16 Octubre de 2020 16:29
De acuerdo a la encuesta Brecha de género: calidad de vida y bienestar emocional durante la pandemia Covid-19 elaborada por el Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de la Universidad Siglo 21, el 31,6% de las mujeres consultadas manifestó que "con frecuencia o siempre" se encuentra agotada al final de jornada laboral.
Mientras tanto, en los hombres este número llegó al 25,3%. A su vez, el porcentaje de mujeres que "frecuentemente o siempre" le resulta difícil relajarse después de un día de trabajo es del 28,1%, contra un 22,2% en los hombres.
"La pandemia permite poner sobre la mesa la importancia de la co-responsabilidad en las tareas de cuidado y visibiliza el tiempo que dedican desproporcionadamente las mujeres a estas tareas no remuneradas, que impactan no sólo en su autonomía económica sino también en su bienestar físico y emocional", reflexionó al respecto Laura Gaidulewicz, Directora del Instituto de Género e Inclusión de la Universidad Siglo 21. "Y no es una cuestión del ámbito privado, sino una problemática que tiene consecuencias en el PBI, en el gasto público y en la calidad de vida de nuestra sociedad".
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Repensar las tareas de cuidado
Sin duda que, a pesar de los recientes avances en materia de igualdad de género, el mayor peso de las tareas de cuidado relacionadas con el hogar y el cuidado de hijas e hijos sigue recayendo sobre las mujeres."Más allá de las obligaciones, hay un constructo cultural alrededor de la figura materna y de quién es encarga de las tareas de cuidado", señala la pediatra Sabrina Critzmann en diálogo con BigBang. "Por más que tratemos de difundir que la responsabilidad de la crianza es social, las tareas de cuidado siguen recayendo sobre las mujeres que a veces deben sumar este trabajo no remunerado a sus trabajos remunerados. En perspectiva incluso dentro de las familias queda como tácito, algo que la madre tiene que hacer simplemente por el hecho de ser la madre".
En ese sentido, la especialista llama la atención sobre otra derivación de este esquema de pensamiento: el hecho de que las mujeres parecen ser castigadas simbólicamente por el mero hecho de elegir, sin importar cuál sea su decisión.
"Cualquier elección es juzgada: la que elige ser madre, la que elige no serlo, la que elige tener nueve hijos. Es castigada la mujer que elige amamantar y, dentro de eso, la que elige amamantar tres meses o tres años. Hay mucho para construir como sociedad para dejar de juzgar al otro. Es mejor acompañar esas decisiones que imponerles juicios de valor", describe.
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Así, Critzmann apunta a comenzar a hablar de crianza respetuosa, y de posicionar a niñas y niños "en el lugar de personas a respetar y de observar las necesidades de la familia, informar a las familias para que puedan elegir informados sobre la crianza".
"Este concepto también llama a mirar al del lado sin juzgarlo porque no se sabe el camino que está recorriendo", advierte. "Podemos aportar informando con una mirada empática y adaptada a las necesidades de cada familia".