lo que habrá sufrido el pobre Winter en su afán de reparar el amplificador. Y ahora que pasó todo, Winter también ríe. 

En diálogo con BigBang, el ingeniero electrónico se muestra sorprendido de la repercusión que tuvo su video, que lo muestra ofuscado, como una suerte de Tano Pasman de la electrónica. "Hasta me llamaron de Chubut para ofrecerme que les repare un amplificador, y yo estoy en Villa Ballester", cuenta, sorprendido. 

"Fue un momento de calentura...

-Fue un momento de calentura ... -dice, como si no se notara. Diplomático (ahora), alega que no tiene nada personal contra Wenstone, que son cosas que pasan.  Pese al frío que irradia su apellido, Winter, el señor Invierno, se calentó.

-Le voy a pedir que lo explique pensando en que no toda la gente entiende de amplificadores. ¿Por qué lo fastidió tanto que los transistores tuvieron borrado el número?

-Porque eso me obligaba a trabajar a ciegas. Cuando reparás un equipo, cada componente tiene un valor. Si les borran el número, no sabés qué comprar. Imaginate que las fábricas de lácteos pusieran en los supermercados sólo envases de color blanco, sin etiqueta. ¿Cómo sabés si estás comprando crema, yogur o dulce de leche?

-¿Y para qué lo hacen?

-Creo que quieren ser los únicos que lo reparen: que el cliente se vea obligado a recurrir al service oficial en lugar de permitirle ganarse unos mangos a la gente que se dedica a las reparaciones. 

-¿Y cómo logró repararlo?

-Usé componentes sobredimensionados para garantizarme que iban a funcionar. Donde pensaba que había una tensión de 80 voltios, usaba una tensión de 120.

-Su cliente debe haber quedado muy satisfecho.

-Imaginate... Con lo que yo le cobré no le alcanzaba ni para tomarse un remise hasta Wenstone.

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