08 Enero de 2019 15:27
"Ésta es la librería más bella del mundo", anuncia sin vueltas National Geographic en su sitio web sobre El Ateneo Grand Splendid, sobre Av. Santa Fe 1860 en Recoleta.
El Ateneo Grand Splendid, elegido como la librería más linda del mundo.
El artículo que la eleva a tal lugar, escrito por Brian Clark Howard, la llama "un sereno templo de libros", y alaba su suave iluminación y su arquitectura de principios del siglo XX.
El edificio originalmente fue el hogar del teatro Grand Splendid, construido entre 1917 y 1919 por orden del austríaco Mordechai David Glücksman -más conocido por su apodo, Max- quien quiso erigir un nuevo coliseo en el lugar donde solía ubicarse el Teatro Nacional Norte.
Sobre planos diseñados por Rafael Peró y Manuel Torres Armengol -dupla que también concibió el edificio de la Jefatura de Policía de Rosario- la edificación se encargó al estudio de arquitectura Pizoney-Falcope.
El estilo predominante de la fachada es el art nouveau, mientras que en el interior se vuelca al neoclásico renacentista. Cuatro hileras de palcos y una platea con capacidad para 500 personas ubicaban al público.
El edificio conserva el telón original del teatro.
La cúpula fue decorada por el pintor italiano Nazareno Orlandi, quien se inspiró en el reciente final de la Primera Guerra Mundial para ilustrarla con alegorías vinculadas a la paz. Las esculturas estuvieron a cargo del también italiano Troiano Troiani.
Cuna de grandes del tango
El escenario del Grand Splendid se convirtió en uno de los más renombrados del tango porteño, albergando actuaciones de, entre otros, Carlos Gardel, Ignacio Corsini y Roberto Firpo, que escribió una canción en su honor.
El frente del edificio, con esculturas de Troiano Troiani.
En sus instalaciones, Glückman también hizo funcionar los estudios del sello Nacional Odeón, donde el "Zorzal Criollo" registro sus primeras grabaciones. Actualmente, el edificio aún conserva (aunque fuera del acceso al público) la habitación donde Gardel grababa.
El escenario del Grand Splendid albergó actuaciones de Gardel, Firpo y Corsini.
Se dice que en el marco de esas sesiones el austríaco le enseñó al ícono tanguero una técnica para aumentar la potencia de su canto: colocarse detrás de una silla y tomar el respaldo con ambas manos para expandir su capacidad torácica.
En mayo de 1923, el teatro fue escenario de otro hecho histórico: el comienzo de las transmisiones de Radio Splendid, que funcionó en la planta baja hasta 1930.
El coliseo mutó en cine a fines de la década del '20 y albergó la primera función de cine sonoro del país en 1929 con la proyección de La Divina Dama. Con la llegada del siglo XXI, cayó en el abandono.
Rescatado por el grupo Ilhsa, el Grand Splendid fue remodelado para uso de la cadena Yenny-El Ateneo por el estudio del arquitecto Fernando Manzone respetando detalles originales como el telón, la cúpula, los balcones y la ornamentación.
