En secreto por unas horas y sin que trascendiera oficialmente, hoy al mediodía se reunieron el Presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti y Mauricio Macri. El objetivo del encuentro fue limar asperezas luego de la tensión entre ambos, potenciada por la reciente decisión del Presidente de nombrar a dos jueces de ese cuerpo por decreto. De la reunión también participaron Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad, y Germán Garavano, el ministro de Justicia nacional.
La pulseada entre ambos comenzó el pasado 24 de noviembre, dos días después de que Macri ganara las elecciones, cuando la Corte Suprema declaró inconstitucional el recorte del 15% que el gobierno venía haciendo sobre la cooparticipacón federal, generándole al titular del ejecutivo una deuda con las provincias de $ 13.000 millones, como mínimo.
El macrismo entendió eso como un áspero mensaje del máximo Tribunal, a dos días de la victoria en la urnas, un fallo que llegaba para “marcarle la cancha” justo en su semana de gloria. El tema estuvo años en tratamiento en la Corte pero la resolución, perjudicial para las finanzas del gobierno macrista, llegó a horas de su victoria en el ballotage.
La respuesta del Presidente llegó rápido. Descongeló un plan que tenía para más adelante, nombrar dos jueces de la Corte por decreto, para completar el cuerpo de forma transitoria. Tenía desde hace tiempo los nombres, lo iba a hacer más adelante, pero lo metió por decreto para mandarle a Lorenzetti un mensaje claro: Macri es el que manda.
“A Ricardo (Lorenzetti) no le gustó mucho los dos jueces que le metieron por decreto en su Corte, él tenía otros nombres. Los quería poner él a los jueces y Macri le coló a dos de él a dos días de asumir”, explica uno de los funcionarios del Gobierno que teje negociaciones entre el Poder Ejecutivo y el Judicial desde hace años.
La reunión de hoy llega para tratar de conciliar los intereses de ambos. Aunque todavía se miran con recelo. El plan del macrismo, confían fuentes de la Rosada, es estricto: hoy inició el proceso para designar formalmente a los dos nuevos magistrados -Horacio Rosatti, un peronista del interior y Carlos Fernando Rosenkrantz, un radical con experiencia académica privada- pero la realidad es que no convocará una sesión especial en el Congreso durante el verano para nombrarlos y no le preocupa si el Senado los ratifica: su dedo valió mucho más que el proceso formal.
Está claro que oficialmente se dirá otra cosa: se hablará de buscar una agenda conjunta, de planificación de políticas contra el narcotráfico. Pero la realidad es que se juntaron para bajar un poco el tono de una relación que se volvió tensa.