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En el mapa de la venta callejera porteña, Liniers ocupa el tercer lugar después de Once y de la Av. Avellaneda, en Flores. Al menos eso es lo que determina el último relevamiento realizado por la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad (FECOBA).
En total, 761 puestos informales se ubican en la zona, distribuidos entre Rivadavia y las calles Cuzco, Ibarrola, José León Suárez, Ramón Falcón y Viedma. La característica principal que adopta el comercio informal en este barrio es que ya no se trata de simples mantas sino de meseteros armados con estructuras de mesas, caballetes, cajones y sillas.
En Liniers hay 761 puestos de venta de mercadería informal, según relevamiento de Fecoba.
Los productos que se ofrecen abarcan todos los rubros (indumentaria, marroquinería, juguetes, verdulería, bijouterie, etc.), como si fuera una gran feria a cielo abierto. Pero además, en Liniers la oferta de comida alrededor de focos de basura constituye un lamentable polo gastronómico sin igual. Se ofrecen, sin ningún tipo de control bromatológico, sobre la calle Ibarrola, lindante a la colectora de General Paz, diversos platos de la cocina norteña, elaborados sobre carritos de supermercados.
En la Ciudad, entre saladitas y manteros hay 12.268 puestos de venta ilegal.
El último relevamiento realizado por la CAME concluyó que el comercio clandestino genera alrededor de $ 3.638 millones mensuales. La Ciudad de Buenos Aires es el distrito del país más afectado por la informalidad. Entre “saladitas” y manteros hay 12.268 puestos ilegales.