Al hermano de Santiago Maldonado le mandaron miles de mensajes con insultos por Facebook y WhatsApp, que se multiplicaron en Twitter, donde no tiene cuenta. A las pequeñas hijas de Cinthia Fernández y Mauro Defederico les dedicaron cientos de mensajes comparándolas con un “mono” en Instagram.
Del periodista, humorista y arquitecto Conrado Geiger, esposo de la actriz Paola Barrientos, se dijo que era tesorero del Banco Galicia y que había colaborado con Máximo Kirchner para vaciar cajas de seguridad. A su esposa la insultan desde hace años en las redes por su físico, luego de que Jorge Lanata la definiera en una entrega de premios como “la gordita del aviso del Banco Galicia”.
Ayer, en plena conmoción por la muerte de su esposa y su hijo menor, la víctima de los agravios virtuales fue el senador y presidente del interbloque de Cambiemos, Luis Naidenoff, con insensibles mensajes que en Twitter vinculaban su postura a favor de la despenalización del aborto con su tragedia familiar. Todos ellos, curiosamente, eran de cuentas que decían tener posturas “pro-vida”. “Me duele más que este senador quiera matar niños indefensos por nacer que su mismo dolor”, escribió una usuaria de Twitter, Graciela Mazzi.
Justicia divina. "Le tengo mas miedo a Dios que al peor de los hombres" Refran.
- El aborto es un genocidio encubierto (@soytelevisiva)
Se trata de cuatro ejemplos que bien podrían graficar una situación que se repite día a día, minuto a minuto, en todas las redes sociales. Trolls y haters que invaden con comentarios violentos, que en muchos casos incurren en injurias u otros delitos, según explica el abogado y director del estudio Informática Legal, Miguel Sumer Elías. “Se puede hacer una querella si es un insulto, pero la víctima tiene que hacerlo a través de un abogado, dedicar energía, tiempo y dinero para probar que ese usuario es una persona determinada, y tratar de que se aplique una multa y una demanda civil por daños y perjuicios”, aseguró a BigBang.
"Parece un mono": el indignante ciberbullying a una de las hijas de Cinthia Fernández
El caso Maldonado fue emblemático, porque además de insultos a Sergio Maldonado, que se masificaron en las redes, le llovieron mensajes y llamados al celular , muchos cuando aún continuaba la búsqueda. Incluso, con otros episodios que se tornaron aún más oscuros, que son materia de investigación judicial y que traspasan el “odio” en las redes, como el seguimiento, llamados telefónicos y hasta una voz que repitió un discurso a los gritos en un hotel de la avenida Corrientes tras una marcha que encabezó el año pasado.
Sergio Maldonado recibió miles de mensajes con insultos en las redes sociales.
Aunque en menor medida, el senador Naidenoff también fue víctima de ese tipo de mensajes en las últimas horas tras la tragedia familiar que ocurrió en su hogar de Formosa, donde su esposa y su hijo murieron producto de la inhalación de gas. “Espero que esta tragedia en su vida lo haga reflexionar acerca de su voto afirmativo en la ley de despenalización del aborto”; “¿Justicia divina? Senador Luis Naidenoff pierde esposa e hijo por un escape de monóxido”, escribieron, entre otros, bajo el escudo del anonimato que ofrecen las redes sociales.
Estimado, los proVida somos millones en la RA, Y sabe qué, ese senador apuesta a la muerte de los que no pueden defenderse. Y sabe que, Ud es tan poco persona como él en manifestarse a favor de este individuo. Yo pido por las almas que partieron Que Dios las tenga a su lado.
- graciela mazzi (@gracielamazzi)
Para el abogado Sumer Elías , en las redes abundan “psicópatas” y “muchas personas frustradas que se descargan en la web”. “Los trolls hacen eso: encuentran su satisfacción generando este tipo de odio. También están los haters que coordinan para atacar a una determinada persona o idea”, agregó.
juegan tanto con la muerte y la defienden algunos ¿? que les pasa una tragedia y ahí son conscientes de lo que realmente vale un hijo.. será dios que te lo hace saber.
yo creo en el karma señores
creo en las vueltas de la vida como verán..
- DreamyAshcroft (@dreamyashcroft)
Detrás de estos casos hay un componente para nada menor: la insensibilidad, la falta de comprensión, la imposibilidad de sufrir con el de al lado, incluso a pesar de estar en una vereda opuesta. Una triste, solitaria y egoísta tendencia que en los últimos años se masificó y que entre otras cosas abunda por la facilidad de ser un simple avatar con la imagen de un huevo y un nombre inventado. Así, buena parte de lo que (nos) ocurre puede derivar en muestras de apoyo o en insultos impiadosos.
Mi rechazo a ciertos mensajes de "castigo divino" o similares ante la tragedia familiar del senador Luis Naidenoff. Su postura pro-abortista no justifica estas expresiones, contrarias al espíritu cristiano. Seamos respetuosos.
- Alejandro Biondini (@BiondiniAR)
JUSTICIA IMPROBABLE
En la Justicia hay cientos de casos no resueltos por injurias en las redes sociales, pero la gran mayoría no avanzan. El mayor problema es el costo que tiene, ya que toda la carga probatoria tiene que ser presentada por la víctima. “Es toda una patriada, sobre todo porque hay muchos usuarios anónimos. Los jueces y fiscales no suelen investigar si es un insulto”, explicó Sumer Elías.
El abogado explicó a BigBang que hay otros casos más complejos donde no sólo es un insulto o un agravio, sino que cabe la figura de “violencia de género digital”, como lo definió en un fallo reciente el juez de Familia N° 5 de Río Negro, Jorge Benatti. Luego en las redes se puede presentar otro tipo de delito, cuando los comentarios ya incurren en amenazas o extorsiones. “Ahí la justicia interviene con todo el procedimiento, solicitando pruebas pertinentes”, agregó el abogado.
Tras la muerte de su esposa y su hijo menor, Naidenoff fue insultado por grupos "pro-vida".
A pesar de que son pocos los casos que derivan en multas, el Código Contravencional porteño prevé multas muy modestas, de $200 a $1.000 o de 1 a 5 días de cárcel para quienes intimiden u hostiguen de modo amenazante.
El mayor problema es que la ley no se adecúa a los tiempos que corren. "Calumnias e Injurias está hace cien años en el Código Penal. En ese momento no existía la viralización. Hay que buscar un procedimiento legal que permita a la víctima protegerse, las redes sociales no deberían permitir este tipo de conductas. Una cosa es la libertad de expresión y otra es no hacerse cargo. Hay que trabajar en la educación de valores, en la responsabilidad", concluyó Sumer Elías.