Si hay algo sagrado en las redes sociales son las mascotas. Cualquier drama que las involucre escalará por encima de toda noticia. Eso fue lo que pasó con Coco, el perro que vino de Hungría con su dueño huyendo de la guerra y fue detenido en Ezeiza por tener la vacuna antirrábica vencida y no presentar el Certificado Veterinario Internacional. Para colmo, luego que se corriera el rumor de que el can podría ser sacrificado, el asunto se volvió una cuestión nacional. #LiberenACoco fue la moción que las redes eligieron para advertirle al SENASA algo que nos enseñó Netflix en una de sus series furor: “No jodas con los gatos”, ¡ni con los perros!
Así es como Franco Gavidia y su mejor amigo, Coco, duermen hace dos días en el Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini a la espera de que las autoridades del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) les permitan el ingreso al país.
Escapar de la guerra y del aeropuerto
Franco Gavidia es cordobés y jugador de handball profesional. Tras su paso por la liga española (su última plantilla fue el Club Balonmano Los Dólmenes), en enero de este año se fue a vivir a Hungría para defender los colores del SBS-Eger, un equipo de la primera división del país magiar.
Pero a pesar de su crecimiento en materia deportiva, su destino estaría marcado por la guerra. Luego de que el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, declarara el estado de emergencia por la invasión rusa en Ucrania, el jugador armó las valijas y comenzó el retorno a su Córdoba natal junto con Coco, donde lo esperan su hija y su pareja.
Pero el viaje se transformó en una Odisea, y ni bien pisó suelo argentino le comunicaron que su mascota no podía ingresar al país. Le faltaba una vacuna antirrábica y un certificado que debió ser expedido en Hungría. Esto decía Franco: “Hace 36 horas estoy durmiendo en el suelo. El vencimiento debe tener de 8 a 9 días. Le falta también una autorización de un veterinario húngaro diciendo que es un perro sano. Le están negando una cuarentena a mi perro en mi propio país”.
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Y agregó: "No veo a mi hija hace ocho meses. Hoy es su cumpleaños. Le traje a Coco que es su perro también, y no me dejan pasar. Me dicen que me tengo que volver. De alguna manera, me están deportando a mi también", contó Franco en el noticiero de El Trece.
Según el SENASA, Franco y Coco debían volver a su último lugar de residencia y tramitar lo adeudado. El comunicado decía: “Se informó al pasajero que viajaba con el animal, del procedimiento y la necesidad de que vuelva al país de origen para completar la documentación faltante”. Y agregaba: “Es deber y responsabilidad del organismo, por Ley 27.233, bregar por el estatus sanitario del país, así como la prevención, el control y la erradicación de las enfermedades que afecten tanto a la sanidad de los animales y los vegetales, la producción agropecuaria, y a la salud pública en general”.
Mientras tanto, su perro fue separado de su dueño y puesto en custodia dentro del aeropuerto.
Cuarentena para perros
Finalmente, el drama parece acercarse a un final más feliz. Después de que SENASA confirmara que nunca se pensó en la posibilidad de sacrificar a la mascota, tomó una decisión al respecto: Coco debe cumplir las exigencias sanitarias para la importación durante un periodo de 10 días de cuarentena y debe ser vacunado contra la rabia en instalaciones de la Aduana del Aeropuerto Internacional de Ezeiza, donde se encuentra en este momento.
Esta decisión se tomó en un trabajo articulado entre el Senasa y la Aduana, y en permanente diálogo con el dueño de la mascota.