19 Agosto de 2020 11:56
Una familia de Misiones pidió la eutanasia para su hijo. Adrián tiene 22 años y parálisis cerebral. No puede valerse por sí mismo, se pasa el día en un corralito creado para él, que la familia fue reforzando con el paso del tiempo. Prácticamente no camina, no habla, requiere atención constante y se autolesiona a menudo. Su madre, Eva Briñócoli, pidió a la Justicia que le ponga fin a su vida. La historia es tan dolorosa como difícil de analizar.
“Él no entiende. Si lo saco de ahí, tira o tumba las cosas. Camina muy poquitito y después ya se sienta. Ese corralito ya tiene como 15 años, su papá se lo mandó a hacer y está reforzado por su peso. A una persona extraña no le va a pellizcar ni morder, es buenito, pero él solo se autolesiona. Fuimos a ver psiquiatras porque se agrede. Mi esposo y yo somos quienes lo cuidamos, no tenemos niñera ni empleada. Sólo mamá y papá”, dijo Eva, en una entrevista con Canal 12 de su provincia..
Adrián tiene 22 años, pero ignora que los tiene, ignora incluso qué quiere decir la palabra "años" y qué es el número "22". Adrián no se manifiesta y no tiene ningún modo de relacionarse con los demás. ¿Es esto vida? Esa es la pregunta central.
“El paciente que presente una enfermedad irreversible, incurable o se encuentre en estado terminal, o haya sufrido lesiones que lo coloquen en igual situación, informado en forma fehaciente, tiene el derecho a manifestar su voluntad en cuanto al rechazo de procedimientos quirúrgicos, de reanimación artificial o al retiro de medidas de soporte vital cuando sean extraordinarias o desproporcionadas en relación con la perspectiva de mejoría o produzcan un sufrimiento desmesurado”, dice la ley 26.742. El hecho es complicado en términos legales, porque justamente lo que Adrián no puede es manifestar ninguna clase de voluntad. Su madre no tiene ninguna duda de que sufre.
“Es realmente cansador. No tiene vida. Esto va a seguir, el neurólogo dijo que no hay cura, va a seguir siendo un chico convulsivo. Su cerebro convulsiona cuando quiere y cada convulsión es un retraso de todo lo que ya hiciste”
"Me cansé de recorrer psiquiatras, neurólogos, y siempre es lo mismo, no hay cura", dice Eva. Asegura que hace tres años que tiene la decisión tomada. "Yo prefiero que el chico descanse. Él llora. Quiero que descanse, porque es un chico que está sufriendo. Muchos van a decir que es una madre loca que quiere matar a su hijo, pero yo les pido que se pongan un poquito en mis zapatos y vean lo que una criatura con una parálisis cerebral 100 por 100, que vos tenés que estar las 24 horas arriba. Hay que estarlo, hay que vivirlo. El chico tiene esas crisis convulsivas y va a estar así siempre, es un lugar donde nosotros no llegamos. Para mí es mejor que él no esté, porque él sufre". Ella, está claro, también.