08 Julio de 2015 15:14
Puede ser una casualidad enorme e inexplicable. Marcelo Diez, en coma durante 20 años a causa de un accidente de tránsito, murió ayer de una infección generalizada en el sanatorio donde estaba internado, horas después de que la Corte Suprema de Justicia dispuso que no se lo mantuviera con vida en forma artificial.
Las dudas surgieron porque el fallo, conocido en la mañana de ayer, tuvo una enorme repercusión ya que fue el primer caso en que la Corte resolvió un caso de “muerte digna”. Pero antes de que el fallo pudiera aplicarse, Diez falleció como consecuencia de una infección que padecía desde 20 días antes y por lo cual se le suministraba la medicación correspondiente.
Diez estaba internado en el Centro de Medicina Integral del Comahue de Neuquén (CMIC), que dio conocer un comunicado, firmado por el director médico, Rodrigo Rabuffeti.
El comunicado dice textualmente:
“El Director Médico de CMIC, en relación al paciente Marcelo Diez, informa:
“Que el paciente Marcelo Diez ingresó a CMIC derivado de Luncec al Sector de Terapia Intensiva de esta institución, el día 21 de junio de 2015 con un diagnóstico de neumonía.
“En terapia intensiva se realizaron estudios médicos y se aplicaron tratamientos orientados a tratar la infección.
“De los informes de laboratorio se aisló bacteria en cultivo de orina Morganella morgagni que fue tratada de acuerdo a antibiograma.
“El paciente evolucionó con sepsis y falla multiorgánica falleciendo luego de más de 20 días de internación en compañía de familiar y cuerpo médico a las 17 horas del martes 7 de julio de 2015.
Dr. Rodrigo Rabuffetti - Director Médico CMIC.”
El obispo Bressanelli dijo que no compartía el fallo de la Corte.
El fallo de la Corte fue rechazado por la Iglesia. El Obispo de Neuquén, monseñor Virginio Bressanelli, dijo en una conferencia de prensa “no compartir el fallo de la Corte”, pero expresó que se hace eco “de la sensación de paz que cundió en todos cuando pocas horas más tarde se supo que la vida de Marcelo entre nosotros se había cerrado en forma natural”.
Sostuvo que “Marcelo no estaba sometido a ninguna práctica médica extraordinaria o desproporcionada o de ensañamiento terapéutico que prolongara artificialmente su vida”.
El obispo neuquino afirmó que “a Marcelo se le ofreció la terapia del amor, de la asistencia personalizada integral, del acompañamiento que merecía su dignidad de persona, teniendo en cuenta aquellas atenciones y detalles que antes le habían brindado sus padres”.