17 Abril de 2018 14:10
Nacido en Nuevo México, Estados Unidos, John Corcoran se convirtió en profesor de secundaria en los años '60 y continuó ejerciendo durante 17 años. Sin embargo, durante casi toda su vida escondió un enorme secreto: no sabía leer.
John Corcoran fue profesor durante casi dos décadas sin saber leer.
En segundo grado, cuando debía aprender tal habilidad, se dio cuenta de que tomar un libro "era como abrir un diario en chino". Así, asegura en diálogo con BBC Mundo que "al mirarlo, no podía entender lo que eran esas líneas".
"Para cuando alcancé quinto grado, básicamente me di por vencido en cuanto a la lectura. Me despertaba cada mañana, me vestía, iba a la escuela como si fuera a la guerra. Detestaba el aula. Era un ambiente hostil y tenía que encontrar cómo sobrevivir", relata Corcoran.
A los siete años, Corcoran intentó aprender a leer pero no pudo.
Sin embargo, su dificultad no fue obstáculo para que se convirtiera en un adolescente popular y querido. Tenía habilidad para los deportes y las matemáticas, y gracias a su facilidad para relacionarse con sus compañeros, logró que le hicieran la tarea y lo ayudaran a hacer trampa en los exámenes.
Un largo engaño
En la universidad, mientras tanto, se unió a un grupo de alumnos que tenía copias de antiguos exámenes. "Esa fue una manera de hacer trampa. Intenté tomar clases con un compañero, alguien que me pudiera ayudar. Había profesores que daban el mismo examen año tras año. Pero también tuve que apelar a formas más creativas y desesperadas".
Así, incluso llegó a robar un archivador completo de la oficina de un profesor para hacerse con una copia de un examen y que uno de sus compañeros se lo respondiera antes del día.
A pesar de sus dificultades, Corcoran consiguió una beca deportiva
Y cuando consiguió trabajo como profesor luego de graduarse, Corcoran encontró nuevas maneras de ocultar su imposibilidad de leer. Nunca escribió en el pizarrón, y basaba sus clases en películas y extensas discusiones con sus alumnos.
"Ni siquiera podía pasar lista. Tenía que preguntarle a los estudiantes cómo pronunciaban sus apellidos para poder escucharlos. Y siempre escogía por adelantado dos o tres estudiantes, los que mejor leían y escribían, para ayudarme. Eran mis asistentes académicos. Nunca sospecharon nada, nunca sospechas de un profesor", describe.
Al recibirse, Corcoran fue empleado rápidamente como profesor.
"En mis adentros me sentía tonto y como un farsante. Yo era deshonesto. Estaba enseñándoles a mis estudiantes a buscar la verdad y yo era el más mentiroso en el salón. El alivio solo llegó cuando finalmente aprendí a leer", señala.
"Nunca es tarde"
Así, poco antes de cumplir 48 años, Corcoran se inscribió en un programa de alfabetización para adultos. Hasta ese momento, sólo su esposa conocía su secreto.
"Lloré, lloré y lloré cuando empecé a aprender a leer -sentí mucho dolor y frustración- pero llenó un gran vacío en mi alma", recuerda. "Fui exhortado a contar mi historia por mi tutora para motivar a otros y promover la alfabetización, pero le dije: 'de ninguna manera'".
Corcoran junto a su nieta Kayla.
Pero, eventualmente, tomó valor y decidió confesar lo que ocultó durante décadas. Y lo hizo a lo grande, contando su historia incluso en dos de los programas más vistos de la televisión norteamericana: los conducidos por Larry King y por Oprah Winfrey.
"Fue incómodo para la gente escuchar a un profesor que no sabía leer. Algunos dijeron que era imposible y que me estaba inventando la historia. Pero quiero que sepan que yo sé que hay esperanza, que hay una solución. Que no somos 'tontos', que podemos aprender a leer, nunca es demasiado tarde", reflexiona hoy Corcoran.