La ola de tomas de colegios secundarios en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se convirtió en uno de las principales temas de la agenda política nacional. Es que, a partir de un reclamo preciso de algunos centros de estudiantes, se llegó a una situación de desborde, con 16 escuelas que continúan ocupadas por sus estudiantes.
El tema no se quedó ahí, porque la conducción del jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, y su ministra de Educación, Soledad Acuña, tomaron la decisión de utilizar ilegalmente la información que tienen las instituciones educativas, para sacar la dirección de los alumnos que se plegaron a la medida de fuerza e ir a amedrentar con efectivos de la Policía de la Ciudad a los padres, intimándolos con que serán procesados y multados por un millón y medio de pesos por los gastos generados para el Estado.
Uno de los principales reclamos de este movimiento estudiantil que desafía al poder de uno de los candidatos de la oposición para ocupar el sillón de Rivadavia, son las viandas que reciben los alumnos regulares del sistema educativo de la Ciudad de Buenos Aires. Justamente, estas comidas vienen siendo ajustadas año tras año, con la particularidad de que en este presupuesto sus valores nominales fueron inferiores al anterior. Es decir, aún con la inflación altísima que hubo, se paga menos plata este año que el pasado.
Los números sobre la mesa
Según el Observatorio por el Derecho a la Ciudad, las 18 empresas que producen los alimentos que se reparten en los colegios públicos ofrecieron en la última licitación hasta 2025, en junio de este año, un presupuesto de $302,95 por almuerzo, $35,57 por desayuno y $105,17 por refrigerio.
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"Lo que vimos es que los pliegos establecieron un precio máximo, pero también un mínimo. La Ley de Contrataciones del Estado de la Ciudad no autoriza a poner precios mínimos, no es una modalidad establecida", aseguró a elDiarioAR el presidente del Observatorio, Jonatan Baldiviezo. "Las licitaciones son para conseguir el mejor precio y acá, el propio Estado no permite que compitan para abajo, favorecen a las empresas. No hubo una competencia o puja para lograr el mejor precio. O hubo una acuerdo entre las empresas", denunció.
Pero el problema no termina ahí, ya que para ese entonces, el Gobierno Porteño pagaba $404,91 por almuerzo, $141,40 el refrigerio y $46,39 el desayuno. Lo que quiere decir que, sin contar la galopante inflación, el larretismo decidió que se desfinancie gravemente la alimentación de los estudiantes de la Ciudad. Para el refrigerio, que es lo que consumen la mayoría del alumnado que va a un solo turno, el menú no varía: un sándwich de paleta y queso, de los más baratos, y una fruta.
Una vianda miserable
Hace algunas semanas, en el marco de la muertes de una niña de 12 años con signos de desnutrición, la cual cursaba en una escuela del barrio de Barracas, BigBang tuvo acceso al sándwich que reparten como almuerzo estas empresas que se encargan de la alimentación del alumnado porteño.
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La revelación la hizo el docente Federico Puy, quien mostró la feta simple de paleta y de queso que va entre dos panes, como un ejemplo de la alimentación que reciben los aproximadamente 291 mil niños y niñas que cursan en los 1.783 establecimientos educativos de la ciudad.
En el marco de un país donde la según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que organiza el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) la pobreza infantil afectó al 50,9% de la población, que no se cuide la comida de quienes menos tienen parece sacado de una película de terror, o de una comedia trágica.
"Qué miseria. Dos empanadas para tres personas", la frase inmortalizada en la película argentina Esperando la carroza de Alejandro Doria, se queda chica ante este escenario.