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La odisea de un periodista que viajó en el Buquebús con el pasajero infectado: "Hicieron todo lo posible para que nos contagiemos"

Daniel Alvarenga estuvo en la embarcación donde venía el joven con Covid-19. Habla desde su cuarentena. 

por Daniel Riera

20 Marzo de 2020 13:47
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El periodista Daniel Alvarenga fue, junto a su pareja, uno de los pasajeros del Buquebús que viajó ayer desde Colonia hasta Buenos Aires con un pasajero afectado por coronavirus que, para colmo, venía con cuatro amigos con los que había compartido el viaje desde Europa. En dialogo con BigBang, Alvarenga describió la odisea que le tocó vivir ayer desde que llegó a Buenos Aires y la que vive hoy sin que nadie lo atienda en el hotel donde está alojado, en cuarentena.   

-Pregunta obvia, ¿cómo estás?

-Estoy reestableciéndome del maltrato de ayer , del operativo que fue una locura, y estoy empezando a padecer el maltrato de hoy. La única comunicación que hemos tenido con alguien fue hoy a las 9 de la mañana, un empleado del hotel que nos llamó para pedirnos que no salgamos de la habitación, a lo cual le respondí “Sí,claro”. Nosotros tenemos claro lo que nos está tocando. No sé si quienes están a cargo de nosotros lo están. A esta altura del partido espero tanto un café como un médico. Llamo por teléfono a recepción, que deben estar desbordados. No me contestan el teléfono y no me atiende nadie. Creo que eso responde a tu pregunta.

-¿En qué hotel estás?

-Un grupo de pasajeros estamos en el Panamericano, creo que nos dividieron entre el Panamericano y el Presidente, pero se rumoreaba, no sé si es cierto, que algunos no lograron entrar ni en uno ni en el otro.

-Vamos desde el principio: ¿en qué momento te enterás de que había un pasajero infectado en el buque?

-Nosotros hicimos el tramo Montevideo-Colonia en micro. Se había hablado de que había un protocolo, que los colectivos no iban a venir completos sino una persona cada dos asientos. Eso no sucedió, el micro estaba completo. Llegamos a Colonia y allí nos preguntaban si habíamos estado en algún otro país o sólo en Uruguay, hacía 12 días que estábamos ahí, nos hicieron firmar un papel, y a pesar de eso, cuando lo habíamos firmado te preguntaban: “¿Estuvo en algún otro país?” No. Subimos y fue un viaje normal dentro de lo que es viajar en esta época: barbijos, cuidados, no tanta confraternidad, todos muy guardaditos... Después voy a retroceder un poquito acá, pero llegamos a Buenos Aires y hay todo un operativo esperándonos, que nosotros pensamos: sí, claro, corresponde, es el protocolo, van a tomar la temperatura, nos informarán... Nosotros habíamos decidido que nos íbamos a guardar dos semanas, sin saber todo esto... Entraron muchas personas vestidas de blanco, con barbijos, gorras, antiparras y guantes, y no nos enteramos qué había pasado pero empezó a circular el rumor de que había un paciente que parece que tiene fiebre, y pensamos, Bueno, empezarán con este, y después seguirán con todos nosotros. Esto fue eterno. Dos o tres horas de nada, ninguna comunicación de nada, de nada, empezaron los rumores de cuarentena en Buquebús, por la prensa, cuando estábamos en fila para bajar, pero no había ninguna comunicación, ninguna información oficial, ninguna, y empezábamos a pedirla. Más tarde, el capitán, en una de las dos comunicaciones que tuvo con nosotros, nos pide que nos sentemos (ya habían pasado dos o tres horas) porque sabían dónde había viajado este pibe. Y antes nos hicieron firmar otra declaración jurada donde aseguraban que no habíamos estado en otro país. A la gente que viajaba con este pibe le hicieron firmar otra declaración jurada y les toman la temperatura a ellos y la van anotando.Entonces uno pensaba: pobre gente, se comieron un garrón... Obviamente tendrán alguna consideración con ellos... Pasaba el tiempo y no venía nadie. Se fueron del Buquebús y nos dejaron dos horas más, hasta que nos empezaron a dar de comer los sanguchitos esos que vienen en envase de plástico en el bar. ¿Qué había que hacer para recibirlos? Amontonarte en el bar. Nadie dijo: che, estamos en una emergencia, quédense sentados, les repartimos agua y comida. No, no,no: yo no lo podía creer.

-Todos amontonados, arriesgándose por un sanguchito...

-Pasó más tiempo: crisis, gritos, escena, dos personas se quisieron ir igual y los agarraron. No lo puedo confirmar, pero tenemos entendido que la gente de Colonia les avisó que este pibe se había escapado y estaba en el buque. Yo no lo puedo confirmar, pero si esto es cierto... ¿por qué Buquebús , por ejemplo, en la mitad del viaje nos invitó a pasear al Free Shop? Imaginate que de las 400 personas se pararon por lo menos 80...

-Y aunque no fuera cierto, aunque no supieran que había un pasajero con síntomas, qué delirio abrir el Free Shop, ¿verdad?

Por supuesto, sí. Estamos en medio de una emergencia. Y el bar siguió abierto, y la circulación dentro del Buquebús fue la misma de siempre: para ir al baño, la invitación a ver el atardecer en la cubierta... Si ellos ya sabían qué iba a pasar, cómo es que no ... ¡Estamos en una emergencia! Todo lo que me pidieron lo hice durante diez horas. Es incomprensible que ni siquiera hayan pensado “No, el free shop no da” Sumale que entre toda la gente estaban todo el tiempo con nosotros los cuatro pibes que venían desde Europa con el que le dio positivo. Y cuando ya se lo habían llevado, estos pibes estuvieron con nosotros ocho o nueve horas más, y se generó una hostilidad con ellos. Había gente que les hablaba de muy mala manera y yo decía “Paren, paren”, porque temía que terminaran linchándolos. Los pasajeros no sabíamos si estos chicos tenían el virus o no, pero sí sabíamos que estuvieron en contacto directo con este pibe desde que salieron de Europa. Y al final los sacaron más por temor a que los lincharan que por una cuestión médica. Bueno, todo esto fueron unas 10 horas durante las cuales estuvimos parados en distintos lugares porque no sabían qué hacer con nosotros.

-No tenian ni idea que hacer e improvisban a lo loco...

-Exacto, no sabían qué hacer y todas las recomendaciones que nos dicen que tenemos que tener en cuenta nos las hicieron violar. Vengan todos para acá, íbamos 120 en manada para allá, pensando que algo iba a pasar... Nos sacaron finalmente porque la cosa se empezó a poner densa. Recién a las 6 de la mañana empezamos a salir del Buquebús. Había dos vans de 20 personas para sacar a 400. A esa hora de la madrugada y con el país en cuarentena el viaje a nuestros hoteles no puede tardar más de 10 minutos, pero cada vez que las combis se iban tardaban una hora en volver. Mientras tanto nos iban amuchando, parecía que estaban haciendo todo lo posible para que nos contagiemos, porque hacían todo lo que no se debe hacer. Si querías tomar agua te obligaban a compartir el vaso, era todo lo contrario a lo establecido. Cuando finalmente nos pudimos subir al Minibús y llegamos al hotel nos esperaba una vianda en la habitación asignada. Había un pedazo de carne, fría, con zapallo, bajé para pedir que me la calentaran, me dijeron que no, no hice drama, volví, subí a mi habitación, somos dos, nos duchamos, y así hasta las 9 de la mañana, que un empleado del hotel nos pidió que no bajáramos. Eso fue a las 9, son las 13, y yo estoy esperando todavía tanto una taza de café como un médico, a esta altura te digo que me urge más una taza de café.

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