por Gisela Nicosia
20 Noviembre de 2018 08:57Micaela recuerda que cuando tenía 14 años contó en su escuela, en Villa Urquiza, que estaba siendo abusada. Lo dijo como pudo. Pero no tuvo eco su voz. Luego se cambió de institución y a su nueva profesora de inglés le explicó con más precisión lo que sufría. Esa docente fue la que hizo la denuncia el 20 de octubre de 2015. Ese día Mica cumplía 17 años. La tortura, el asco y el peor secreto guardado desde que era muy niña llegaban a su fin.
Con la intención de motivar a otros a que también rompan el silencio, la joven compartió una serie de dibujos con los que intentaba expresar lo que sufría pero que, a la vez, nadie de su entorno logró interpretar a tiempo.
La historia de Micaela y su padre.
"Siempre daba señales en los dibujos, en mis conductas, pero los demás no sabían entenderme bien y lo dejaban pasar, incluso mi psicóloga decía que eran caprichos cuando decía que no quería ver a mi papá", cuenta a BigBang. La adolescente no mentía.
"Dos personalidades, amable con la gente y a solas irreconocible", tal como era su padre.
"Tu vida puede cambiar en 5 minutos, en manos de la persona que más debería amarte", escribió Mica para recordar lo que pensaba a solas, y que sabía que no podía contarle a nadie.
"Mi papá abusó de mí desde que era muy niña hasta los 16 años. Creí que me iba a llevar ese mismo secreto que tenía desde los 4 años a la tumba, y mi progenitor también creía lo mismo y seguía abusando de mí, una y otra vez, pero esos "secretos de familia" se terminaron. Esa cadena de abusos hoy se rompe, la vergüenza la dejo de lado y el miedo... a veces el miedo sigue, pero voy a gritar igual, aunque tenga miedo", suma en uno de sus últimos posteos en su cuenta de Facebook, donde relata su día a día. Pero no como cualquier otro adolescente. Ella expresa cada avance, cada nueva batalla enfrentada con su historia y confirma que pese a haber sido víctima de abuso, no fue derrotada porque nadie le quitará la voz.
"Ya no puedo callar. Ese hombre no me derrotó", reconfirma y se pueden leer los cientos de textos y posteos que ya compartió en una página en Facebook que mantiene desde hace cuatro años llamada "Por una infancia sin dolor", en la que cuenta con más de 277 mil seguidores.
"Me ayudó a hablar, a tener voz, y fue cuando dije que no quería volver más a la casa de mi papá y que nadie me podía obligar", afirma sobre su tarea en ese sitio.
"Y a esto le tenía miedo... este era mi secreto".
Cuando Micaela cumplió 10 años recibió la noticia de que sus padres se separarían. Pero no por eso los abusos terminarían. Por el contrario, cuando visitaba a su padre tenía más tiempo a solas con él.
"Mi mamá sólo sabía que no quería verlo más. No le daba muchas explicaciones. Se enteró de todo prácticamente en la comisaría. Pese a las idas y vueltas, el año pasado le dieron el sobreseimiento y decidí no seguir con el proceso judicial porque la verdad era muy difícil todo esos momentos", resumió sobre su caso.
EL RECORRIDO DE SUS FOTOS
Micaela compartió varias fotos y dibujos de su infancia en sus redes sociales y acumuló mensajes de contención y apoyo por parte de sus seguidores. Pero también sumó muchos agradecimientos por parte de madres y padres que tomaron su posteo como una enseñanza a mantener más diálogo con sus hijos y a estar más atentos.
Cada imagen tenía una pequeña explicación en la que reafirma lo que padecía en cada momento. Si ven con atención sus líneas, las formas, se ve el miedo, el dolor, todo lo que no debe sentirse. Todo lo que está mal.
Entre sus recuerdos aparece la foto que le sacaron luego de que la salvaran de un intento de suicidio. "Intenté quitarme la vida con 15 años, sonreía a pesar de todo, en el fondo quizás no quería morir sino que mi vida cambiara", así describió su imagen pero con una sonrisa en su cara, esta vez de alivio.
Luego del intento de suicidio Mica sonrió.
La tristeza, el dolor y el no saber qué hacer le llevaron a la depresión. Habían pasado varios años y ya no resistía un abuso más. "Podía tener los mejores regalos, el mejor cumpleaños, pero no era feliz y nadie parecía notarlo", fue la frase que utilizó para otra de sus fotos.
"No era feliz", escribió la niña.
En los dibujos de Mica se reflejan sus sentimientos. Se sentía tonta, estúpida, y se veía horrible. Cada día que pasaba aumentaba el peso de mantener el "secreto" que compartía con su padre.
En sus cuadernos íntimos están sus relatos tachados. Por mucho tiempo intentó escribir lo que le ocurría, quién era el que la hacía sufrir, pero luego tachaba cada una de sus palabras,
Nadie podía enterarse qué le ocurría.
"Escribía lo que me pasaba y lo tachaba, nadie podía saber a qué le tenía miedo".
"12 años de abusos: así me sentía después de tanto tiempo"
La autoestima de la menor era baja. Estaba en estado de vulnerabilidad y su padre la manipulaba para que no revele lo que ocurría cuando estaban a solas.
"Y a esto le tenía miedo... este era mi secreto".
"Me sentía gorda, quería desaparecer, odiaba mi cuerpo".
"Mis dibujos libres".
"La tormenta me perseguía a todos lados, al igual que esas garras"
Micaela dejaba mensajes en borradores en su celular.
Uno de los dibujos que realizó de su padre.
"Éste es él, la marca en su pecho es en forma de hueso, de niña me decía que mi perro de peluche podía "jugar" con la cicatriz", recuerda. La tortura que padeció Micaela sóo ella la conoce. Y es ella la que, entendiendo lo que significa ser abusada, la que no deja de luchar por otros.
Hoy tiene 20 años, brinda charlas de prevención de abuso y en su página publica información para los padres, docentes y para los sobrevivientes. "Es una manera para sanar. También reparto juguetes a los niños en situación de calle, hospitales, hogares de niños", cuenta y se la ve en varias fotos disfrazada jugando como una niña más, como la que no pudo ser en su momento pero que hoy es libre del dolor y por eso sonríe como nunca antes.