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La mamá de Fernando y su reacción minutos después de la audiencia: "Pienso en él"

Cómo vivió las declaraciones de los padres de los rugbiers y el consuelo de la misa.

por Manuela Fernandez Mendy

17 Enero de 2023 12:52
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Ni los videos de golpiza letal, ni los de la autopsia: lo único que hizo que Silvino Báez y Graciela Sosa abandonen de forma intempestiva la sala de audiencias del juicio por el asesinato de su hijo fue la declaración de la madre de Blas Cinalli. Hoy, pese a que ya se sabía que Hugo Tomei citaría a más padres de los ocho imputados, los padres de Fernando volvieron al Tribunal y se hicieron presentes contra lo que se suponía. "Es durísimo escucharlos y ya estoy cansada, pero tengo que estar acá por él", reconoció segundos después de finalizada la audiencia en diálogo con BigBang.

 

Desde que inició el juicio, Graciela y su marido se refugian en cada cuarto intermedio en un pasillito ubicado a la derecha de la sala de audiencias. No se esconden, se refugian. Es el lugar que eligen para no cruzarse con ninguno de los testigos y en el que encuentran cierta tranquilidad. Este mediodía, cuando la presidenta del Tribunal dio por terminada la jornada en la que los padres de los imputados por el homicidio fueron los protagonistas, ella hizo lo mismo de siempre: se escapó a su rincón.

"¿Cómo está?". La pregunta no necesitaba mayor desarrollo. Y es que, además de la intempestiva y fugaz declaración de Ciro Pertossi, la mamá de Fernando soportó durante casi tres horas los testimonios de Mauro Pertossi (papá de Ciro y Luciano; tío de Lucas Pertossi y tío y ahijado de Blas Cinalli), la de Eduardo Benicelli (papá de Matías) y la de María Alejandra Guillén (mamá de Enzo Comelli). "Ya estoy muy cansada, pero Fer me necesita acá", reconoció, al tiempo que acarició el pin con la cara de su hijo.

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A diferencia de la jornada del día de ayer, en la que Silvino no toleró la victimización de la madre de Blas Cinalli y abandonó, sin siquiera mirar a su mujer, la sala; los papás de Fernando se mantuvieron estoicos durante toda la audiencia. Por momentos demostraban su enojo, cruzaban los brazos y miraban con desconcierto a los padres de los imputados. Por otros, encontraban consuelo en sus rosarios y en algún que otro comentario que les hacía Fernando Burlando, sentado a centímetros de ellos.

 

"¿Viste la cantidad de comida y útiles que están donando?", destacó de inmediato, aferrada al pin con la cara de su único hijo. "Los compañeros del colegio de Fer también están organizando y consiguieron un montón de cosas. Como en la otra colecta, que conseguimos mil kilos de azúcar", recordó con orgullo. "Sé que es lo que hubiera hecho él, porque era ante todo solidario. Me quedo con eso".

 

Al abandonar los Tribunales, los padres de Fernando recibieron como cada día el cariño de la gente de Dolores que se acerca para acompañarlos. Los medios, apostados cerca del corralito azul de la Policía, transmitían las declaraciones de Burlando casi en cadena nacional. "¿Vas a querer hablar?", le preguntó Silvino, mientras saludaban a la gente. Ella dudó. "Podés recordar la convocatoria de mañana", le recordó. "Tenés razón, vamos", le dijo.

"Le digo a la sociedad que Fernando es la víctima, que le rompieron la cabeza. Se anotó para donar sus órganos antes de terminar la secundaria, pero por la patada y los golpes que le dieron a Fernando no pudo ni donar sus órganos", advirtió Graciela, exponiendo así la estrategia que desplegó Tomei y con la que busca posicionar a los padres de los imputados como víctimas económicas y sociales del asesinato.

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Faltan horas para el tercer aniversario del crimen y, a diferencia de los años anteriores, este 2023 los encontrará en la ciudad de Dolores; a la espera de los alegatos finales y con el veredicto a la vuelta de la esquina. "El encuentro será en el anfiteatro de la ciudad de Dolores a las 19. Los invitamos a colaborar ese mismo día con una colecta solidaria acercando un alimento no perecedero o útiles escolares que serán destinadas a distintas entidades", anunció la propia Graciela hace sólo una semana.

 

Después de la improvisada conferencia de prensa en la puerta del Tribunal, los padres de Fernando caminaron algunas cuadras escoltados por Burlando. "Si no es perpetua, no es justicia", se escuchaba a los vecinos corear. Luego, cuando la multitud se disipó, Graciela y Silvino partieron rumbo al departamento en el que se hospedan en Dolores para recibir a parte de su familia que viajó especialmente de Paraguay. Minutos antes habían rechazado la oferta de más de un vecino de almorzar o tomar un café.

"Gracias, pero tenemos que ir a recibir a los que viajaron. Viene la familia desde allá para estar con nosotros y queremos descansar un poco también", se excusaron con la educación que los representa. Saben también que mañana enfrentarán la última audiencia del juicio, en la que declararán los dos peritos médicos de Tomei que, tal y como anticipó este medio, objetarán los resultados de la autopsia y deslizarán la hipótesis de que la víctima tenía 0,7 de alcohol en sangre y que ese fue el causal de su muerte.

Desde la defensa se mostraron ya están preparados. "Son los mismos peritos que firmaron que Fernando pudo haber muerto por un mal RCP", recordó Fabián Améndola a este diario, al tiempo que ponderó: "¿Se dieron cuenta de que la mayoría de los padres que declararon hoy no vinieron a decir que sus hijos eran inocentes?". En realidad sí hubo uno. Mauro Pertossi, el padre de Ciro y Luciano (el tío de Blas Cinalli y de Lucas Pertossi, y padre de Emilia Pertossi, abogada y asistente de Tomei). En su declaración aseguró: "Mis hijos no son asesinos. Son chicos, adolescentes. Vagos como les decimos en el barrio, pero no puedo creer lo que está pasando".

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