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Los árboles porteños ya no son lo que eran: aseguran que el cambio climático les modificó el ciclo biológico

Lo demostró un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA.

24 Noviembre de 2020 16:38
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De acuerdo a una investigación de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), en las últimas décadas el cambio climático y el crecimiento de la superficie edificada en la Ciudad de Buenos Aires provocaron un aumento en la temperatura de las áreas urbanas cambiando el comportamiento de varias especies del arbolado urbano.  

Además del aumento en la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, con un incremento en la temperatura media del planeta, el aumento de la población, de la superficie edificada y del consumo de energía generan cambios en el microclima urbano, con un incremento de la temperatura mínima que también afecta a las plantas.

"Este trabajo sirve para alertar que al modificar los espacios verdes en la ciudad, también se están provocando cambios en el ciclo y en la brotación de estas especies. En algunos árboles puede traducirse en beneficios y en otros casos puede deteriorarlos", explicó a Sobre la Tierra (servicio de prensa de la FAUBA) Danilo Carnelos, docente de la cátedra de Climatología y Fenología Agrícolas de la FAUBA, y principal autor del artículo publicado en la revista científica Agronomía y Ambiente,

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En el estudio se relevaron entre 2014 y 2018 12 especies forestales de diferentes características que crecen en el predio de la FAUBA de la Ciudad de Buenos Aires, entre otras jacarandá, palo borracho, plátano, liquidámbar, acer, acacia, lapacho rosado y tilo. 

Según los resultados publicados, en la mayor parte de las especies se observó un adelanto de la fecha media de brotación de entre 20 días y un mes, aproximadamente. Sólo algunas especies, como el tilo y el plátano, se adelantaron en menor medida, entre 1 y 7 días.

"Si bien el predio de la FAUBA está dentro de CABA, allí se genera un microclima. En general, en la ciudad es más marcada la diferencia", aclaró Carnelos. "Cuando iniciaba la floración en los jacarandá que están dentro de la Facultad, en otros barrios de la ciudad los ejemplares de esta especie ya habían pasado la plenitud de floración. O sea que si dentro de la Facultad se alargó el período de crecimiento, en el arbolado urbano de la ciudad seguramente haya diferencias". 

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De acuerdo a los estudios climatológicos que acompañaron el estudio, desde 1950 hasta 2018, sobre todo en los meses de brotación (agosto-noviembre), hubo un incremento promedio de la temperatura mínima de 0,03 grados por año. Otros trabajos, mientras tanto, registraron una reducción de 5,7 horas por año en las horas de frío entre 1911 y 1998.

"Entonces hay menos disponibilidad de frío para las especies que lo requieren. Por otro lado, al aumentar la temperatura mínima también se alargó el período de crecimiento. Otro estudio indica que se acortó el período con heladas, que se refleja sobre todo al iniciar más temprano y finalizar más tarde la estación de crecimiento", detalló Carnelos

"Si aumenta la ventana de crecimiento, muchas especies van a crecer más. Pero muchas especies exóticas, originarias del Hemisferio Norte, tienen requerimientos de frío o no toleran altas temperaturas, lo cual implica que un ginkgo, por ejemplo, podría ser afectado por exceso de temperatura, o que no tenga una buena fase de floración por falta de requerimientos", explicó.