Se llamaba Liz. Tenía 24 años y dos hijos pequeños. llegó al hospital Belgrano, de San Martín, con un cuadro grave de septicemia. La habían operado, le habían sacado el útero, la trasladaron a otro centro asistencial y no lograron salvarle la vida. Liz murió, como tantas mujeres, por causa de un aborto clandestino. La semana pasada, el Senado tuvo la posibilidad de legalizar el aborto para evitar estas muertes. En una sesión que tuvo incontables momentos y discursos bochornosos -que por un minuto pudieron parecer graciosos ante el despliegue de ignorancia expuesto, y ante la muerte de una persona ya no lo son tanto- se firmó la sentencia de Liz.
El colectivo Ni una menos convocó a una marcha para esta tarde, a las 18, frente a la Casa de la Provincia de Buenos Aires, en Callao al 200. El motivo del lugar elegido es muy sencillo. la gobernadora de la provincia, María Eugenia Vidal, había dicho que respiraría aliviada si no se abrobaba la ley. Liz, en cambio, ya no respira. En diálogo con BigBang, Marta Dillon, del colectivo Ni Una Menos, resumió sus sentimientos y sensaciones : "Estamos furiosas, justo en la provincia que gobierna Vidal, que se saca fotos con los antiderechos, que vive en un centro clandestino de detención, otra muerte por aborto clandestino. Que dejen de apropiarse de la palabra "Vida". No se puede decir que no cambiar nada en relación a los derechos de las mujeres y personas gestantes da alivio, como dijo antes del 8A, porque no es alivio, es muerte lo que provoca".
El gremio de hospitales, CICOP, informó que "en los últimos diez días se han denunciado varios casos similares y una mujer murió a consecuencia de un aborto séptico practicado en la clandestinidad. Esto nos reafirma en nuestra postura expresando que el aborto es un problema de Salud Pública porque seguirá practicándose en condiciones totalmente inseguras y riesgosas y somos consecuentes en seguir denunciando esta situación social más allá de los encuadres jurídicos. No vamos a bajar los brazos y seguiremos luchando para que se respete el derecho a decidir de las mujeres", agregaron.
En un comunicado titulado, Furia y euforia, el colectivo hace su balance de la frustrada votación en el Senado y expresa algunas ideas sobre la movilización de mujeres y las razones de la lucha por la interrupción voluntaria del embarazo: "El aborto no es para nosotras una demanda liberal de derechos individuales, y por eso su lucha ha convocado debates, formas de organización y conexiones internacionales tan profundas y novedosas. Pusimos en juego una vez más la transversalidad que venimos construyendo en asambleas populares feministas, y por eso la interrupción voluntaria del embarazo se metió en la agenda de los sindicatos, en las escuelas, en los hospitales, en las fábricas, en los medios, en las casas. Desde la perspectiva del trabajo, el aborto legal significa resistir el confinamiento doméstico de maternidades no deseadas que se traducen en trabajo no remunerado. La discrecionalidad en la implementación de la ley existente (que despenaliza el aborto por tres causales), nos enfrenta a la falsa alternativa de maternidad o cárcel, criminalizando nuestra capacidad de decisión y negándonos como sujetas de deseo y de derecho.