Con una calma y madurez digna de admirar, Sasha Ávila afronta esta entrevista con BigBang como si ya hubiese recorrido gran parte de su vida. Pero no, la joven tiene tan sólo 18 años, está en el último año de secundario con orientación en Ciencias Sociales y Humanidades, y acaba de atravesar por un momento tan angustiante, como desolador: sus padres, su tío y su abuela fallecieron el pasado mes a causa del coronavirus.
Angustiada, a Sacha se le ocurrió grabar un video y publicarlo en su cuenta de Facebook. Su intención no era otra que generar consciencia y buscar acallar las palabras de aquellos que afirman -sin razón- que la enfermedad que está afectando al mundo entero es tan solo un "resfriado". "Veo mucha gente que no se toma enserio la gravedad de todo esto y que cree que es un juego", sostiene.
Sasha sabe que nada en este mundo podrá devolverle aquellos consejos que le daba su papá o el abrazo de su mamá. De hecho, tan sólo ver sus objetos, como la ropa que usaban ambos o las fotos que decoran su humilde casa ubicada en Ingeniero Budge, le genera una angustia y un dolor difícil de describir. Por esta razón, busca convencer a todos aquellos que escuchen su mensaje que la mejor manera de combatir esta enfermedad es cuidándose entre todos.
El calvario de la familia Ávila comenzó durante los primeros días de septiembre. Su abuela, Flora Espinoza, de 93 años, comenzó a manifestar síntomas vinculados al COVID-19. "Mi abuela se sentía muy mal, se mareaba, tenía constante frío y gritaba de dolor. Los primeros días de septiembre, mi papá acompañó a mi abuela a la clínica Medical Center de Avellaneda y ella quedó internada", contó la joven en diálogo con este portal.
Según relató, a Flora le costaba respirar, razón por la cual los médicos le realizaron una intubación traqueal y quedó internada en terapia intensiva. Desafortunadamente, la abuela de Sasha falleció a los pocos días: el 4 de septiembre: "Una vez que fallece se le hizo un hisopado. No se lo hicieron antes. Cuando mi abuela murió, pocos días después nos dieron los resultados que afirmaban que era positivo en coronavirus".
El hermano de su papá, Carlos Ávila, de 68 años, vivía junto a su abuela. "Mi tío trabajaba en su casa, vivía con mi abuela. Era albañil y venía un tío de parte de mi mamá y un plomero a ayudarlo. Sospechamos que contrajeron la enfermedad por ahí", dijo.
Y agregó: "Mi papá iba a la casa de mi tío porque hacía unas changas, estaba pasaba un mal momento económico y necesitaba la plata, quería salir de ese momento". El segundo en caer en manos de la enfermedad pandémica fue Carlos, lo que despertó gran preocupación en la familia. "Mi tío se caía y no podía levantarse. Lo que le pasó a mi abuela y lo de él fueron los primeros indicios del COVID-19", agregó.
Preocupados, muy angustiados y con algunos síntomas, los padres de Sasha, Javier Ávila, de 64 años, y Mabel Levandosky, de 50 años, decidieron acudir a la clínica Medical Center de Avellaneda. Javier era profesor de matemáticas y se encontraba en pleno trámite de jubilación.
Mientras que Mabel pasó gran parte de su vida ejerciendo como maestra jardinera, hasta que el asma y una Fibrosis Pulmonar Idiopática que se le originó en 2017 la convirtieron en una paciente oxigeno dependiente. "Mi papá estaba en proceso de jubilación y por ese motivo estaba en conflicto con IOMA, que le sacó la obra social y no se la dejó vigente. Como mi papás no tenían obra social, no se los trató como se debía", denunció Sacha.
La mayor preocupación de la familia era Mabel, dado que sufría una enfermedad de base antes de contraer coronavirus. "Mis papas comenzaron a presentar síntomas. El sábado, un día después de que falleciera mi abuela, fuimos al médicos. Yo y ellos nos sentíamos mal. Mi papá estaba muy decaído, con fiebre y mareos. Y a mi mamá, que era asmática y tenía Fibrosis Pulmonar, le costaba respirar más de la cuenta", detalló.
Y continuó: "Mi mamá falleció el 12 de septiembre, estuvo casi dos semanas internada; y mi papá el 24 de septiembre. El coronavirus le provocó una Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y asma. Mi tío murió el 22 de septiembre. A todos les dio positivo el hisopado y quedaron internados desde ese sábado. A mis papás los vi irse al hospital y ya no volvieron".
Estamos todos destruidos; A nosotros nunca nos hicieron un hisopado"
Al mantener contacto estrecho con sus padres, tío y abuela, Sasha y sus cuatro hermanos -de 30,19, 16 y 12 años-, tuvieron que respetar un protocolo estricto y aislarse durante 14 días para evitar que la enfermedad se propague. "A nosotros nunca nos hicieron un hisopado, pero como teníamos síntomas leves y tuvimos contacto estrecho, nos hicieron aislarnos y no pudimos verlos más", remarcó, con la voz quebrada.
Al mismo tiempo, aclaró que solamente pudo presenciar el entierro de su papá a causa de los protocolos sanitarios que sólo le permiten a un puñado de personas estar presentes durante el cortejo fúnebre: "Por suerte, pude despedirme de mi papá. Tanto yo, como mis hermanos, presentamos síntomas leves, como presión, dolor de cabeza y diarrea. Pero nunca tuvimos dificultades respiratorias y nada de lo que les sucedió a mis papás".
En ese sentido, manifestó que influyeron muchos factores -sobre todo emotivos- que terminaron con la muerte de su papá. "Él estaba muy mal porque mi mamá se enfermó en 2017 de esta enfermedad respiratoria, que es muy desgastante y que la iba a llevar a la muerte tarde o temprano. Siempre le poníamos el oxígeno y eso le afectó mucho a él. Lloraba todo el tiempo e iba de mi abuela a descargarse", contó.
Pero a pesar de todo esto, para Sasha las muertes de sus padres se podrían haber evitado si IOMA no le quitaba la obra social a su papá y si los hubieran tratado, al menos, con plasma. La provincia y la Ciudad de Buenos Aires prevén el tratamiento con plasma de pacientes recuperados ante sintomatología respiratoria y otros síntomas asociados. Este procedimiento se lleva adelante principalmente en pacientes considerados de riesgo.
Por esta razón, Sasha disparó: "Considero que esto se pudo haber evitado. Hay personas que las tratan con plasma, a mi papá le dieron dos sesiones, pero poco antes de fallecer. Lo dejaron morir. Esto del plasma es para todas las personas de alto poder adquisitivo, para los Insaurralde (por el intendente de Lomas de Zamora). Además, me llegaron casos de gente que vende el plasma, no lo dona".
Esto del plasma es para todas las personas de alto poder adquisitivo, para los Insaurralde"
Pero lejos de bajar los brazos, la estudiante de 18 años decidió contar su historia a través de las redes sociales para generar conciencia y tratar de evitar que lo que le pasó a su familia no curra en ninguna otra. Al perder a su abuela, a su tío y a sus dos padres en sólo 20 días, decidió grabar un video con el que intentó generar consciencia en la sociedad. "Veo mucha gente que piensa que es un refrío y no es así", sostuvo.
Y sumó: "Puede ser que a uno, que es joven, lo supere, pero a la gente grande las destroza. Es muy egoísta lo de esta personas que van a marchas, queman barbijos y se ponen en contra de la cuarentena. Hay muchas personas que se cuidan y hay pelotudos, perdón por la expresión, que no se toman enserio nada. Son gente sin empatía, que no les importa nada más que su ombligo".
Pero el video, si bien generó el apoyo de algunos, también cosechó dolorosas críticas: "Hubo un montón de comentarios negativos, algunos los ignoro y otros los respondo. Me dicen que busco fama, que quiero dar pena y yo no busco nada. Yo no pedí nada y a mis padres no me los va a devolver nada ni nadie. No les importa si perdí a mi familia. Me dolieron los comentarios, pero hay que partir de la base de que te van a lastimar".
Sasha y sus cuatro hermanos quedaron desde hace casi dos semanas solos en su humilde casa de Lomas de Zamora. "Estamos todos destruidos y desalineados. Estamos sin ellos, vemos la ropa, los objetos de ellos y a uno le queda el recuerdo. No podemos dejar de pensar cómo hubieran estado sino fuera por este virus de mierda o el acorde accionar del Estado. La realidad es que los médicos no da abasto con todo esto", expresó. .
El más afectado, según explica Sasha, fue su hermano menor Mijail, de 12 años. La muerte de sus padres por la enfermedad despertó en él un sentimiento de culpa que genera preocupación en sus hermanas, ya que tras el fallecimiento de ellos comenzó a lamentar todas las veces que discutieron. "Dice que se quiere suicidar, estamos muy preocupado y necesitamos buscar ayuda. La vida nos dio una patada que nos va a ser muy difícil superar"; concluyó.