La línea B de subte no funciona hoy a raíz de un paro sorpresivo de los Metrodelegados, que denunciaron que parte del personal fue atacado por negarse a manipular con asbesto, material reconocido como cancerígeno. Según denunció el gremio, “cerca de la medianoche, un integrante de la patota y delegado de la UTA (Unión Tranviarios Automotor), ingresó al taller Rancagua y comenzó a increpar a operarios que se negaban a manipular materiales con asbesto. Esta persona golpeó y empujo a varios compañeros del taller, provocando que uno de ellos caiga en la zona del tercer riel electrificado, al borde de ocasionar una tragedia. [...] La decisión de no iniciar el servicio en las próximas horas fue tomada para proteger la integridad física de los trabajadores y trabajadoras de la línea, dada la ausencia de condiciones mínimas de seguridad para prestar el servicio”.
“Estas agresiones tienen que ver con eso, la empresa armó una especia de grupo de choque junto con representantes de la UTA, acompañados por supervisores de la empresa metrovías que intentaron obligar a los trabajadores a realizar tareas con este material”, dijo el Metrodelegado Claudio Dellecarbonara en diálogo con TN.
El conflicto por el asbesto data de principios de 2018, cuando el gremio de subtes denunció el material cancerígeno. Los Metrodelegados aseguran que realizaron análisis a 100 de los 550 trabajadores de la línea B y descubrieron que cinco empleados tienen “placas pleurales”. La empresa reconoció el problema y de hecho demandó al Metro de Madrid y exigió un resarcimiento de 15 millones de euros por lo que considera “de una actuación incalificable, ilícita, irresponsable y de mala fe” por parte del Metro de Madrid. Sin embargo, los subtes con asbesto siguen circulando y los trabajadores del subte siguen teniendo que manipular ese material. El asbesto está prohibido en más de 50 países, incluida la Argentina.