La situación epidemiológica de la Argentina es crítica, y ante la exponencial suba de contagios de Covid-19, el presidente Alberto Fernández anunció este miércoles nuevas medidas para el AMBA que incluyen, entre otras cosas, la restricción de la circulación entre las 20 y las 6, y la suspensión de las clases presenciales por 15 días.
La decisión de pasar nuevamente a clases virtuales por un tiempo, después de casi dos meses que las escuelas estuvieron abiertas, generó enormes críticas en redes sociales, e incluso se convocó una manifestación en la puerta de la Quinta de Olivos.
Sin embargo, el infectólogo Daniel Pryluka explicó a BigBang que hoy el país, pero sobre todo la provincia de Buenos Aires, está en un contexto crítico, y que ante eso, no queda otra alternativa que tomar medidas.
La suspensión de clases
"Soy objetivo, y si uno mira cómo evolucionaron los casos desde que empezaron las clases presenciales, hay una relación entre el comienzo de clases el 17 de febrero en la Ciudad de Buenos Aires, y el 1 de marzo en la Provincia, donde se ve que empezaron a aumentar los casos", indicó el también miembro de la Sociedad Argentina de Infectología.Según él, durante el verano las fiestas y las reuniones clandestinas ya existían, pero lo que cambió en el último tiempo fue la presencialidad de las clases, lo que no solo implica estar en la escuela, donde hay protocolos, sino también muchos otros factores.
"Las clases traen circulación de gente, reuniones en la puerta de los colegios, implica los pool de los chicos, donde por problemas con el trabajo y los horarios, un padre sube a los chicos a un auto y por ahí lleva a alumnos de otros grados, lo que rompe la burbuja", aclaró.
Lo que sucede es que con la vuelta a la presencialidad, por varias cuestiones, los alumnos también continuaron con los zooms y las clases remotas, lo que llevó a que en muchos casos pasaran algunas horas en el aula, y luego continuaran con los contenidos en las casas. Esto hizo, también, que los padres que tienen varios chicos, se encontraran con serios problemas para organizarse con los nuevos horarios y sus trabajos, por lo que muchos se turnaban para llevar y traer a los niños.
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"Alguna medida había que tomar, en los países del primer mundo, donde hay brotes importantes, se cerraron las escuelas. Por supuesto que hay otras medidas que se puedan tomar, pero esas medidas perjudican a otro sector también, como limitar la circulación, que hoy afecta a bares y restaurantes. Cualquier medida que se tome, hasta una secundaria, siempre perjudica un sector", admitió Pryluka.El infectólogo destacó además que le parece bien que se trate de una medida transitoria y de carácter localizado, porque no hubiera estado bien decretar dese ahora las clases online para todo el año y todo el país.
Sin camas en los centros de salud
Pryluka trabaja en el Sanatorio Otamendi y en el Hospital Vélez Sarsfield donde, al igual que le comentan sus colegas en otros centros médicos, ya no quedan camas libres para atender a pacientes con cuadros graves.Según dijo, hoy hay una "saturación absoluta del sistema", y aquel que diga que no es así, miente, porque en base a lo que ve él cada día, y lo que le comentan el resto de sus colegas, todo está abarrotado.
"A este ritmo, aunque abramos nuevas camas, se llenarían de nuevo rápido. Y no es cierto que las camas están ocupadas por otras complicaciones, porque esos casos de pacientes con operaciones programadas, si no tienen complicaciones ocupan camas uno o dos días, y lo mismo el que tiene un problema por antecedentes de salud, no se queda 10 días en terapia. Hoy en el sanatorio tengo la mayoría de las camas ocupadas por Covid-19. Por ahí al paciente lo tengo ahí más de tres semanas, ya no tiene Covid-19, pero sigue ahí porque le quedó una complicación por eso", comentó.
Sobre esta situación, el especialista afirmó que todavía es muy pronto para hablar de "nueva pandemia", ya que las variantes extranjeras (como la británica y la de Brasil) detectadas en nuestro país son todavía minoritarias.
Además, mencionó que es cierto que hay una tendencia de pacientes más jóvenes internados, pero que la realidad es que aún no hay estadísticas para firmar si el virus afecta más a otro grupo poblacional que el que hoy ya es de riesgo.
"Sucede que la población de mayor edad está más vacunada, y a su vez, muchos de ellos ya tuvieron la enfermedad el año pasado, entonce es posible que estén más protegidos, lo mismo pasa con los profesionales de la salud. También ocurre que si el año pasado tenías 10 mil pacientes jóvenes y se internaba el 1 %, y ahora tenés 20 mil pacientes infectados, ese 1% se mantiene pero hay más casos", añadió.
Los cuidados que se pueden tener en los hogares
Más allá de los dos metros de distancia, el lavado de manos y el uso de barbijo que hay que mantener cuando se sale a la calle, lo cierto es que hay algunas recomendaciones que se pueden seguir para manejarse con la familia dentro de la casa, ya que al día de hoy, la mayoría de los contagios se dan de manera intradomiciliaria."Uno tiene que evaluar en su casa las comodidades que tiene. Toda medida que ayude a mitigar los contagios, puede ayudar. Si se tiene en la casa padres de 60 o 65 años, tal vez podrías protegerlos si usás de ratos el barbijo, pero es importante ventilar, porque no es lo mismo que estar con las ventanas cerradas", comentó.
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Respecto al uso de utensilios que se comparten por los integrantes de la familia, no es necesario que, si alguno de ellos tienen algún trabajo donde esté más expuesto, usé su vaso y sus cubiertos, ya que si se los lava con detergente y agua caliente, no hay riesgo de contagio.En cuanto a aquellos que viven con personal de salud o gente que trabaja en centros médicos, lo ideal sería evitar estar reunido con esa persona, y siempre que las condiciones lo permitan, tratar de que viva lo más aislado que sea posible.