Luego de recuperarse del coronavirus, Eduardo Feinmann regresó este lunes a Alguien tiene que decirlo, el programa que conduce por Radio Rivadavia.
El conductor dio positivo hace un mes y tuvo que ser ingresado al Sanatorio Otamendi durante una semana por un cuadro febril. "Soy lo que queda de mí después de que me hayan pasado 10 aplanadoras por encima", sentenció al aire describiendo como "difícil" esos momentos en los que tuvo que permanecer aislado.
"Mirá que tuve muchas enfermedades. De chico me las pescaba todas: paperas, hepatitis, todo bicho que volaba. Pero nunca pasé una situación similar. Nunca en mi vida", agregó Feinmann quien este lunes también regresará a su trabajo televisivo en el canal A24.
"Es una enfermedad tremendamente inhumana. Un día te resulta que te internan, te tiran en una cama y ahí quedás. No podés ver a nadie. No le ves la cara a los médicos, a las enfermeras. No le conozco la cara a nadie. Solo los ojos", recordó revelando que recién conoció el rostro del profesional a cargo de su caso cuando lo googleó.
El periodista relató que los primeros dos días de la enfermedad fueron "dramáticos" porque "volaba de fiebre", a lo que se agregó el pronóstico incierto ya que la enfermedad "no tiene cura".
"Los médicos te dicen 'vamos a ver cómo evolucionás. Hoy te hago una placa radiográfica y veo tus pulmones y mañana te hago otra. Y esperemos que no avance'", expresó citando a uno de sus médicos.
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Carga viral récord
De acuerdo a Feinmann, es allí cuando "la cabeza juega un papel muy fuerte donde vos tenés que estar luchando el virus, pero no hay nada que haga que el virus no avance".
Su cuadro fue tratado con anticoagulantes para evitar una trombosis que pudiera poner en peligro el corazón o el cerebro. Además, necesitó mascarilla de oxígeno las 24 horas.
"Además, la carga viral que yo tuve fue monumental", detalló explicando que luego del hisopado practicado en el Hospital del Clínicas le explicaron que el promedio de copias que suele registrarse en los tests es de entre 60 y 250 mil copias, y el registró 100 millones.
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"Es como si se me hubiera caído un edificio encima", remarcó describiendo el momento en el cual le confirmaron que había dado positivo. "Porque lo primero que te pasa por la cabeza es que sos un paria a partir de ese momento. Un infectado. Yo pasé a ser un apestado y un posible peligro para el resto. Y a partir de ese momento yo me sentía también un asesino de mis propios compañeros".