Hace exactamente 20 días, David Ramallo, mecánico de la línea 60, tuvo una muerte horrible cuando intentaba hacer su trabajo: el autoelevador cedió y un colectivo se le vino encima. David tenía 35 años y su muerte pudo haberse evitado: los trabajadores de la línea habían denunciado antes que los autoelevadores con los cuales la empresa Monsa Dota había equipado su flamante planta de Barracas no estaban en condiciones de sostener a los colectivos.
David Ramallo, en el video donde muestra los autoelevadores-
"Es muy sencillo: los autoelevadores tienen una inscripción que dice "TARA 15000 KILOS" y los colectivos tienen otra que indica que pesan 15000 kilos.Si vos llenás el tanque, ya estás 200 kilos arriba de la tara", dice Carlos Ramallo, hermano de David. BigBang presenta hoy una prueba, tan categórica como dolorosa, de que el peligro había sido advertido. Se trata de un video filmado por el propio David donde él mismo muestra que la misma plataforma que lo terminó aplastando se había trabado en una ocasión anterior por el peso de un colectivo. Con este documento queda clarísimo el riesgo que corrían los mecánicos ante semejantes condiciones de trabajo.
La historia del video
El video no fue filmado originariamente con la intención de hacer ninguna denuncia. Por el contrario, incluso tenía un cierto tono festivo: lo que hace David es dar cuenta de su nuevo lugar de trabajo, mostrar las instalaciones de la planta. Hacia el segundo minuto de la filmación, sin embargo: David dice, mirando a cámara: "Este coche se quedó trabado. No baja la plataforma". Y fue esa misma plataforma la que lo aplastaría, según lo muestra otro video, que conmovió al país, en el cual sus compañeros desesperados tratan de sacarlo de allí.
"Esto no es un accidente: es un crimen", dijo Néstor Marcolín, uno de los delegados gremiales de la línea, que entonces inició un paro que duró varios días, en diálogo con Big Bang. Marcolín también había denunciado que la empresa había falsificado la firma de los delegados en los llamados "preventivos de Riesgo", papeles presentados ante la Superintendencia de Riesgo del Trabajo, donde se debía dar cuenta de los riesgos existentes en las instalaciones.
"No es un accidente: es un crimen
La aparición de este video revelador deja bien clara la magnitud del peligro que corrían los trabajadores y lleva a desechar la teoría del "error humano" con que la empresa intentó defenderse.