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Muriel Santa Ana contó en el Congreso cómo se hizo un aborto en un consultorio privado en Recoleta

La actriz interrumpió un embarazo cuando tenía 23 años, en el consultorio privado del jefe de Obstetricia de un “importantísimo hospital público”.

17 Abril de 2018 14:54
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La actriz Muriel Santa Ana participó hoy del histórico debate sobre la despenalización del aborto y contó como interrumpió un embarazo a los 23 años. "No deseaba ser madre forzosamente" sostuvo ratificando su libertad para decidir sobre su cuerpo.

La historia de Muriel Santa Ana: la actriz contó cómo abortó en un "consultorio" de Barrio Norte. "Quedé embarazada a los 20 años usando un diafragma. No deseaba ser madre forzadamente", contó.https://t.co/aZsNKSQKPn pic.twitter.com/DwJMZQNBDf

- TN - Todo Noticias (@todonoticias)

17 de abril de 2018

Dirigiéndose a los legisladores le dijo directamente que sí rechazan el proyecto "llevarán de por vida sobre sus espaldas a las muertas que de aquí en más produzca la industria del aborto clandestino”.

Santa Ana contó que abortó en un departamento ubicado en Santa Fe y Azcuénaga, donde concurrió con su mamá y su hermana. “El quirófano era la cocina, amplísima, típica de esos edificios de categoría de Recoleta construidos en los '50”. Se trataba del consultorio privado del jefe de Obstetricia de un “importantísimo hospital público”. “Él me dio las recomendaciones y yo le di la plata”, dijo.

“Esto va a ser muy rápido, quedate tranquila”, le dijo el médico. “Después me dormí. Aparecí tendida en otra camilla en un pasillo. El médico se acercó, me dio un beso y me dijo 'ya pasó'”.

"Yo quedé embarazada a los 23 años. Usaba un diafragma como método anticonceptivo, todas mis amigas también. Si aún hoy es conflictivo que los hombres usen preservativo aduciendo pérdida de placer y manipulando así la voluntad de las mujeres, imaginen que hace 20 años el abuso era mucho peor. Nosotras nos poníamos el diafragma y ellos se tranquilizaban. Y nosotras también", se lamentó.

“Yo tenía una mamá, un papá, una hermana, mis estudios, un trabajo, mis libros, mis amigos y conseguí la plata. No tuve que recurrir a una sonda, a una aguja de tejer ni a un sucucho sórdido libre de asepsia”, indicó y explicó que "no deseaba ser madre forzadamente. No deseaba inscribir mi cuerpo en el orden simbólico de la maternidad por imposición”.

El discurso de Santa Ana se centró en su experiencia.

“Desde que tengo mayoría de edad, no permito que nadie se arrogue el derecho de legislar sobre mi deseo. Mías son mis decisiones, míos son mis deseos. Pero mi cuerpo es visto como un objeto. Las mujeres no somos un frasco para que otros observen cómo germina en nosotros la continuidad de un sistema de crimen y exclusión”.

Sobre el final sostuvo que “no se trata de debatir sobre los límites de la vida y la muerte. Porque sino, tengo una pregunta para hacerles sobre todo a quienes aún no tienen su voto decidido: ¿qué significa para ustedes una mujer muerta? Acá se trata de aborto clandestino o aborto legal, el aborto existe, existió y existirá, legislen ustedes lo que legislen. Y sepan tristemente que si este proyecto fuera rechazado, llevarán de por vida sobre sus espaldas a las muertas que de aquí en más produzca la industria del aborto clandestino", concluyó.

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