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La viuda de uno de los muertos en Olavarría, furiosa con el Indio: "Nos toma el pelo"

La esposa de Javier León, quien falleció asfixiado en el recital de Olavarría, reclama que Solari tome la responsabilidad que le corresponde en el hecho.

11 Marzo de 2018 13:15
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María José Suárez está furiosa. Se enteró de los rumores acerca del posible retiro del Indio Solari lanzados días atrás y también vio la foto que el cantante se sacó con el ex futbolista Juan Román Riquelme. "Parece que nos estuviera tomando el pelo", dice masticando bronca.

Javier León tenía 42 años. 

Su marido, Javier León, fue junto a Juan Francisco Bulacio uno de los muertos en el recital que el ex vocalista de los Redonditos de Ricota brindó en Olavarría hace un año.

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Además de quedar viuda con dos hijos, María José tuvo que ser estoica frente a los que aseguraban que su compañero desde los 20 años había fallecido por un exceso en el consumo de estupefacientes. Hasta que la autopsia habló: Javier murió asfixiado en pleno caos de multitudes, en un desastre organizativo fatal.

"El Indio es el primer responsable, desde el momento cero. Me indignó que esperara justo esta fecha, que para nosotros es tan dolorosa, para salir a hacerse publicidad. Se aprovecha de la situación para mostrarse como una persona ajena a todo, y no lo es", señala en charla con BigBang

María José (a la derecha) junto a Mariana, la viuda de Juan Francisco Bulacio (Foto: Clarín)

A pesar de que no debería tener ni la más mínima obligación de hacerlo, María José también se excusa. Asegura que no está enojada con la música sino con "la persona".

"Esta música me hizo conocer a mi marido, la música cura corazones", recuerda. "Mi problema es con Carlos Solari, persona, varón y argentino, no con el Indio, el showman. A mi no me devolvía a mi marido si levantaba el teléfono para pedirme perdón, pero hubiera servido. Ni eso hizo".  

Por los chicos

La lucha de María José, como la de muchas otras mujeres víctimas de tragedias, apunta más allá que al presente: quiere que sus hijos -un varón de 17 y una nena de 10- puedan ir a recitales seguros y cómodos. 

Javier era padre de dos hijos. 

El caso de Luca, el mayor, es una llaga que aún duele: estaba presente en el show de Solari donde murió su padre y las secuelas se extienden hasta hoy. 

"En plena época de rebeldía adolescente, de sentir que nadie te entiende, le pasó ésto", explica María José. "Arrancó con ataques de pánico, estuvo mucho tiempo sin poder dormir y rechazando ayuda psicológica. Incluso quiso tomar el rol de su papá, pero siempre le planteé que sus responsabilidades son ocuparse del colegio y estar con amigos, cosas normales de un pibe de su edad". 

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Sin embargo, en la oscuridad varias manos se tendieron hacia ella: Nilda Gómez, madre de Cromañón y abogada, está siempre a mano como consejera, mientras que Mariana -viuda de Juan Francisco Bulacio- se convirtió en una sorpresiva amiga. 

"Al principio me colapsó todo. Terminé con psiquiatra y medicada. Y me encontraba seguido con Mariana en el estudio del doctor Burlando (quien representa legalmente a ambas) pero era medio reacia a aceptar lo que me pasaba, no quería hablar con nadie", relata María José. "Sin embargo, luego nos tocaron algunos viajes juntas, encuentros en la fiscalía, empezamos a charlar y encontramos muchos puntos en común".

El lento avance de la justicia

Hoy, a ambas mujeres les toca ejercitar la paciencia de hierro que reclama cualquier causa judicial argentina: el desfile de testigos en la causa se hace largo y frustrante. 

Marcos y Matías Peuscovich, los productores imputados en la causa.

El caso actualmente tiene tres imputados por el delito de "estrago doloso": los productores Marcos y Matías Peuscovich, y su apoderado legal, Gustavo Zurita, quien figura como el encargado de contratar los servicios de emergencia. Y a pesar de que reclama también que se acuse a Solari y al intendente de Olavarría, Ezequiel Galli, María José se declara conforme con el accionar de la fiscalía.

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"Mi vida hasta ahora era absolutamente monótona y normal: trabajo, familia, una cena, un asado. De un minuto para el otro estoy metida en esto. Teníamos derecho a divertirnos", subraya antes de deslizar un deseo: que en un futuro no muy lejano, junto a sus hijos, pueda viajar con el duelo a cuestas pero en paz a la cumbre del cerro Uritorco, su lugar en el mundo.