A tres semanas del permiso brindado a bares y restaurantes para que coloquen mesas en la vereda, la situación económica de los locales no da señales de recuperación.
"La facturación creció, sin embargo no estamos cerca de nuestra facturación antes de la pandemia, la semana es bastante floja", revela en diálogo con BigBang Sebastián Valles, responsable gastronómico de la parrilla La Dorita. "Estamos trabajando un 10% más que cuando solo teníamos delivery, y alcanzamos apenas un 15% de la facturación pre-pandemia.
Natalia Czewonogora, socia de la pizzería Cosi Mi Piace, ofrece números similares. "Tuvimos solo un 10% aproximadamente de aumento en la facturación. Solo nos permitieron poner cuatro mesas y los inspectores del gobierno de la Ciudad no nos autorizaron a utilizar nuestro patio abierto que da también a la calle", señala.
En la mayoría de los casos, al impacto económico de la pandemia se sumó el hecho de que la autorización a sumar mesas al aire libre significó una inversión extra.
"Después de seis meses cerrados y poniendo plata, hubo que poner más plata para abrir, reponer mercadería, adecuarte a protocolos y trabajar con carta más acotada", describe Martín Paesch desde el bar notable Café Margot, de Boedo. "Tal vez sirve para el que ya venía trabajando con delivery y take away, pero para aquellos que no lo tenían, agregar cuatro o cinco mesas afuera no alcanza para sostener una estructura gastronómica".
En los tres locales, por ahora, el comportamiento de los clientes ha sido bueno, con comprensión y acatamiento de los protocolos. Sin embargo, Paesch remarca un asunto clave que, a su juicio, es la gran traba y lo seguirá siendo: el miedo.
"Nuestro rubro está sonado porque nosotros no podemos hacer mucho más de lo que estamos haciendo hasta que esté la vacuna", advierte, remarcando también la necesidad de un rol más proactivo del Estado al momento de ofrecer alivios económicos y exenciones impositivas.
"Es necesario utilizar nuestro patio a la calle y el salón interno con un aforo del 50%", agrega Czewonogora, algo con lo que Valles también está de acuerdo: "Lo más importante es activar la capacidad de mesas dentro de los locales y así aumentar la actividad y consumo", remarca.
"Nos estamos fundiendo"
Este jueves, en una carta dirigida a Alberto Fernández, la Asociación de Bares Autoconvocados pintó un panorama sumamente desalentador del rubro."Pedimos ser escuchados porque nos estamos fundiendo", sentenciaron asegurando que las recientes habilitaciones en la Ciudad de Buenos Aires "son insuficientes" para paliar la crisis.
Así, solicitan que se les permita utilizar los patios internos y jardines para colocar mesas, y también ampliar los horarios de atención (al menos los fines de semana) para la modalidad take away y el formato presencial con limitaciones, ya que actualmente sólo se les permite abrir hasta las 12.
Un clásico que cierra: la pandemia se llevó a Pippo, el restaurante que nunca dormía
"Hoy en día las grandes cadenas de fast food están poniendo en sus estacionamientos mesas y sillas, siendo espacios privados no avalados por las normativas vigentes. En cambio, a nosotros nos impiden la utilización de dichos espacios profundizando aún más lenta agonía", señalan.
Además de la habilitación de la apertura del 50% de la capacidad interna de los locales en un plazo de 45 días, tomando todos los recaudos y aplicando los protocolos convenientes, la asociación pide la extensión del beneficio del ATP hasta junio, la reducción del IVA y que se mantenga prohibición de aumento de alquileres y desalojos.
"En caso de persistir con estos lineamientos, en breve, nos veremos obligados a un cierre definitivo y total de nuestros comercios o a tomar la postura actual de algunos colegas quienes para sostener la estructura de gastos han optado por abrir sus puertas sin respetar las normativas", concluye el texto.