05 Noviembre de 2018 07:30
El viernes por la noche, el director teatral Omar Pacheco enfrentó dos escraches simultáneos en donde se lo acusó de abuso sexual durante sus clases. Uno tuvo lugar en la puerta de su teatro, La otra orilla. El otro, encabezado por ex integrantes de un grupo de investigación teatral denominado Grupo Teatro Libre de Mendoza, en el que lo acusaban de lo mismo: acoso sexual, abuso laboral y estafa. Horas después, el hombre de 67 años fue encontrado muerto en su sala. Se ahorcó entre la noche del viernes y el sábado.
Omar Pacheco tenía 67 años. Se ahorcó después de que trascendieran múltiples denuncias por abuso sexual.
A continuación, el testimonio y las denuncias de las ex alumnas de Omar Pacheco
Escrache por violento, manipulador y abusador
Somos mujeres integrantes del Grupo Teatro Inestable del Teatro La Otra Orilla, creado y dirigido por el director teatral Omar Pacheco. Somos parte de esta grupalidad hace más de cinco años en donde hemos sufrido todo tipo de violencias de género, entre ellas abuso y manipulación sistemática por parte de quien era nuestro docente y director.
Nos parece importante compartir con toda la gente y la comunidad teatral nuestra experiencia para mantenernos en estado de alerta frente a la violencia misógina y machista. Y para que nadie más vuelva a estudiar con él ni consuma sus obras.
Este maltratador lleva adelante este proyecto hace más de 37 años, es decir que han pasado innumerables personas que han sufrido su maltrato, su manipulación y que tuvieron que irse solas. Omar construyó el método del Teatro Inestable en las bases de la verdad, equidad, compañerismo, confianza implacable, respeto, libertad, humanidad. Valores que se ha encargado de pisotear constantemente con su doble discurso y su hipocresía.
En estos años ejerció abuso de poder donde, entre otras cosas, construía relaciones sexo-afectivas con sus alumnas, imprimiéndole su posesión enfermiza en el completo ocultamiento ya que la no vinculación extra profesional era para él un requisito excluyente para ser parte del proyecto. Además ejerció maltratos varios hacia otres miembro del grupo aprovechándose de la vulnerabilidad, eje fundamental de su metodología y de la admiración idealizada que construyo sobre el.
Dentro de su manipulación en dos de sus vínculos más recientes con alumnas, recurrió a la mentira para construir enemistad y competencia entre ellas, subestimando, insultando y agrediendo, tratándolas de caprichosas, histéricas, locas y acosadoras.
Los talleres formativos constaban de lo que él llama “trabajo de piso, que consiste en relajarse plenamente en el piso en condición de total oscuridad, con estímulo sonoro y olfativo, para lograr un estado pre-conciente en donde “liberar” todas las censuras y resistencias que nos inculcaron desde la infancia. Hoy vemos que muchas veces él se aprovechaba de este estado de vulnerabilidad para meterse cuando él quisiera y sin aviso previo en el piso, manosearnos y manipularnos corporalmente. Ahora entendemos sus criticas constantes al feminisimo, incluso en instancias abiertas de debate con publico donde se manifestaba en desacuerdo con el feminisimo “así como está planteado”, claro, que lucha para que machos impunes como el pierdan sus privilegios. Te llego la OLA Pacheco.
Es muy difícil para nosotras poder describir cabalmente las situaciones que hemos vivido ahí adentro porque este lugar proponía un teatro único, un proyecto distinto, que intentaba mantenerse siempre en los márgenes del sistema y de una cultura opresiva. Constantemente hemos sufrido un lavado de cabeza, haciéndonos sentir culpables cuando no coincidiamos con lo que él planteaba, desde su personalismo, como verdad absoluta. No había lugar para la contradicción, la duda, la confrontación. El silencio era parte fundamental para vincularse allí adentro, aunque el pregonara como fundamental expresarse libremente para la conformación grupal, lo cierto es que quien lo hiciera era agredide y perseguide por Omar, generándole una especie de ”vacío” hasta que esa persona finalmente se fuera, y entonces inculcaba que todes les compañeres creyéramos que aquel/lla que se fue era traidor, cobarde, conformista, tibie por no animarse a más, a superar sus límites y profundizar su búsqueda. En este contexto opresivo fue como Omar tejía distancias entre nosotres para aislarnos, inhibirnos y mantenernos dentro. Nos hacia creer que lo fundamental era seguir con las funciones de las obras “La cuna vacía” y “Dashua”, a costa de cualquier circunstancia, deshumanizandonos hasta el punto de tener que realizarlas enfermes, descompuestes o dejando de lado otros deseos, metiendonos en la cabeza que no tener una remuneración por nuestro trabajo era un deber ético moral, porque estar ahí era un privilegio por el que debíamos estar agradecides, siendo que igualmente debíamos pagar nuestra cuota mensual por tomar sus clases. Criticar esto o reclamar viáticos tenía como consecuencia ser etiquetade como mercantilista. Hoy para nosotras esto tiene nombre y es explotación, ya que además cumplíamos con las tareas de mantenimiento, limpieza general del teatro, armado y desarmado de escenografías y garantizado de las compras de materiales e insumos.
El proyecto tuvo dos grandes grupos conformados, antes del nuestro, que se desintegraron en su totalidad, quedando la gran mayoría en muy malos términos con Omar. Con algunes hemos podido tener contacto y conocer que hay otras tantas situaciones, incluso de mayor gravedad, que provocaron sus rupturas con el proyecto. Hoy ellxs forman parte de este comunicado. Invitamos a otrxs compañeres que puedan compartir públicamente en detalle estas experiencias, con el fin de preservar a que futuras generaciones, sobre todo de mujeres, caigan en un espacio como este. Un psicópata y acosador como Omar Pacheco no puede estar al frente de una clase nunca más.
Nuestros cuerpos son NUESTRO territorio, nuestro mundo sensible, herramienta de creación como artistas, y en tiempos de esta marea feminista imparable, se hace imprescindible cuidarnos entre nosotres. Porque no lograron con tanta miseria arrebatarnos los sueños, la convicción de que un arte combativo y realmente libre es posible, que crear belleza le da batalla a este mundo deshumanizado y gris, que no hay que conformarnos, que se pueden construir espacios libres de violencia y que no vamos a rendirnos, nunca.
Estamos juntas y ya no nos callamos más. Se va a caer compañeres.
María Centurión
Agustina Miguel
Luciana Capriotti
Emilia Romero Palmier
Ivanna Clara
Samanta Iozzo
Betiana Cueva
Cintia Gauna
Jorgelina Revoredo
Ginna Alvarez
Muriel Sago
Marcela Alejandra Lopez
Marcia Huamancaja
Griselda Neno Galarza
Carolina Ghigliazza
Maria Morales Miy
Julieta Laso
Melina Xilas
Laura Arburua
Mercedes Rodriguez Elverdin
Lenni Ceruti
Silbaban Serrano
Kaio De Almeida
Dario Dolci
Así fue el escrache en la puerta del teatro: se ahorcó horas después
"Utilizaba perversamente información íntima de cada uno para extorsionarnos psicologicamente", por Mariana Grela
Formé parte del Teatro la Otra Orilla y de las funciones de La cuna vacía durante el año 2014. Aquí algunas reflexiones con valor de testimonio.
1) “Un lugar diferente a los demás”
Bajo la propuesta de “trabajar con el hombre para llegar al actor”, Omar Pacheco se ofrece para liderar un espacio “fuera de lo común”, donde el pensamiento racional no tiene cabida. Posicionado como un espacio otro, instituyente, nos convoca a “salir de la banalidad del sentido común, encontrar otras formas de vincularse y de sentir”. En nombre de “volver al instinto” nos convoca a transgredir “nuestros propios límites”. Pacheco propone una serie de condiciones que encuadran su práctica.
- Un trabajo que no esté mediado por la palabra. La palabra se encuentra detenida en todas sus expresiones, la única válida es la que toma él.
- Una regla: no son permitidos los vínculos que excedan el encuentro allí del grupo teatral. Claro está que es un regla que el maneja a su conveniencia y tiene como objetivo separar y silenciar. Silencio que sostiene y encubre toda su maniobra.
- Un “método” ideal, imposible. En el que siempre nos falta: práctica, tiempo, emoción, compromiso.
- Un postulado implícito: “el afuera es peligroso”, nos tenemos “somos como una familia”. Bajo esta lógica se conforma un grupo sectario, dotado e inflado narcisisticamente al que “tenemos el honor de pertenecer”. Afuera, la banalidad, la ordiniarez de lo convencional.
Pero no todo es falta, también hay oportunidades. Podemos pasar de ser estudiantes de teatro a ser actores en una obra increíble. Podemos, si así lo decidimos, pasar a ser parte de un “proyecto”. Montado en una causa noble, proponiendo el teatro como un espacio de militancia nos sumamos a participar de la obra, “su” obra.
2) “Cuando se detiene la palabra”
De lunes a lunes, clases de teatro en las que la totalidad de los participantes tuvimos el honor de pasar a formar parte de un grupo ampliado. Ensayos para la obra, varias veces por semana. Funciones viernes y sábados. Casi sin darnos cuenta terminamos cumpliendo además otras funciones: armado y desarmado de escenografía, sonido, iluminación, limpieza de la sala, de los baños, del teatro. Compramos la utilería necesaria, de un fondo común compramos los maquillajes, lavamos vestuarios, atendemos el teléfono y la boletería. Pero siempre falta, no es fácil ser de la vanguardia del teatro independiente, por eso debemos mejorar y esforzarnos más. Queda mucho por pulir y aprender.
La explotación laboral se sostenía sobre los más nobles intereses, sobre nuestros ideales, expectativas, sobre las ganas de incluirnos en un proyecto colectivo que transformase la realidad. También se sostenían en la coacción grupal, en el temor a la humillación, a la segregación y a la exclusión. Omar Pacheco camaleónicamente se presenta como el líder a medida que cada uno necesita: un padre dadivoso, un jefe exigente, un responsable comprensivo, un icono de la resistencia. Sus principios no se cuestionan. Uno pone su cuerpo allí, presta su intimidad, sus asociaciones en un espacio que se presume un espacio de libertad y de cuidado. Sin embargo, parece que soportar las más salvajes intervenciones sobre la intimidad de cada uno son el camino que se supone para llegar a algún lugar en nombre del arte. El utilizaba perversamente información sensible e íntima de cada uno para extorsionarnos psicologicamente y sostener el grupo.
Una vez osé pedir un ventilador para los camarines donde en verano las temperaturas aumentaban y nos descomponíamos. Llegó rápido la acusación de mercantilista, de convenida, de no entender todo el esfuerzo que hace el teatro independiente para poder subsistir. Pensé que no entendía. Que seguramente me confundía. ¿Y los fondos públicos con los que se subvencionan la obra? ¿Y el dinero de las entradas? Seguramente no lograba comprender cómo se administra un teatro. Silencio. ¿Por qué nuestros nombres no figuran en la folletería? Silencio. Quizás es narcisismo propio, y eso está mal cuando el proyecto es colectivo.
En nombre del proyecto las más fuertes acusaciones, en nombre de un proyecto que nos trasciende el más impío pedido de incondicionalidad. ¿En nombre de qué proyecto? ¿Cómo no vas a tener el claro el proyecto? Silencio.
Muchos no soportamos y nos retiramos. Puteando por lo bajo, tristes, enojados, sabiendo que un grupo entero nos dría la espalda por no comprometernos más, acusados de traidores. Subjetivando el abuso en diferentes expresiones como una falta personal. Enojados pero no convencidos del todo. Quizás podíamos más.
3) “Se están abriendo las ventanas y hay pájaros volando”
Sobre este fondo de manipulación psicológica, explotación económica y laboral me entero que se sumaron cantidad de testimonios sobre abusos sexuales de diferente tipo, que oficiaron de límite. El escrache tomo la forma de una voz colectiva que se alza entre tantos años de silencio. Porque sí, el silencio con el que muchos nos fuimos fue otro mecanismo más de este macabro personaje. El silencio es salud para Omar Pacheco.
En su obra lo dice muy bien el prestidigitador: "El poder toma y se apodera destruyendo el valor de gestos y acciones que justifican la existencia, y avanza sobre lo más noble del ser, cambiándolo, transformándolo, eliminándolo. Por eso acciono sobre la totalidad. Puedo estar en todas partes, contaminar las aguas, clavar una daga en el centro de la luna, puedo dividir o repartir como se me ocurra. Torcer el rumbo del destino. Acercar el tiempo a la muerte, en todas partes, cómo Dios"
Toda mi admiración y mi respeto a los compañeros que alzaron la voz.
Alzar la voz, no la voz individual, ni de la querella, no la voz que pretendemos propia. Sumo mi voz a un reclamo colectivo, que nos trasciende. Somos portadores de la voz que grita en nosotros y que pide justicia. El peso de lo colectivo nos encuentra por fin, con aquellos que no llegué a conocer, con los que comparto una vivencia íntima por primera vez, con los compañeros de siempre. Con las que luchan por mantener la puerta abierta, por los que se reúnen y se abrazan, porque todos juntos nos volvemos a encontrar y el NUNCA MÁS de nuestra voz toma otra fuerza.
Te pescamos en tus dichos Pacheco, tu enunciación se hizo pública.
NUNCA MÁS OMAR PACHECO al frente de una clase.
NUNCA MÁS OMAR PACHECO manipulando ideales, sueños, cuerpos, jugando con los sentimientos de los que todavía creemos que se puede transformar la realidad en la que vivimos.
NUNCA MÁS OMAR PACHECO ejerciendo su misoginia y su desprecio a la diversidad en sus múltiples formas.
Te tapó la OLA.