Tras la repentina muerte de Diego Maradona el miércoles pasado, la Justicia investiga ahora si existió algún tipo de responsabilidad por parte de los médicos y enfermeros que lo atendían después de haber sido operado hace algunas semanas de un hematoma subdural.
De hecho, la causa por el fallecimiento del "Diez" está caratulada como "homicidio culposo", debido a que la fiscalía a cargo del caso considera que existieron ciertas irregularidades, tal como contó una de las enfermeras que lo trataba, quien declaró que antes de morir Maradona se había caído y nadie lo había atendido, y que además tenía presión alta no controlada.
Según explicó Rodolfo Baqué, el letrado que representa a la enfermera Dahiana Gisela Madrid, el pasado miércoles 18 de noviembre, una semana antes de su muerte, Diego se cayó dentro de la casa de Tigre en la que vivía, y producto de ese incidente se golpeó la cabeza, aunque a pesar de ello el ex futbolista no fue llevado al hospital para recibir atención.
“En ese momento, cuando él se cae, lo levantan. No fue mayor el golpe, pero sí tuvo una caída. El decía que se había golpeado el lado derecho, el contrario a la operación. Fue levantado y Maradona siguió con su vida habitual”, indicó.
Respecto al trabajo de su clienta, Baqué comentó que Madrid empezó a tratar a Maradona el viernes 13, y que su responsabilidad era suministrarle las pastillas recetadas por la médica psiquiatra Agustina Cosachov y realizar un chequeo general de signos vitales de la estrella del fútbol.
Sin embargo, Diego no quería que ella lo atendiera, por lo que finalmente pudo verlo sólo ese viernes durante dos horas, hasta que lo acompañó al baño y Diego le dijo que se fuera. "La gente que estaba con Maradona le dijo que se quedara. Ella nunca más pudo atender a Maradona ni tomarle los signos vitales, sino simplemente le daba la medicación psiquiátrica. Ella se la daba al asistente de Maradona y ellos son los que se la daban a Maradona”, contó.
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Además, el abogado especificó que el compañero de su defendida, el otro enfermero responsable de la atención del ex deportista durante los turnos noche, registró durante varios días alteraciones importantes en la frecuencia cardíaca del paciente, y que a pesar de eso, nunca fue atendido.“Por los chequeos que le realizaba el enfermero del turno noche, Maradona llegó a tener 115 pulsaciones por minuto de frecuencia cardíaca. El día anterior al fallecimiento tenía 109 pulsaciones y todos sabemos que un paciente con problemas coronarios no puede superar las 80 pulsaciones por minuto”, afirmó Baqué, en declaraciones al canal TN.
“Entonces, el cuerpo de Maradona iba avisando que había problemas con su frecuencia cardíaca y no fue asistido ni siquiera con una de esas pastillas que toman los pacientes coronarios para mantener la frecuencia en 80", se lamentó.
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En este sentido, Baqué indicó que en la casa del barrio San Andrés, donde el "Diez" se recuperaba, no tenían ni un desfibrilador cerca que pudiera salvarle la vida ante una urgencia, ni tampoco se contaba con un médico clínico.“La primera responsabilidad es del médico, y la segunda de la familia”, consideró Baqué sobre la muerte de Maradona. “Ni baño tenía la habitación. Le pusieron un baño portátil”, señaló hacia el final, antes de hacer hincapié en que "Maradona no estaba en condiciones de decidir”.
Lo cierto es que la psiquiatra Agustina Cosachov, quien atendía al "Diez" una semana antes de que Maradona abandonara la Clínica Olivos (por la operación en la cabwza) había solicitado que a su regreso, Diego contara con una internación domiciliaria de la que debían formar parte “enfermeros, preferentemente hombres, con disponibilidad tiempo completo y especializados en problemática de consumo de sustancias”.
La especialista pidió además que el ex deportista estuviera asistido por “un médico neurólogo y un clínico” y que contara con “la disponibilidad para realizarse estudios médicos y una ambulancia por si se considera necesario el traslado”; algo que, según consta en la causa, no se cumplió.