La llamada Tragedia de Cromañón fue un incendio que ocurrió la noche del 30 de diciembre en el boliche República de Cromañón, ubicado en el barrio porteño de Once, un lugar donde se solían hacer eventos y recitales, que había sido habilitado en abril de ese mismo año.
Sin embargo, llamar tragedia a un hecho evitable es sacarle responsabilidad a quienes accionaron para que algo así suceda: desde habilitaciones vencidas, hasta un sector político que decidió mirar para otro lado y un dueño que advirtió de la situación pero no se hizo cargo, llevó a que esa noche quedase marcada en la memoria de todos los argentinos, con 194 muertos. Los familiares de las víctimas insisten entonces, que deberían llamarla "masacre", por la cantidad de irregularidades que sucedieron desde esa noche hasta entonces.
Retrocediendo en el tiempo, es posible ubicarse en la noche del 30 de diciembre, cuando la banda de rock argentino Callejeros se propuso a tocar en lo que se suponía que iba a ser la última gala de la presentación de su nuevo disco, Rocanroles sin Destino, pero el grupo liderado por Patricio Fontanet alcanzó a tocar sólo unos minutos, ya que una bengala fue dispara desde el público y generó un incendio que lo cambió todo: este suceso se llevó en total 194 personas y más de 1400 heridos.
- Cabe destacar además que el lugar estaba habilitado para unas 1031 personas, pero ingresaron, se cree, alrededor de 3000 mil espectadores, entre mujeres, niños y hombres que eran cachados por la seguridad contratada por la banda y, en sus paredes, colgaban carteles donde se advertía del uso de pirotecnia dentro del recital.
Este dato es simple: la presencia de pirotecnia se hizo cada vez más fuerte entre los años 2003 y 2004 con 'la cultura del aguante' del rock y los fanáticos competían entre ellos para ver cuál era la más "bengalera", la que tenía más seguidores e incluso comenzó a naturalizarse la presencia de bengalas y candelas entre el público, generando accidentes y fue el mismo Patricio Fontanet quien advirtió sobre este punto en junio de ese año, durante un recital: "No soy la Policía, nosotros sabemos cómo es este tema y no hay vuelta que darle".
Pero esta advertencia no bastó para el público. Ese 30 de diciembre, durante la banda soporte, Ojos Locos, ya podían verse algunas bengalas y fue el empresario y dueño de Cromañón, Omar Chabán, quien advirtió el mismo sobre la peligrosidad de esa práctica en un lugar cerrado. "Nos vamos a morir todos", dijo y minutos después abandonó la sala.
El problema comenzó cuando una candela fue arrojada desde el público hacia el techo por uno de los espectadores mientras Callejeros comenzaba el show y, al ser altamente inflamable, el incendio, las llamas y el humo no tardaron en propagarse, lo que generó la condición de hacinamiento de los asistentes -que recordemos, eran más de los permitidos- que intentaban salir por salidas de emergencia que estaban bloqueadas.
La falta de seguridad dentro del boliche era evidente; aquellos que lograban salir del predio, ingresaban nuevamente a buscar a sus amigos y conocidos, los que no se animaban a volver a ingresar, intentaron contactarse con los bomberos, la policía y el SAME. Pronto, Once se convirtió en un griterío de gente buscándose mutuamente, equipos médicos y ambulancias que no daban abasto con la situación y la policía porteña y los bomberos voluntarios intentando ingresar a Cromañón a sacar a los que habían quedado allí, teniendo que romper puertas e incluso hacer huecos en la pared.
El caos y la confusión desbordaba la situación, ya que los familiares que se enteraban de lo sucedido iban a buscar a sus hijos y, si no los encontraban, debían comenzar una peregrinación por todos los hospitales y la morgue para poder encontrarlos. Algunos tuvieron la suerte de hallarlos vivos, otros no.
Según los datos específicos presentados en ese año tras el incendio, el promedio de víctimas es el siguiente:
- La edad promedio de las víctimas era de 22 años.
- El 40% de las víctimas eran estudiantes.
- El 60% de las víctimas eran mujeres.
- El 70% de las víctimas eran menores de 25 años.
La 'masacre' provocó indignación y dolor en toda la Argentina, sus imágenes eran impresionantes y las investigaciones revelaron que el boliche había operado de forma ilegal, con innumerables violaciones de seguridad y entre ellas, salidas de emergencias bloqueadas, extintores de fuego insuficientes, fuera de servicio o vencidos y un cableado eléctrico visiblemente sobrecargado. Por la tragedia, los propietarios del local y la banda fueron posteriormente condenados por negligencia y sentenciados a penas de prisión, encontrando como principal responsable a Omar Chabán.
La responsabilidad de Chabán, la renuncia de Ibarra y la indignación por irregularidades
Horas después de la tragedia de Cromañón, Omar Chabán, su dueño, quedó formalmente detenido por orden de la jueza María Angélica Crotto y fue liberado a cinco meses de lo ocurrido, pero luego volvió al Penal de Marcos Paz, tras 166 días de libertad. Entre las idas y vueltas judiciales, el empresario apuntaba directamente a tres personas del público que decía haberlos visto encendiendo candelas, intentando sacarse de encima la responsabilidad.
Entre idas y vueltas judiciales, jugando con el dolor de las víctimas y los sobrevivientes, en abril de 2011, siete años después, la Cámara de Casación revisó la sentencia condenando a Chabán, todos los miembros de la banda y otras personas involucradas como partícipes necesarios del delito de "Incendio Culposo seguido de muerte en concurso real con cohecho activo".
Sin embargo, no hay que dejar pasar un detalle: el show de Callejeros y otros más era promocionado en diarios y revistas junto al logo del Gobierno de la Ciudad y, a nivel político, generó un revuelo con la destitución de, en aquel entonces, el jefe de Gobierno Porteño Anibal Ibarra, quien también fue directamente culpado por la tragedia.
De hecho, en una entrevista a Infobae en 2017, el mismo Ibarra quiso sacarse culpas de lo sucedido y hasta culpó a otros políticos de generar escándalo mediático alrededor de la masacre, lo que fue considerado por los familiares de las víctimas como una falta de respeto, ya que él era la mayor figura de autoridades en 2004 y debía ser quien mantuviera en regla la ley para que no ocurran irregularidades en lugares cerrados.
"Mientras estábamos organizando las tareas de emergencia, coordinando las ambulancias, los listados de víctimas, las camas en hospitales y clínicas, había dirigentes que miraban la tragedia por televisión mientras pensaban cómo sacar ventaja política. Y para esto necesitaban ocultar responsabilidades que no fueran del gobierno de la ciudad e inventar hechos que golpearan al gobierno que yo encabezaba", afirmó en ese entonces.
Además, se generó un nuevo cuestionamiento cultural, dirigiendo la mirada hacia los recitales, hacia las bandas de rock y hacia los organizadores de los eventos, bajando drásticamente las presentaciones de los grupos musicales.
La consecuencia que dejó Cromañón llevó a cambios significativos en las regulaciones de los boliches y lugares para eventos y los códigos de seguridad contra incendios de toda la República Argentina; la reglamentación de los locales bailables en la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo contempla "espacios de hasta 500 metros cuadrados, con una capacidad de hasta 300 personas para actividades como exposiciones de arte, proyecciones audiovisuales y de multimedia, radio digital, propuestas con participación de artistas, teatro, peñas, milongas, clubes de música en vivo y centros culturales" bajo un riguroso protocolo
Cromañón 19 años después: un espacio de memoria y reflexión, pero con Justicia tardía
Ha pasado mucho tiempo desde la llamada por los familiares "Masacre de Cromañón", pero sus familiares aún la viven como si fuera el primer día. Es paso por paso y son huellas difíciles de borrar para ellos. En particular, Silvina Bignami, madre e integrante del Movimiento Cromañón, llamó a la comunidad a participar de una marcha y un homenaje en el santuario de las víctimas.
"Este es un año muy particular, un cambio de Gobierno, con un signo preocupante respecto a los movimientos de derechos humanos. Así que por empezar, estamos alertas. El 29 vamos a estar en el santuario acompañando a una organización amiga, la 30 de Diciembre, que hacen históricamente un festival por los pibes y las pibas. Un festival gratuito desde las 16, 17 horas. Ahí vamos a pintar unos murales de tela", expresó a Prensa Obrera. "Hemos hecho una convocatoria para que nos cuenten que estaban haciendo cada persona el 30 de diciembre de 2004", expresó finalmente.
Este año, antes de terminar su mandato, el expresidente Alberto Fernández, el ex jefe de Gabinete, Agustín Rossi y el ex ministro de Cultura, Tristán Bauer, publicaron la efectivización del Espacio de la Memoria para la República de Cromañón, poniendo a la orden el inmediato uso del inmueble sujeto a expropiación con el objeto de cumplir con lo establecido en el artículo 3° de la Ley N° 27.695″, sancionada en octubre de 2022.
La norma establece que la propiedad estará destinada a albergar "un espacio dedicado a la memoria de lo ocurrido", para lo cual "se creará una muestra permanente" que relatará lo sucedido y donde "se organizarán actividades culturales e informativas". En este mismo sentido, el artículo 3 indica que: "la edificación existente en los inmuebles deberá conservar los elementos testimoniales de la masacre y se deberá garantizar la conservación preventiva, curativa y de restauración" del local, por lo que gozarán de protección por parte del Estado".
Este acto fue bien recibido por los sobrevivientes de la masacre como Celeste Oyola, quien expresó: "Es un gran paso para todos los que creemos en que la memoria es colectiva y que estas acciones son la única garantía de no repetición"
Tras años de lucha por la memoria, idas y vueltas con la Justicia y un recuerdo que quedó marcado en la retina de los Argentinos, la masacre de Cromañón cumple 19 años tatuada en la historia del rock.