Para muchos, la urticaria es una experiencia molesta pero pasajera. Pero para otros pacientes puede volverse un padecimiento intolerable que los lleva a consultar al servicio de emergencia en búsqueda de alivio y, en casos graves, puede llevar a limitar la elección de vestimenta, las actividades sociales y la vida sexual.
Esta enfermedad de la piel se caracteriza por erupciones sobreelevadas de tamaño variable, de color más claro en el centro y enrojeciendo hacia los bordes. La comezón puede variar desde formas leves a prurito insoportable, y en algunos casos ardor o quemazón. Es aguda cuando las ronchas duran menos de seis semanas y crónica si síntomas persisten más allá de ese tiempo, llegando a veces a durar meses e incluso años.
Posibles causas
"Por la intensa picazón y por su aspecto, que obliga al rascado permanente, se genera la falsa creencia de una enfermedad contagiosa. Entonces se limitan las relaciones interpersonales, el tipo de vestimenta y el rendimiento escolar o laboral", explica Mónica De Gennaro, especialista en Alergia e Inmunología y subdirectora médica de la Fundación CIDEA.
"Muchas personas con urticaria crónica suelen cancelar sus actividades sociales, incluso evitan ponerse traje de baño. Su vida sexual se ve severamente comprometida en casos crónicos y severos, ya que se ve afectada su apariencia física dañando así su autoestima", agrega.
En niños y en casos agudos, las urticarias son usualmente desencadenadas por infecciones virales, aunque también pueden ser causadas por la ingestión de ciertos alimentos, picaduras de insectos, y reacciones medicamentosas o inmunológicas.
En adultos, mientras tanto, el factor del uso de medicamentos aparece como el más frecuente, usualmente antiinflamatorios pero también antibióticos y antihipertensivos. Paralelamente, las parasitosis, los trastornos de la glándula tiroides, y algunas enfermedades sistémicas autoinmunes o malignas pueden presentar urticaria como un síntoma asociado. Algunos factores físicos como el sol, el agua, el calor, el frío, la presión o fricción, o las vibraciones también pueden inducir su aparición.
Tratamiento
Para calmar los síntomas, la primera línea de tratamiento son los anti-histamínicos y, por supuesto, la supresión del factor causante en el caso de que la urticaria sea aguda. En ocasiones, es necesario recurrir a una indicación de corticoides por un breve período de tiempo.
La urticaria crónica, mientras tanto, no tiene cura y todos los tratamientos están orientados a controlar los síntomas, que en un gran número de casos remiten espontáneamente antes de los cinco años.
"En los casos de urticaria crónica, las dietas de evitación no tienen ningún sentido, puesto que la causa de la enfermedad no es por alergia alimentaria y dichos alimentos no influyen en la aparición de los síntomas", advierte De Gennaro. "Y en casos más severos y crónicos se requiere el uso de medicación de tipo inmunosupresora o tratamientos biológicos que se administran en forma inyectable una vez al mes y siempre bajo supervisión médica".