Las últimas palabras del Papa Francisco fueron dedicadas a su enfermero personal, Massimiliano Strappetti, quien le salvó la vida al alentarlo a la operación de colon que tuvo en 2021. "Gracias por haberme vuelto a llevar a la Plaza", aseguraron que le dijo desde el portal oficial Vatican News a esa persona tan especial para Jorge Bergoglio.
El enfermero fue clave también en la última aparición pública de Francisco, ya que fue a él a quién le consultó si lo veía en condiciones como para afrontar la situación. "¿Creés que puedo hacerlo?", le preguntó a Strapetti, justo antes de subirse al papamóvil para dar una vuelta por la Plaza San Pedro, en aquel domingo de Pascua que significó una despedida de cara a las y los fieles que lo esperaban.

Allí durante la última bendición que ofreció Francisco estuvo el enfermero acompañándolo como lo había hecho durante los últimos años, en los cuales fue muy apegado al santo padre de la Iglesia católica. Según aseguraron en su entorno de acuerdo a lo que registró La Nación, Strapetti se había transformado en la persona de más confianza de Bergoglio y había tenido un rol clave durante las crisis respiratorias que atravesó en su internación, producto de la neumonía bilateral que había desarrollado.
Cuando estaba en la clínica Gemelli, el profesional de la salud cumplió un papel fundamental cuando animó a los médicos a no rendirse, porque sabía que el Papa no iba a bajar los brazos. También el último sábado fue quien calculó los tiempos para llegar desde donde estaba al balcón de la Basílica de San Pedro.
Las últimas horas del Papa
Fue cerca de las 5:30 que la salud de Francisco comenzó a complicarse y a mostrar síntomas de lo que sería el derrame cerebral que derivó en una crisis de insuficiencia cardíaca que terminó con su vida. Antes de caer en coma una hora después, alzó su mano para saludar a Strapetti, como una última demostración de cariño para con la persona que le salvó la vida en 2021.
La noche anterior había cenado en paz y sin percances y se había ido a dormir "tranquilamente". Cuando los médicos comprobaron el estado de coma, jugó un papel clave en términos espirituales otro argentino, su secretario privado, el sacerdote argentino Juan Cruz Villalón, quien le dio la extrema unción, el sacramento que se les ofrece en el catolicismo a quienes están por morir. "No sufrió, todo sucedió rápido", afirmaron desde su entorno.
"Fue una muerte discreta, casi súbita, sin largas esperas ni demasiados alborotos para un Papa que siempre ha mantenido en gran secreto su estado de salud. Una muerte que ocurrió el día después de Pascua, el día después de haber bendecido la ciudad y el mundo, el día después de haber vuelto a abrazar, después de mucho tiempo, al pueblo. Aquel a quien, desde los primeros momentos de su elección, el 13 de marzo de 2013, le había prometido un viaje 'juntos'", aseguraron a La Nación.