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Milanesas y bautismo de nieve para Cormillot: la Base Marambio, por dentro

El nutricionista viajó para evaluar el plan alimentario de los hombres apostados en la Antártida. El diario del viaje que grabó en exclusiva para BigBang.

06 Febrero de 2018 16:40
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La curiosidad y las ganas de aventura empujaron y empujaron hasta que Alberto Cormillot dijo basta y se comunicó con la Fuerza Área para ofrecer sus servicios como consejero nutricional... ¡en la base Marambio de la Antártida!

 

Alberto Cormillot luego de su llegada a la Base Marambio en la Antártida.

 

Sus gestiones llegaron a buen puerto y terminó embarcado en un avión Hércules que aterrizó con 15 grados bajo cero. “Las hélices no pueden detenerse aún luego del aterrizaje porque se congelan”, le cuenta el doctor a BigBang.

 

 

Como regalo, Cormillot llevó una caja de alfajores para los científicos y militares que viven en la base antártica argentina. A cambio, lo recibieron con una milanesa con puré que describió como “riquísima”. Eso sí: luego le tocó recibir el “bautismo antártico”: una costumbre de rigor en el cual la persona que llega por primera vez al continente blanco recibe un baño de nieve en plena intemperie.

 

Le realizaron un "bautismo" de nieve a Cormillot.

 

“El cocinero es una de las personas más importantes de la base”, explica. “Con el aislamiento en que viven, si no comen algo rico está todo mal”. Esas comidas suman 3500 calorías necesarias para encarar tanto el cruel frío antártico, como las tareas de trabajo físico o el simple hecho de caminar con alrededor de tres kilos de ropa encima.

 

Esto se come en la Base Marambio.

 

 

“Son 49 personas que están de manera permanente. En verano se suman cerca de 50 más, en su mayoría científicos. Es el único momento del año donde se puede llegar por aire”, explica Cormillot.

 

Viajó para asesorar en el menú.

 

Por obvias razones, las frutas y verduras frescas son una rareza en la base Marambio. En cambio, abundan los alimentos congelados y las conservas. De esta manera, más allá de que los habitantes de la base no suben de peso durante sus misiones antárticas, el alto consumo de sodio mediante los enlatados sí se vuelve problemático.

Cormillot disfrutó de los espectaculares paisajes.

No todo fue trabajo, por supuesto. En los recreos dentro de las tareas de la base, Cormillot se tomó un rato para bailar tango con la meteoróloga Jorgelina Álvarez, y hasta se permitió la travesura de 'robarse' un queso de la despensa. “Volví a mi época del liceo: cuchetas, dormitorio y baño compartido, hacerme la cama, limpiar mi vajilla, e ir algunos días a la cola a buscar la comida, aunque otros días comía con los oficiales y nos servían”, detalló.

Y bailó tango en la nieve.

Así, no es extraño que antes de partir, Cormillot haya volcado todo su afecto en el mensaje que escribió en el libro de visitas de la base. “Un regalo inesperado para mi cumpleaños número 80", firmó el doctor.