Hay quienes pueden encontrar la historia en un plato de comida. Porque en los días patrios, el paladar también tiene derecho a deleitarse con los verdaderos sabores que un día como hoy, pero de 1810, se disfrutaban en los alrededores del Cabildo. Por eso, BigBang te acerca una guía de los mejores bodegones porteños donde se pueden encontrar aquellos históricos platos revolucionarios.
Si bien el público no es el mismo que hace treinta años cuando se fundó, y aunque hoy tenga una mística mucho más futbolera, el bodegón Viejo Derby, ubicado en Parque Lezama, es uno de los tantos sitios que un 25 de mayo permite a su clientela deleitarse con el tan ansiado y deseado locro. Maíz, porotos, panceta, chorizo colorado, y buena carne de ternera, en el menú patriota. Antes, unas empanadas calientes de carne cortada a cuchillo, como para que el recuerdo patrio sea completo.
Muchos restaurantes y bodegones hoy ofrecerán grandes platos y porciones de locro.
De todos modos, si se habla de patria, historia nacional y comida, debe haber pocos platos más representativos que un buen asado. En esta época, muchas parrillas ofrecen un menú especial debido al aniversario de la Revolución de Mayo. Una de ellas es La Dorita, donde además de su tradicional carta de carnes con una amplia variedad, ofrecerán locro y vino por la módica suma de $100 en su sucursal de Puerto Madero.
Un restaurante que se llame Nemo no puede especializarse en otra cosa que no sea el pescado. Si bien no era uno de los platos típicos de los años de la Revolución de Mayo, es cierto que puede disfrutarse de cientos de formas. En Nemo, la especialidad es el Pacú, un pez robusto, conocido como “cerdo de río” y para muchos es considerado una verdadera delicia. Sin embargo, hoy en día la pesca está restringida. A la plancha, sin salsas aunque acompañado por guarniciones. De hecho, el Pacú es un pez que muy común en el Río Paraná, en Misiones, Corrientes, Chaco, Santa Fe y Entre Ríos: un pez federal.
A la plancha, acompañado por guarniciones. El Pacú es un pez tradicional del Paraná.
LA CARNE, PROTAGONISTA EN EL FERIADO PATRIO
Aunque es un poco alejado del locro y las empandas tan clásicas en estas fechas, existen decenas de platos vinculados a la carne que se pueden disfrutar. Si se prefieren carnes de caza, como el ciervo o el jabalí, uno de los grandes lugares para disfrutarlas se encuentra en el barrio porteño de Palermo y se llama Patagonia Grill. La especialidad, como su nombre lo indica, son las comidas patagónicas. Uno de los platos deliciosos que allí se pueden encontrar es el cordero patagónico.
Un verdadero manjar: carne asada para alimentarse en un feriado patrio.
Hay quienes disfrutan, además del sabor, la presentación, variedad y cantidad. Uno de los sitios que cumple con esos requisitos es El Sanjuanino, que cuenta con una amplia variedad de delicias cuyanas, traídas directamente desde la provincia de San Juan. Uno de los platos clave allí es el Matambre rescoldo, una especie de gran empanada al horno, hecha de matambre, queso, tomate, cebolla y morrón. También hay carnes de caza, como ciervo y el antílope.
De entrada, muchos recomiendan las empandas de carne. También aconsejan probar el queso con dulce de cayote, traídos especialmente desde la provincia de San Juan. ¿Con qué bajar tanta comida? Con vino sanjuanino, claro.
El vino titno, un gran compañero para un día repleto de comidas típicas argentinas.
Según el relato histórico, son el locro y las empanadas los platos más comunes de los años de la Revolución de Mayo. De grandes o de chicos, todos han estudiado el cántico: “Empanadas calientes para las viejas sin dientes”, que, sin prueba veraz alguna, han repetido las maestras en los colegios.
Lo cierto es que también existieron otras comidas típicas, como la carbonada. Sin embargo, muy pocos saben que su origen es belga, y que en aquellas tierras lleva el nombre de carbonnade. Se trata de un guiso de carne realizado dentro de un gran zapallo, al que se le agrega maíz. En su país natal, lleva cebolla y cerveza.
Otra especialidad de la época son los dulces. Muchos criollos adoraban los bocadillos de papa o batata, la cuajada, las frutas y la natilla, un plato de origen español, a base de huevos, leche y azúcar. Por supuesto, también el clásico arroz con leche, y los alfajores y masitas. Muchos de estos productos eran vendidos por vendedores ambulantes en aquellos tiempos.