05 Junio de 2017 16:14
Lejos de los magos rodeados de faraónicos efectos especiales, como David Copperfield o Cris Angel, una vasta cofradía de ilusionistas aún sigue fiel a los preceptos más artesanales del oficio.
Goobar destaca el atractivo de la magia de "vieja escuela".
Marcelo Goobar pertenece a ese grupo y pone en escena sus trucos en dos puestas teatrales: Jam de Magia -un espectáculo tradicional de magos- y El Centésimo Mono, donde su arte se inserta en una obra de ficción.
"En esta era de la tecnología, la gente cada vez mas valora la tracción a sangre", le subraya Goobar a BigBang explicando la atracción de la magia de vieja escuela. "Se valora mucho que uan persona se tome años de su vida practicando. No es que el mago te esta queriendo convencer de que la moneda desapareció, sino que propone un juego".
Regreso a la niñez
En este sentido, la perdurable atracción del ilusionismo tiene que ver, según él, con el instantáneo transporte a la infancia que enciende en el espectador.
La preparación y perfeccionamiento de un mago es constante.
"Lo que tiene la buena magia es que nos conecta con un momento de nuestra vida en el cual todo era posible", explica Marcelo. "Papá Noel existía y nuestros padres eran invencibles. Una vez leí que el arte no debe darnos la sensación de descubrir algo nuevo sino la de reencontrar algo que habíamos olvidado, y esa es la clave de la magia. Al mismo tiempo, la magia nos recuerda que todo lo que vivimos es parte de una percepción individual, que no todo es lo que parece".
Llegar a transmitir esa sensación a la audiencia viene, claro, a través de años de preparación constante a la cual casi nunca se le puede poner un punto final.
"Cada una cierta cantidad de años pensás que ya aprendiste todo, pero al año siguiente ves tu propio material y no, nada que ver", se ríe Goobar. "Siempre vas corriendo la vara".
Y aunque las redes sociales y YouTube facilitan el acceso de los magos jóvenes al aprendizaje de trucos y secretos, según Marcelo "eso deriva en que te creas el mejor en poco tiempo, y luego te das contra una pared".
Internet, por supuesto, no es la única fuente de conocimiento para los ilusionistas: hay mucha generosidad e intercambio de ideas dentro del gremio.
"Se comparte mucho, es una fraternidad mundial. Yo hoy puedo llegar a cualquier país del mundo, buscar magos en las páginas amarillas, y voy a tener una cama donde dormir", asegura Goobar.
Marcelo asegura que la solidaridad entre magos es constante.
Los shows
Los jueves a las 22.45, Marcelo participa de la jam de magia Sin Explicación en el teatro Timbre 4 (Boedo 640), donde está acompañado por un elenco rotativo de prestigiosos ilusionistas argentinos. Mientras tanto, los sábados a las 20 actúa en El Centésimo Mono, obra de Osqui Guzmán que mixtura ficción y magia, y se presenta en La Carpintería (Jean Jaures 858).