Sus caras simbolizan el odio del hombre hacia la mujer. Son, a su vez, el otro lado -macabro y perverso- de la marcha #NiUnaMenos, que hoy reunirá a miles de mujeres y hombres contra la violencia de género machista. Ricardo Barreda, Fabián Tablado, Claudio Alvarez y Fernando Farré tienen algo en común: son cuatro femicidas perversos que quedarán en la historia negra del crimen argentino.
Hoy desde las 17 se vivirá la segunda edición de la multitudinaria marcha Ni una menos.
Barreda, Tablado, Farré y Alvarez, emblemas del odio y la muerte.
Barreda, símbolo del odio a la mujer
Ricardo Barreda hizo méritos para ser la contracara siniestra y simbólica del #Ni una menos. En 1992 mató a su esposa, a sus dos hijas y a su suegra, pero a la Policía le dijo que tres ladrones habían entrado en su casa de La Plata y habían dejado “cuatro bultos”. En 2008 salió en libertad y consiguió novia: Berta André, una docente jubilada que lo llevó a vivir a su departamento de Belgrano. En diciembre de 2014, el odontólogo volvió a ponerse de novio con una mujer 30 años más joven. Hasta que decidió separarse porque ella apareció en los medios. El caso Barreda refleja una atracción siniestra que ni la psiquiatría pudo explicar: las mujeres que se enamoran de los femicidas. Lo último que se supo de él, tras la muerte el año pasado de Berta, es que apareció desorientado hace una semana en un hospital de General Pacheco. Dijo que se llamaba Alberto Navarro.
Barreda, en 2013, de paseo por las calles de Belgrano. Foto: Rodolfo Palacios.
Barreda, hace una semana. Una mujer lo confundió con un abuelo abandonado.
Cartas de amor al asesino
“Tablado hubiese necesitado uan carretilla para llevar las cartas que le mandaron”, dijo una vez Carlos Eduardo Robledo Puch, asesino que en 1972 mató a once personas, sobre Fabián Tablado, que en 1996 mató de 113 puñaladas a su novia Carolina Aló. Diez años después se casó y fue padre de mellizas. Esa mujer había pedido conocerlo cuando lo vio en los medios. Pero la historia terminó mal: se separaron y ella lo denunció por violencia de género.
Tablado con Carolina Aló. Un femicidio atroz.
“Estoy pagando mi pena y no me pueden privar de enamorarme”, dijo el femicida, que goza de salidas transitorias. "Tablado es un femicida incurable, sólo es feliz cuando maltrata a una mujer, siempre lo hizo y nunca dejará de hacerlo", dijo Alberto Aló, padre de la víctima.
El femicida Fabián Tablado se casó y tuvo mellizos. Su mujor lo denunció por violencia de género.
El chacal de Núñez
El 3 de diciembre de 2005, Claudio Álvarez violó y asesino a Elsa Escobar en una casa del barrio de Núñez. Esa noche también violó a la hija de la víctima, de 13 años. Estaba casado con una joven que lo había conocido cuando él estaba preso en Devoto, donde concibieron un hijo durante una visita íntima. Álvarez fue condenado el 3 de noviembre de 2006 por ese hecho y por otras cuatro violaciones. En la cárcel conoció a una chica por chat telefónico y se puso de novio. Más allá de que las pruebas contra el temible violador serial eran contundentes, ella dijo que creía en su inocencia. “Es tierno y me protege”, llegó a decir. Al final se separaron pero no por las atrocidades que cometió el asesino, sino porque descubrió que la engañaba con otras mujeres. "Es un psicópata perverso que gozaba con el sufrimiento ajeno", dijo Claudio Mazaira, abogado de las víctimas. Alvarez fue condenado a perpetua. Además se probó que cometió otras cuatro violaciones.
El femicida y violador Claudio Álvarez con una de sus mujeres.
Farré, el femicida narcisista
El ejecutivo Fernando Farré es acaso protagonista de uno de los últimos femicidios que ocupó la tapa de los diarios. El 21 de agosto de 2015 asesinó de 74 puñaladas a su ex esposa Claudia Schaefer en el country Martindale de Pilar. La mujer había ido a retirar viejas pertenencias de la casa en la que vivía su ex esposo y sus hijos.
La imagen del odio.
Farré junto a la víctima.
Farré ya había amenazado tiempo antes a su ex mujer. Según las pericias, su personalidad es "de estilo narcisista, con rasgos psicopáticos y paranoides" y se destaca que su manejo de la agresividad es "insuficiente e inapropiado". Además, según el informe, no existe en él "exteriorización de vivencias de angustia ni arrepentimiento".