Sergio Moreno, un joven español que inició una campaña para encontrar a una que le había llamado la atención en el tren, abrió la polémica. Empapeló la ciudad de Murcia para dar con la joven, pero recibió la peor de las respuestas: lo denunció por acoso. La versión de los hechos de “la chica del tranvía” y su denuncia por el suplicio de las mujeres en el transporte público.
El joven la buscó, pero ella lo denunció por acoso.
“Ojalá aquella noche del bando no me hubiera subido al último vagón del tranvía en la parada de la Plaza Circular. Me acompañaban mis amigas y sólo quería llegar a casa para dormir después de las fiestas. Así que cuando se bajaron, me senté en los sitios que dejaron. Estaba agotada, sin embargo no hay descanso para las mujeres, ni siquiera en el transporte público”, fueron las palabras con las que comenzó su descargo.
La lapidaria respuesta de la "chica del tranvía".
El joven recordó el momento de una manera muy distinta. “Me sorprendí a mí mismo en el momento en el que me di cuenta de que no podía apartar mis ojos de ti”, escribió en su panfleto. Para ella, la situación fue mucho menos romántica. “Por suerte no iba sola contigo en el vagón. De ser así, me habría bajado inmediatamente: reglas de supervivencia para mujeres. No dejabas de mirarme y eso me asusta. Así que cuando te miraba, te desafiaba. Quería que vieras mi hostilidad. Que no se te ocurriera acercarte”, describió ella.
El joven dio notas en todos los medios de la ciudad.
“Sentí alivio cuando vi que ibas a bajarte. Pero no te detendrías ahí. No. Tuviste que insistir. Así que desvié la mirada mientras me hacías gestos para que me bajara contigo. ¿Estás loco? Te ignoré. Te rechacé. ¿Qué esperabas?”, se preguntó y desterró por completo la versión de Moreno.
La conoció en el tranvía de Murcia, España.
La joven no sólo denunció el mal momento que vivió en el tranvía, sino que además criticó al joven por perseguirla. “No te rindes. No lo entiendes. Ahora toda Murcia está empapelada con tu declaración 'de amor', reclamándome para ti. Pero no es más que una declaración de acoso. No te has parado a pensar ni un sgeundo en mí. ¿Cómo crees que me hace sentir leer tu entrevista en los periódicos? ¿Crees que un desconocido, que no me conoce, puede saber cómo hacerme feliz? ¿Qué clase de amor enfermo es ese?”.
“Si de verdad quieres sacarme una sonrisa, dejá de buscarme. Dejame. No insistas más”, remató.