31 Octubre de 2015 05:34
La “Noche de Brujas” ya se argentinizó. A pesar de que esta fiesta se instaló en los 90 en el país, año a año aumenta la cantidad de argentinos que se suman a la “tendencia del terror” para divertirse. Los mas chicos se disfrazan con el objetivo de recoger caramelos, mientras que los mayores utilizan esta noche para dispersarse de una manera diferente en los boliches porteños. La polémica se reaviva año a año. ¿Está bien adoptar esta fiesta como propia o es un síntoma de tilinguería galopante?
Efecto “The Walking Dead”: los zombies, uno de los disfraces más pedidos
Las raíces de Halloween provienen de las costumbres celtas del Samhain y de la festividad cristiana del “Día de Todos los Santos”. Esta celebración llegó a Estados Unidos en 1845 con la emigración irlandesa durante la “Gran hambruna”. Luego se expandió por los países anglosajones como Canadá y Reino Unido llegando rápidamente a España y Latinoamérica. Así fue cómo en la década de los 90, Argentina se abrió al mundo y, además de recibir algunos disgustos, nacionalizó esta fiesta que se terminó transformando en furor. Y otra vez la gran pregunta: ¿Halloween es una reminiscencia menemista o una fiesta que ya caló en nuestra tradición?
El festejo de los chicos
De la mano de la creatividad, los padres buscan el mejor disfraz para sus hijos. Vestidos de zombies, esqueletos, brujas, calabazas y personajes animados, los niños salen a recorrer las calles con un solo objetivo: nombrar la frase mágica: “dulce o truco”.
Tocando todas las puertas del barrios y con una bolsa en la mano, los chicos piden dulces, en caso de que el dueño del hogar no tenga lo que le piden, ellos están autorizados a realizar el “truco”, que en la mayoría de los casos consta en tirar huevos en la puerta y ventana de la casa.
Los colegios también se unieron a esta tradición. A pesar de que las instituciones bilingües fueron las pioneras de esta moda, luego se le fueron sumando otras y ahora, como si fuese una fiesta nacional, la “Noche de Brujas” se festeja en todas las escuelas del país.
Los chicos, principalmente del jardín y la primaria, decoran las instalaciones con calabazas y dibujos de brujas. Además, en el marco de la celebración dentro del colegio, los alumnos también se disfrazan y le piden caramelos a las maestras.
El festejo de los adultos
Lejos de “vestirse de terror” para pedir dulces, ellos se disfrazan para salir de fiesta. Con el objetivo de celebrar Halloween, los boliches porteños crean eventos “especiales”, donde la temática es “dar miedo”. Todos los jóvenes mayores de 18 años se preparan por horas, se visten de “terror” y se disponen a pasar una noche diferente.
El disfraz
La bebida argentina también festeja Halloween
El arma mas importante de la noche es la vestimenta. Los disfraces más usados por los argentinos son los de superheroes, duendes, calabazas y brujas. Pero ser “el alma de la noche” tiene su precio: los alquileres de la indumentaria rondan los $800 y $2000, más un seguro por si se estropea el disfraz.
Macri y Scioli son parte de los festejos
Pero también hay disfraces temáticos. En plena efervescencia electoral, los argentinos no se olvidan de las elecciones presidenciales. En un año movidito por el cambio de presidente, los ciudadanos también optaron por usar máscaras de los principales candidatos, con el objetivo de generar miedo en la población. En Halloween, los candidatos también dan miedo.