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Murió la jubilada "rebelde" de Palermo que rompió la cuarentena para tomar sol en el parque

La mujer se llamaba Sara Oyuela, tenía 86 años y es recordada por su cruce con la Policía de la Ciudad.

10 Enero de 2023 13:24
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Eran las 15 horas del 21 de abril de 2020. El mundo se había acostumbrado a la cuarentena en medio de la pandemia de COVID-19. En Argentina, el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio había comenzado el 20 de marzo y se extendía semana a semana para evitar la propagación del virus, el quiebre del sistema de salud y las consecuentes muertes. Pero a Sara Oyuela, una jubilada que tenía 83 años no le importó nada y salió a tomar sol a un parque de Palermo, en la Ciudad de Buenos Aires. Durante mucho tiempo fue recordada por ese enfrentamiento con la Policía de la Ciudad. Hace pocas horas, la mujer falleció.

 

La historia fue así. Aquella tarde, Sara le avisó a Alejandro, su marido que saldría. Agarró una reposera y sus infaltables cigarrillos, abandonó su departamento sobre la avenida del Libertador y cruzó al Parque Tres de febrero. Ahí estuvo una hora tomando sol hasta que una vecina de su edificio la vio e, indignada, dio aviso a la Policía de la Ciudad.

 

Cuando los agentes llegaron, la mujer se negó a irse del parque. “Colaboren conmigo, que soy una vieja que necesita aire y sol. No estoy contagiando a nadie”, les dijo. Los oficiales no sabían qué hacer. “Necesito aire y sol, un rato más, hasta las 15.20. Después me iré”, les volvió a decir ella. Pero no se movía. Al rato llegaron dos oficiales mujeres para retirarla. Pero no se animaban.

 

Entonces, el oficial que custodiaba la cuadra y que conocía a su marido, fue a tocar timbre y le dijo: “Señor Alejandro, ¿puede bajar por favor y convencer a su esposa, que está tomando sol en el Parque 3 de Febrero, a que vuelva a su domicilio?”. La respuesta del hombre fue contundente y dejó en claro el carácter de la señora: “Discúlpeme pero no puedo bajar. Sepa entender, hace 32 años que estamos casados y nunca la pude convencer de nada”.

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El escándalo duró un rato más. Finalmente, la mujer accedió a volver a su casa. Aunque, frente a las cámaras de TN, que habían llegado al lugar, dijo: “Mañana vuelvo a bajar a tomar sol”. Nunca se supo si lo hizo o no. Pero, en una entrevista en Clarín, Sara dijo: "No me arrepiento de nada, lo volvería a hacer".

 

Hay que recordar que, por aquellos días, solo podían circular por la calle los denominados trabajadores “esenciales”. El resto solo podía salir para comprar en el almacen de barrio o en los negocios de primera necesidad, y regresar a su hogar. Tras la mediatización de su caso, la mujer afirmó: "Mi esposo la pasó mal aquel día, se hizo mucha malasangre y la verdad es que quise cuidarlo, no me quería quedar sin compañero de vida. Siempre hice lo que quise, esta vez tuve que controlarme".

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Y agregó: “Todo pasó por una vieja despechada del edificio. Estoy indignada, no puedo creer que se haya armado tamaño revuelo. ¿Qué hice de malo? ¿Arman semejante despiole porque una vieja de 83 años bajó a tomar sol a un parque que tiene más de 30 hectáreas? Este Larreta, por favor, y eso que yo lo voté pero si lo veo lo cacheteo, medidas como éstas generan rechazo, ¿a quién se le ocurre encerrarnos eternamente? Yo necesito aire y sol, por salud, tengo EPOC y un cáncer de pulmón”.

 

También explicó que era fanática del bronceado y que no se podía aguantar más estar sin sol: "Me enojo al recordar semejante despelote, me acuerdo de mi marido Alejandro, que me pedía encarecidamente que no bajara, pero qué querés, yo soy una loca por el sol, no puedo dejar de tomarlo... Lo hago desde que tengo uso de razón. Soy de la época del Sapolan Ferrini, un aceite que prolongaba el bronceado. Me encanta verme dorada, no soporto la palidez salvo que tenga la piel de Nacha Guevara y claramente no la tengo. Pensá que soy población de riesgo... Todavía estoy esperando las disculpas por el maltrato que tuvieron los policías hacia mí, que estuvieron tan cerca que corrí el riesgo de contagiarme”.

Ahora se supo que hace unas horas, la “rebelde” Sara murió. La noticia fue confirmada por su esposo Alejandro. La jubilada tenía 86 años y había sufrido una enfermedad pulmonar durante los últimos meses, que complicó a su corazón. A eso había que sumarle su adicción al cigarrillo que complicó su cuadro.