Natalia Becerra tiene 38 años, vive en la ciudad de Mercedes y, desde muy chica, le apasiona el rubro de la albañilería. ¡Y no es para menos! Su padre, Daniel, un albañil de gran corazón y de mucho oficio, le heredó su pasión por esta profesión a cuatro de sus siete hijos. "Cuando tenia 9 o 10 años trabajaba con mi papá, que era albañil. Con el tiempo me fue gustando cada vez más y le pedí que me enseñara a preparar el balde y los materiales", le cuenta Natalia a BigBang.
La albañilería dejó de ser un oficio únicamente de hombres y cada vez son más los ejemplos de mujeres en el país se lanzaron a la conquista de esta profesión. Pese a haberse encontrado al principio con algunas resistencias, lograron abrirse camino y viven de eso. En algunos casos se volcaron hacia la albañilería por necesidad económica, es decir, buscando una salida laboral. En otros casos, el interés comenzó por la necesidad de hacer un arreglo en la casa y no contar con el dinero para tercerizarlo. "Todo eso le pedí que en enseñe, me empezó a gustar cada vez más y decidí que la albañilería era la profesión que quería seguir", le cuenta la hoy madre de cinco hijos.
El pasado jueves, el presidente de la Nación, Alberto Fernández y la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, encabezaron la tercera edición del festival Nosotras Movemos el Mundo, actividad que se realiza en el marco de la conmemoración por el Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, el 8 de marzo. Allí, el mandatario homenajeó a las trabajadoras de nuestro país, protagonistas de la construcción de una sociedad más igualitaria.Entre la veintena de mujeres que recibieron la distinción de manos del jefe de Estado, se destacó Natalia, la protagonista de nuestra historia y "albañila", como le gusta que la llamen. "Le da mucha más fuerza y sentido de pertenencia a la mujer de esta forma", aclara.
Muchas de las "albañilas" actuales fueron hijas o parejas de albañiles varones, lo cual les dio la posibilidad de aprender mirando. Hasta que un día se lanzaron al ejercicio, a pesar de que los primeros pesos fueron duros. En el caso de Natalia, es divorciada, madre de cinco hijos y convive con su actual pareja, Sonia Barrionuevo, quien también se dedica a la albañilería. "Cuando falleció mi papá, me junté con mi pareja y nos animamos a hacer un contrapiso en la casa que vivíamos, que era muy modesta, de chapas viejas. En dos días lo hicimos, era de 30 centímetros. Ponele que trabajamos lunes y martes, cuatro horas cada día", relata, orgullosa.
Y agrega: "Mi casa estaba hecha de chapas viejas y nylon. Un día me anoté en las cooperativas de barrido de la municipalidad y les pedí a una de las autoridades ahí si me podía llevar unas chapas para cambiar el techo de mi casa. Me respondió que iba a necesitar mano de obra y yo le contesté que me iba a encargar con mi pareja de hacerlo. Su reacción inmediata fue preguntarnos si nosotras sabíamos de albañilería y yo le respondí que sí, que la casa donde vivíamos la habíamos levantado entre las dos. Ahí me preguntó si me animaba a hacer una cooperativa de mujeres albañilas para la municipalidad y después de las elecciones presidenciales de 2019, me llamó y le dimos riendas sueltas a la propuesta".
Actualmente, Natalia dirige un equipo de cinco mujeres (Aniela Gioia, Eliza Centurión, Paulina Agüero, Sonia Barrionuevo y la propia Becerra) en la cooperativa de mujeres "albañilas" de la ciudad de Mercedes. "Llegamos a hacer nueve, pero las chicas se fueron separando. De las cinco primeras u originales, por así decirlo, solo quedamos tres", detalló. Históricamente, la mujer no habitó este espacio y es casi común que al iniciar sus primeros trabajos como albañil, pueda llegar a toparse con burlas, miradas extrañadas, acosos o varones dispuestos a enseñarle cómo hacer las cosas. "Podes creer que a nosotras no nos pasa eso, porque nos tienen miedo", aclara.
En ese sentido, remarcó que conoce y sabe que existe el prejuicio de que la mujer no será lo suficientemente fuerte como para hacer un trabajo pesado y enumeró algunos de los dichos "machistas" que escuchó. "Dicen que la mujer no puede hacer albañilería porque no sabe, no tiene fuerza o no se quiere ensuciar. Pero yo no voy a permitir que me lo digan y cuando nos quieren faltar el respeto, con las chicas les ponemos rápidamente los puntos. No es que, por ser mujeres, somos inútiles y nosotras no le faltamos el respeto a nadie. Por eso tampoco vamos a permitir que nos lo falten a nosotras", le afirma a este sitio, aclarando que no hay lugar para la discriminación.
De hecho, en el caso de Natalia conforme fue trabajando, terminó por demostrar que tiene exactamente la misma capacidad que un varón para realizar tareas de construcción. La primera casa que hicimos fue de cero, para una señora y su hija y terminaron encantadas. Nos felicitaban. Hemos ido a casa de hombres y mujeres, y nos han dejado trabajar tranquilas. Nadie se metió con nuestro trabajo por suerte y hoy en día nos saludan en la calle y hasta nos preguntan cuándo vamos a volver. Pero es cierto que una vez hicimos un curso de albañilería y como eran muchos hombres y solo dos mujeres, no nos dejaban trabajar. Eran muy machistas", recordó.
Sobre aquella mala experiencia, la "albañila" resaltó que el cursó finalizó sin que ella haya podido aprender nada. "El curso terminó y nosotras no pudimos hacer nada durante el tiempo que duró por el machismo de estos hombres. Ahora me estaba por anotar en un curso de electricista para expandir el conocimiento y perfeccionarme en lo que hago", explicó. Cada vez existan más cooperativas, vecinales o centros barriales que dictan cursos o talleres de oficios para mujeres. De allí salen no solo albañilas, sino también carpinteras, pintoras, plomeras, electricistas, técnicas reparadoras de electrodomésticos, etc. que les permite tener una salida laboral.
Por eso no sorprende que durante el homenaje que llevó a cabo el presidente Alberto Fernández la semana pasada en el Centro Cultural Kirchner, hayan recibido un mimo mujeres y LGBTI+ que son fundamentales para la construcción de una sociedad más justa, igualitaria y libre de violencias. "Me llamaron de la Casa de la Mujer, de acá de Mercedes, y me dijeron que tenía que viajar a Buenos Aires para ser homenajeada por el presidente , pensé que me estaban jodiendo. Pero después me llamaron desde Buenos Aires para confirmármelo y desde ahí, fue pura felicidad. No lo podía creer y fue un gran honor representar a la Ciudad de Mercedes y a las mujeres en general", sostiene Natalia.
Y sumó: "Fue una emoción tremenda porque creí que no iba a estar realmente el presidente, porque le podía llegar a surgir algo de agenda que no le permita por tiempo estar presente. Pero cuando lo vi, fue una emoción tremenda. Fue un honor tremendo representar a las mujeres porque nosotras podemos hacer el mismo trabajo y esfuerzo que los hombres. La mujer no es solo para cocinar, limpiar la casa o criar a los hijos solamente. Hay mujeres que están solas, con sus hijos y no tiene tienen pareja que la ayude y está bueno que aprendan albañilería. No siempre necesitan del hombre machista que les digan que se arreglen cuando les piden algo".
En ese sentido, enumeró: "Nosotras ya pusimos ventanas, pisos, techos, revocamos y levantamos paredes. Ahora estamos haciendo una cocina para una señora de 85 años y son muchas las mujeres en Mercedes que merecen trabajar, por eso que el presidente me haya querido homenajear a mi me llena de felicidad y orgullo. Cuando me acerqué, me abrazó y me dijo 'te felicito, sos un ejemplo y ojalá sigas así'. Me aguanté para no llorar ante las cámaras". Si bien es madre de cinco, Natalia comparte un vínculo con su hija de 21 años, quien decidió seguir los pasos de ella y su abuelo. "A mi hija mayor ,de 21, le enseño albañilería y está anotada en una cooperativa", concluyó sobre el legado que construyó su familia.