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Los Cirigliano, que podrían ir presos, y un imperio ferroviario que ya no existe

EMFER y Tatsa eran los talleres de los hermanos Claudio y Mario Cirigliano, que pueden ir presos hasta 18 años por la Tragedia de Once. Los empresarios las vaciaron y dejaron a 422 trabajadores en la calle, que fueron absorbidos por el Estado. Hoy ese predio está abandonado y sus oficinas y galpones en alquiler.

14 Septiembre de 2015 16:44
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En el Juicio por la Tragedia de Once, dos de las querellas pidieron pidieron condenas de prisión efectiva para los hermanos Sergio Claudio y Mario Cirigliano, ex dueños de Trenes de Buenos Aires (TBA). La querella 3, comandada por Leonardo Menghini Rey -tío de Lucas, una de las 51 víctimas- pidió 18 y 15 años de prisión efectiva para los hermanos. La querella 4, a cargo de Patricia Anzoátegui, pidió 10 años y 11 meses de cárcel para Sergio Claudio y 10 años para Mario. 

Dos de las querellas, la 3 y la 4, pidieron prisión efectiva para los hermanos Cirigliano. 

Esta mañana se divulgó de qué manera los Cirigliano invertían los $ 3.517 millones recibidos en subsidios del Estado entre 2000 y 2012. Según pericias contables, se pagaron $ 1,5 millones a periodistas y medios en pautas pero sin aire. El día anterior al choque fatídico se detectaron 6 mil dólares en joyas y hasta entradas para ver a Roger Waters. 

Los talleres EMFER y Tatsa están abandonados, y las empresas fueron vaciadas. 

TBA, la empresa que manejaban Sergio y Claudio Cirigliano, administraban las líneas Sarmiento y Mitre, pero también se dedicaban a la reparación y mantenimiento de los mismos. O al menos por esas tareas cobraban. Lo hacían a través de Emprendimientos Ferroviarios S.A. (EMFER), una de las empresas del Grupo Cometrans. La otra firma que se dedicaba a reparar estas moles era Tecnología Avanzada en Transporte (Tatsa). 

Las empresas del Grupo Cirigliano tenían 422 trabajadores, que fueron absorbidos por el Estado. 

En Av. Gral. Paz y San Martín -límite entre el partido de San Martín y Capital- llegó a tener 422 trabajadores. Luego del choque, el Estado le quitó las concesiones a los Cirigliano, que dejaron morir la fábrica y comenzaron un proceso de vaciamiento. Hoy, el lugar está abandonado, y sus dueños -los Cirigliano- intentan alquilarlo. Los talleres están cerrados, y los trabajadores fueron absorbidos por el Estado.

Después del choque, el Estado le quitó los subsidios, y los empresarios la dejaron morir.

A pesar del resguardo de la fuente laboral, los Cirigliano iniciaron denuncias penales contra los delegados que defendían su fuente de trabajo. Los mismos empresarios que pueden ir a la cárcel iniciaron causas contra los trabajadores que ellos intentaron dejar en la calle.

Las causas son 6, y Julián Radic, delegado de EMFER, enumera algunas de ellas: “Robo agravado en poblado y en banda; Privación ilegítima de la libertad (que se dio cuando Cirigliano entró a la fábrica saltando un techo y denunció que no lo dejábamos salir); Usurpación, de cuando le facilitamos los papeles a Bonadío por la Tragedia de Once; nos inició una causa por hurto, porque un compañero se quedó sin agua del dispenser en su sector y movilizamos uno desde otro sector. También tenemos una causa iniciada por el Estado por el corte de vías en la protesta”.

Los Cirigliano mantienen causas penales contra los delegados y trabajadores de EMFER. 

Dos de las cuatro querellas pidieron penas de prisión efectiva para los empresarios Cirigliano, que a su vez cargaron contra los trabajadores de EMFER y Tatsa, cuyos predios abandonaron e intentan alquilar. El delegado razona: “Cirigliano se quiere tomar venganza con nosotros”. 

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