El rugby es un deporte de caballeros, según dicen los jugadores veteranos. Pero con frecuencia, algunos rugbiers llegan a ser protagonistas de hechos violentos fuera de las canchas. Con la misma fuerza con la que se imponen a base de tackles, pases hacia atrás y patadas direccionan sus golpes y terminan envueltos en escándalos.
El martes, circuló en las redes un video que muestra la agresión por atrás de un jugador de San Cirano, Julián Cirigliano, de 20 años, a un indigente que caminaba por la vereda.
Luego del escándalo, el club suspendió de por vida a Julián y a los dos amigos que ayudaron a escapar en un auto. Dos semanas atrás, otros dos jugadores del club de Olivos fueron acusados de agredir en San Isidro a un joven, a la salida de la disco House. La víctima terminó con fractura de cráneo.
La pregunta que surge es: ¿existe alguna relación entre este deporte con los hechos que protagonizan algunos de sus jugadores fuera de las canchas?
Según Marcelo Halfon, médico psicoanalista especializado en deportes y vínculos, no debería ser así. “El deporte en sí mismo es un deporte de contacto que conlleva a un grado de descarga física importante. Con esta característica se hace un tanto más ríspido que otros. Pero cuando la canalización de la agresión es adecuada dentro de esa actividad deportiva, dentro de sus propias reglas, resulta ser como cualquier otra”, explica Halfon.
“El contexto, social y público toma a cada grupo con la impregnación propia de la época. Vivimos en una época en la que hay cierta laxitud en el uso de la fuerza y poco cuidado y respeto hacia el otro. Pero no se puede generalizar y debe ser analizado de manera particular”, agrega.
A su vez, el especialista desliga el deporte como nexo directo con hechos violentos. “Todos los días hay casos de violencia y no son rugbiers. Es más, existen gran cantidad de casos de violencia de género y se puede ver que no son rugbiers los agresores. Se deben analizar cada caso, independientemente de que sean o no jugadores de rugby”, afirma. Asimismo, sobre si el deporte aumenta o no la violencia, sostiene que "no se debe estigmatizar".
"La violencia es la herramienta más facilitada, que tienen como un recurso propio naturalizado. Pero no significa que los que lo practiquen, se conviertan en agresores", finaliza Halfon.
Golpes a la salida de un boliche
Un joven de 26 años se recupera luego de haber estado en terapia intensiva tras ser brutalmente agredido por una patota integrada por rugbiers que lo desafiaron a pelear a la salida de un boliche de San Isidro. Ocurrió el 27 de agosto, y desde ese día, John Little, tal como se identificó a la víctima, se recupera tras el ataque de jugadores de Olivos Rugby Club (ORC).
El joven agredido sufrió fractura de cráneo.
Según los testigos, Little se habría negado a pelear pero los agresores comenzaron a golpearlo igual.
Pese a que la agresión comenzó en el interior del local bailable, el desenlace más violento se dio en la calle. Un golpe a mano abierta le haría provocado a John la lesión más importante.
Una pelea de rugbiers en Brasil
Otro hecho fue protagonizado por un grupo de rugbiers argentinos del club Los Cedros quienes en marzo pasado se pelearo en un boliche en Rio de Janeiro. Un policía local terminó intentado. En principio, por el incidente fueron detenidos siete jugadores.
El grupo de rugbiers argentinos en Brasil.
El episodio ocurrió el 11 de marzo pasado en un local del barrio de Gavea, en la zona sur de Río de Janeiro. Según los testigos, se inició una discusión y entre los golpes un policía resultó herido.
Patadas en la cabeza
Otro caso fue protagonizado por un jugador de Pucará, que le dio una patada en la cara a uno de San Albano, durante un partido de la categoría intermedia del Grupo I del torneo de rugby de la URBA.
En el video que rápidamente se viralizó en las redes sociales, se lo ve a Cipriano Martínez, jugador de Pucará, cuando agrede a Juan Masi.
El repudio del club por la feroz patada.
El club del agresor inmediatamente publicó un pedido de disculpas por Twitter. Desde ese episodio se iniciaron distintos talleres y charlas sobre violencia y conducta para que los deportistas eviten repetir esa conducta indebida. Y el jugador fue suspendido por el club de por vida.