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La vida después del coronavirus: hablan Walter y Willy, dos sobrevivientes

La enfermedad, desde adentro. 

por Agusti­n Gulman

03 Julio de 2020 12:50
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Walter y Willy la pasaron muy mal pero zafaron. A pedido de BigBang, relatan su experiencia. Dos testimonios más útiles que estadísticas y gráficos para saber "desde adentro" de qué se trata el Covid-19.

WALTER, EL CHOFER QUE PERDIÓ 40 KILOS EN UN MES

Mi nombre es Walter Taboada, tengo 52 años, soy chofer de Flecha Bus. Hago servicios de larga distancia, desde Retiro a Camboriú. Es un servicio que se hace todos los días. En uno de esos viajes, el 17 de marzo, regresé con coronavirus. Caí mal, caí casi un mes internado. El 28 de marzo me internaron y el 24 de abril salí. Cuando salí, salí mal.

-¿Qué querés decir con que saliste "mal"?

-Y, yo perdí 40 kilos, masa muscular también perdí. Me veía los pies delgaditos... Yo soy grandote, mido 1 metro 92. Pesaba 118 kilos y salí con 70 y pico. Me miraba los brazos y no podía creer que era yo. Los brazos llenos de agujas, las piernas llenas de agujas. No me entraba en la cabeza que ese era mi cuerpo. Hoy por hoy no camino bien porque me agito. Me agito al hablar, también. Quedé con problemas pulmonares y no camino como una persona normal. Camino poco para no agitarme, y aún así me agito. Vos tenés que ir calculando si querés llegar a algún lugar. Caminar 100 metros ahora, para mí, es muchísimo.Antes trabajaba, y además tocaba la batería en un grupo de cumbia, El duende Quinteto, que después le pusimos El duende y la aplanadora. Veníamos bien hasta que me agarró esto y te lo juro que no puedo tocar por los dolores. Habíamos grabado un ,CD y estábamos contentos porque habíamos arrancado bien, tocamos en Tucumán, en Santiago. Pero el coronavirus me arruinó. El grupo va a seguir y yo lo voy a seguir apoyando, pero ahora no puedo tocar. Mi idea era jubilarme de los colectivos y dedicarme a la música, era súper activo. También soy matricero, trabajaba haciendo matrices. Y bueno, ahora mismo estoy hablando y me agito, me canso.

-¿Recuperaste algo del peso que perdiste?

-Gracias a Dios, sí. Subí porque en verdad cuando me desperté del coma me miraba los brazos, me miraba las piernas y no podía creer que era yo. ¿Sabés cómo te impacta eso?

-¿Cómo te diste cuenta de que tenías coronavirus?

-Empecé con dolores de articulaciones, dolores musculares. Comí y no le sentí el gusto a la comida, se me fue el apetito. Me acosté y empecé con tos. A la madrugada mi mujer me dijo Walter, llamé a la ambulancia, ya está en la puerta, te vienen a buscar. Y así fue. Los hombres de la ambulancia vinieron con todo el protocolo, parecían esos que van a la luna. Los de la ambulancia echaron a los vecinos, porque se acercaban a chusmear. De ahí me llevaron al Sanatorio Anchorena, calculo que habré estado ocho horas y caí en coma. Después no me acuerdo más nada, o por ahí me acuerdo de alguna cosa vagamente. Es como que la mente lo perdió todo. Yo no tomaba conciencia de lo que había pasado. 

-¿Sabés cómo te contagiaste?

-En Brasil ya estaba instalado el coronavirus. Lo que pasa es que lo disfrazaban, decían que era gripe aviar. Cuando llegué acá me dijeron los delegados que hiciera una cuarentena estricta, nos dijeron "Muchachos, ustedes saben de dónde vienen, si contagian a un ser querido lo van a lamentar". Así que hice la cuarentena en mi casa y hablaba con los vecinos desde arriba. Y los vecinos me decían ¿no será algo psicológico? Hoy me dan la razón. No era psicológico. Cuando caí, cuando me llevaron, estaban todos los vecinos alentándome.Y antes también, cuando estaba en cuarentena, hacían las compras, traían comida... Soy muy agradecido.

-¿Dónde vivís?

-En el Barrio 6 de enero, de Berazategui, Es un barrio chiquito, aislado de todo. Acá es campo. Te digo: yo antes al médico no iba ni de casualidad. Me sentia mal y me tomaba un té. Ahora, cuando hablé con el médico, tomé conciencia de lo que me pasó. Al que me atendió, el doctor Taborda, le preguntaba "¿Tan mal estuve?" Me dijo "Walter, estuviste 18 días muerto. Para nosotros es un logro haberte sacado". Ahora casi no salgo, porque me cuesta caminar y porque tengo miedo. Me acobardó esto, porque la pasé mal.

 

WILLY, EL ENFERMERO QUE ESTUVO 25 DÍAS INTERNADO

“Se trabaja con un gran stress, es un trabajo que agota física y psíquicamente”. Hernán "Willy" Garberoglio tiene 45 años, es enfermero hace 25 y desde 2015 trabaja en el sistema de emergencias médicas de la provincia de Buenos Aires. Hasta fines de mayo estuvo en el frente de batalla, realizó traslados a decenas de pacientes con coronavirus y a otros tantos con posible diagnóstico de COVID-19 que debían ser hisopados. Una tarde llegó a su casa descompuesto y con dolor de garganta. Tenía casi 38 grados de temperatura, por lo que activó el protocolo y dio aviso a sus compañeros: unos días más tarde, comenzaría una auténtica batalla que lo tuvo 25 días internado y 36 en aislamiento.

Garberoglio se contagió de coronavirus a fines de mayo, mientras trabajaba. Aún no sabe cómo fue, aunque asume que su tarea era de alto riesgo: desde marzo, cuando el brote llegó a la Argentina, estuvo a cargo de decenas de traslados de pacientes con diagnóstico positivo y otros tantos que eran casos sospechosos, muchos de ellos con todos los síntomas compatibles con la enfermedad.

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“En este laburo se trabaja con mucho stress, uno piensa en los compañeros, los conocidos, los pacientes, la familia. Agota física y psíquicamente”, cuenta a BigBang el enfermero, que además de trabajar en el SAME de la Provincia, se desempeña en una empresa privada de asistencia médica de emergencia. Una tarde a fines de mayo llegó a su casa después de una extensa jornada laboral y comenzó a sentir una molestia en la garganta y una fuerte descompostura. “Me tomé la temperatura y tenía 37,7. Lo primero que hice fue dar aviso a mis compañeros. A los 15 minutos me tomé de nuevo y tenía 38, con lo cual llamé a emergencias y se activó el protocolo”, relata.

Ese mismo día le hicieron el hisopado y tres días más tarde, el 26 de mayo, recibió el resultado positivo. “Yo ya me lo imaginaba, pero cuando te lo confirman es como recibir un mazazo en la cara, te hacés mil preguntas, te imaginás toda una película. Empezás a pensar a quién viste, con quién tuviste contacto. Y después caes en todo lo que te puede pasar”, recuerda. “A mí me daba miedo que algún conocido o familiar se contagie y termine muy mal”, comenta ante BigBang.

Garberoglio pidió ser aislado en un hotel, ya que si bien vive solo, tenía temor de contagiar a algún vecino. A los pocos días los síntomas se agravaron y su malestar se hizo cada vez más fuerte. “Le describí a la médica lo que sentía y cuando me hicieron una tomografía descubrieron que tenía una neumonía bilateral, una de las más complejas. Me dolía la espalda, no sabía si era la angustia, los nervios o la ansiedad”, cuenta el enfermero.

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“Llegué a tener oxígeno con bigotera, la medicación dio buen resultado, por suerte no llegué a necesitar un respirador”, agrega Garberoglio ante BigBang. En total estuvo internado 25 días y luego, antes de regresar a la casa, volvió a quedarse aislado en un hotel. “Es muy importante el apoyo familiar. Cuando salí de la internación fue muy impactante enterarme de tantos compañeros que habían caído”, indica. Ahora, el enfermero espera a recuperarse del todo para poder volver a trabajar: “Hoy camino y me agito, tengo que recuperar la parte pulmonar, porque la infección fue muy agresiva”.

 

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