Si bien es temprano para hablar de números exactos, el impacto del freno de actividad a causa de la pandemia de coronavirus se avizora como un golpe gravísimo para la escena gastronómica nacional.
"La industria queda quebrada", expresa sin anestesia Gastón Riveira, de la parrilla La Cabrera. "Los cheques siguen entrando sin paz. Volver a remontar el barrilete será muy complicado".
Lucas Villalba, propietario de los locales Moshu y Jornal en el barrio de Saavedra, califica a la situación como "letal" y se muestra profundamente preocupado. "En nuestra lista de prioridades están los salarios de nuestros empleados porque son al menos 40 familias que dependen de nosotros", ilustra.
En ese marco, muchos locales que cerraron sus puertas o limitaron sus reservas recurrieron a métodos que intenten establecer un equilibrio. "Vamos a poner todos los cañones en incentivar el delivery mas que nunca", anuncia Carlos Araujo, dueño de Sushi Pop, Izakaya Sushi y La Causa Nikkei.
Sin embargo, así y todo admite que incluso con entregas a domicilio los restaurantes no deberían tener más esperanzas que "vender un mínimo para apuntar a pagar las cuentas esenciales, como las de los equipos y proveedores". Además, advierte que "la gente está con miedo de contagiarse de cualquier forma y además muchos ya se stockearon en casa".
"Yo creo que vamos inexorablemente a un cierre total como hay en Europa, porque todo lo que pasó allá va a pasar acá", agrega Alejo Pérez Zarlenga, de la cadena de hamburgueserías Williamsburg, quien ya advierte un descenso del 20% de sus ventas en la semana reciente.
¿Habrá medidas oficiales?
Por su parte, Santiago Olivera, socio y dueño del grupo gastronómico de Diggs y La Choppería, pronostica que muchos locales no podrán afrontar la prolongación de las medidas de distancia social y deberán cerrar sus puertas."Los costos fijos de sueldos, cargas sociales, alquileres, impuestos y servicios son muy altos y como empresa responsable no se puede dejar de cumplir con las obligaciones", remarca.
En ese sentido, varios empresarios aguardan que el gobierno nacional instrumente algún tipo de rescate. "Como para toda PYME", expresa Gustavo Palmer, propietario de Club Aráoz y cervecería La Federal, quien apunta a negociar con los proveedores "porque esto va a durar meses".
"Tanto en las fábricas productoras como en nuestros bares, ya sean franquicias o propios, el impacto puede ser devastador", agrega Marcelo Roggio, de la cervecería Peñón del Águila. "Sólo vamos a poder pasar ésta crisis con apoyo indispensable del Gobierno. Ya se están tomando medidas y estamos esperando otro paquetes de medidas para asistir a las PYMEs".