20 Octubre de 2016 08:24
Shhh, dicen que dice la soda.Pese al paso del tiempo y la disminución del consumo, todavía sigue existiendo una demanda razonable. Una nueva generación de soderos procura recuperar el terreno perdido.
“Hace 20 años, la bebida más consumida por los argentinos era el mate. Detrás, en seguida, venía la soda. Así, y por muchas décadas, la soda fue la bebida más vendida del país”, explica Daniel Fernández, presidente de la Cámara Argentina de Aguas Gaseosas y Minerales, y dueño a su vez de La Estradense, una de las más importantes fábricas de soda de la ciudad de Buenos Aires, con ya más de 60 años de historia.
Los soderos, la visita inedulible para los fans del agua con burbujas.
Su testimonio es parte de un relevamiento realizado por Cinzano, otra bebida que es aliada a la soda y pertenece al grupo de los vermut. Tantos éstos como los aperitivos son tendencia a la hora de tomar un cocktail.
“La Estradense la compró mi papá, en el año 1956. Ya tenía ese nombre registrado. Hoy la continúo yo, y también está mi hijo trabajando acá”, cuenta Fernández, con orgullo.
El reparto de soda, en el año 2000 comenzó a sufrir una larga crisis, pero sobrevivió gracias a la incorporación de los bidones de agua. Hoy no sólo se mantiene estable, sino en algunos casos con un nueva generación detrás de las fábricas, con ganas de recuperar su esplendor.
SIFÓN EN EL BAR
El sifón es el mejor mezclador y hoy un aliado de los bartenders. Existen distintos proyectos e iniciativas para diseñar un sifón para coctelería, de manera exclusiva. En consonancia con el resurgir del aperitivo y de los vermouths, no hay bartender que no tenga un sifón entre sus herramientas más apreciadas.
En la coctelería mundial, el sifón de soda es un ingrediente mezclador ideal, en especial en familias de cócteles como los Collins, por ejemplo. No puede faltar el conocido como "el susto” (chorro de soda) en los tragos más clásicos.
Los sifones son artículos también de decoración.
Como parte de la modernización en unas algunas empresas, entre ellas "El Jumillano", que desarrollaron sistemas de compra on-line, se puede crear un perfil del consumidor del agua con burbujas. Desde la entrega de sifones hasta el pago por sistemas por medio de Pagomiscuentas.
Si se recurre a la historia de la soda y sus repartos, se puede mencionar a las chatas conducidas por caballos, que caminaban las calles de todo el país hasta la década de 1970. Por esos años, el reparto iba mucho más allá de la soda. La leche era el ejemplo más clásico: sin heladeras en las casas, se repartía todos los días, incluso los domingos.
HISTORIA
El sifón, propiamente dicho, primero se importaba de Europa. A principios de siglo XX, comenzó a producirse masivamente en la Argentina. Todavía se ven en las casas de antigüedades los viejos sifones con cabezal de plomo, que se prohibió en 1975 y fue reemplazado por el de plástico.
Carro de soda antiguo.
Por otro lado, hablar del sodero es pensar en la Argentina del siglo XIX recibiendo a los inmigrantes, e imaginarse en 1860, cuando se fundó en Buenos Aires la que fue la primera fábrica de soda del país. Lo cierto es que de las más de 130 fábricas que supo haber en los 90 en la ciudad porteña, hoy no debe hacer más de 20.
NÚMEROS BURBUJEANTES
Se vendían más de 100 litros per cápita en la década de los 90, y hoy se venden 40 litros, pero con un consumo estable.
La caída del reparto de sifones a domicilio se explica por varias causas: entre ellas, la baja del consumo del vino común (que se rebajaba con soda), la incorporación de la mujer al mercado laboral (que significó casas vacías durante todo el día) y el crecimiento exponencial de las gaseosas primero y de las aguas saborizadas luego.
Se calcula que en el país hay unas 4000 soderías, algunas grandes, que distribuyen a cientos de miles de hogares por semana, y otras casi unipersonales, con un dueño que llena los sifones y los distribuye él mismo en unas pocas manzanas a la redonda.
El sifón de soda nació en Europa, pero en ningún otro país por fuera de Argentina su uso y su reparto a domicilio se extendieron tanto, en masividad y en tiempo, como en nuestro país.
La soda en sifón es el único reparto puerta a puerta masivo que subsiste en la Argentina. Para su prroducción se utiliza el agua disponible en la zona donde se elabora (sea agua corriente, agua de manantial o mineral). En todos los casos, se trata para que cumpla con los requerimientos del Código Alimentario Nacional y en muchos casos con normas aún más estrictas, como las que exige Ivess.
Por características propias del sifón (que mantienen la efervescencia por mucho más tiempo que la botella abierta) y también por apego a la tradición vintage, los sifones hoy son comunes de ver en las mejores barras de coctelería del país, para “asustar” un Collins, un Julep o un Old Fashioned.